Jesús Fuentes

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Jesús Fuentes


El Greco vuelve

28/02/2025

Una obra del Greco, 'La Asunción de la Virgen' vuelve este mes de febrero al Museo del Prado un siglo después de que saliera de España. El Greco siempre que vuelve a España lo hace con éxito. La obra, pensada y diseñada para el retablo central de la iglesia del convento de Santo Domingo, el Antiguo, volverá  procedente del Art Institute de Chicago. Antes había estado en manos del Infante Sebastián Gabriel de Borbón y la Infanta María Cristina de Borbón, que la habrían adquirido al convento en alguno de los sucesivos apuros económicos que estos centros empezaron a sufrir a partir del siglo XIX. A la muerte de ambos, los herederos  quisieron hacer caja y nadie más dispuestos a ser generosos que los marchantes  franceses y los coleccionistas norteamericanos con dólares abundantes. De hecho existió dentro y fuera de España el negocio boyante de la compra de arte y antigüedades que iglesias y conventos ponían, no siempre de forma legal, en el mercado. Así  España fue drenando un enorme patrimonio artístico poco valorado por aquí y muy deseado por franceses, ingleses y norteamericanos.
En el año 1904 la obra del Greco era vendida en París y en el año 1906 era entregada al Art Institute de Chicago. Consiguieron una obra que el Greco realizó en el mismo año, 1577, que llegó a España. Tan impactante como la otra del mismo año, el Expolio.  Este hecho, de entre otros muchos que pudieran citarse sobre  la venta del patrimonio, debiera servirnos para  alertarnos ante la crisis que los conventos de Toledo padecen en la actualidad. Cierran estas instituciones, nadie sabe qué pasa con un patrimonio  desconocido, y en ese ambiente inconcreto, impreciso y confuso se crean las condiciones óptimas para que obras, acumuladas durante siglos, encuentren admirables coleccionistas y ávidos marchantes. Y es que aún queda mucho por vender y muchas son las necesidades de las órdenes religiosas que abandonan sus sedes históricas. Y es urgente que, para evitar posibles fugas que años más tarde lamentemos, deberían los responsables de la cultura y del patrimonio arbitrar  medidas protectoras, disponer los recursos precisos, controlar  y asegurar ese patrimonio desconocido  no sea que dentro de un siglo una institución internacional preste al Museo del Prado una obra insigne de su patrimonio expoliado para la contemplación alborozada de los españoles.