"Los hombres también cuidan su imagen, pero aún son minoría"

Belén Monge Ranz
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Es, seguramente, la profesional de estética más veterana que hay en activo en Guadalajara, un oficio con el que disfruta y que vive con verdadera pasión

Carmen Moratilla Ramos, una 'institución' en los tratamientos de estética en Guadalajara - Foto: Javier Pozo

Sus inicios como profesional de la estética fueron con una edad muy temprana. Apenas tenía 14 años cuando Carmen Moratilla Ramos tuvo claro que quería ser esteticista. Estaba estudiando lo que antaño se llamaba Cuarto y Reválida y al contar en casa lo que pretendía, todo fueron objeciones. Sin embargo, al ver su gran interés y lo motivada que estaba, decidieron apoyarla y se marchó a Madrid a estudiar lo que hoy, pasados más de 50 años, sigue siendo su profesión, un trabajo que le resulta apasionante y que le llena por completo.  Tiene 68 años y sigue al pie del cañón.   

¿Creo que en la actualidad es la profesional esteticista más veterana de Guadalajara en activo?

Soy la esteticista en activo más antigua de Guadalajara, seguro. Llevo  trabajando desde 1972 y tengo 68 años. Me encanta mi profesión. Siempre digo que en mi oficio, tengo la suerte de atender a amigas que encima me pagan. Es mucho tiempo con las mismas clientas, con algunas llevo hasta 25 años. Las veo todas las semanas y ya son mis amigas.  

Descubrió su profesión cuando apenas se hablaba de ella.

Mi madre usaba algunas cremas y cuando se le terminaban, me enviaba a Paquita a comprar. En Guadalajara había muy pocas profesionales de estética por entonces. Recuerdo a Paquita Abajo y también a Marí Carmen de Lucas.

Empecé a ejercer mi profesión a domicilio. Muchas veces daba los masajes a las clientas sobre una mesa porque sobre la cama te dejabas los riñones.    

 ¿Unos inicios difíciles?

Como comentaba, mis comienzos en Madrid primero y en Guadalajara después, fueron a domicilio.  Mi madre me compró un gran bolso donde llevaba mis productos e iba a las casas de las clientas. Por  entonces todas eran mujeres. Algunas eran muy famosas. La actriz Luisa Sala fue una de ellas, y también la presentadora de Televisión Española Isabel Bauzá. Pasado un tiempo, de vuelta a mi ciudad, monté aquí mi propio negocio de Peluquería y Estética, en la calle Juan Diges Antón 21. Se llamaba Menka. Me tuvo que autorizar mi padre porque tenía 17 años. Pero llegó el momento en el que decidí cerrar para marcharme a trabajar a una clínica y así sigo hoy en día.  

Cuando tenía mi negocio llegué a traer a un japonés para que realizará masajes a mis clientas, pero me encontré que las señoras  de Guadalajara, solteras y casadas, no querían quitarse el viso o combinación con un hombre. Al tercer día se cansó y me dijo que no podía continuar así (risas).  

Lo cierto es que antes apenas había equipamiento. Los masajes se realizaban a mano. Las coass han cambiado muchísimo, un abísmo. Hoy se trabaja con equipaciones fantásticas y productos de gran calidad.  

¿Qué tratamientos pedían entonces las clientas?

Además de masajes, solicitaban depilaciones a la cera, manicura, pedicura, limpiezas de cutis...Eran otros tiempos. Sin embargo, a mí siempre me gustó innovar. En primavera y Navidad reservaba la antigua discoteca Zoyca y realizaba desfiles de peinados y maquillajes con mis clientas. 

¿La formación será vital también en su profesión?

Hay que actualizarse constantemente si una no quiere perder el hilo en cuanto a las últimas novedades tanto en técnicas como en productos. Cuando comencé apenas había cremas.  En mi caso, tenía que hacerlas. Adquiría los ingredientes y las elaboraba con las formulaciones que tenía. 

Hoy en día se cuida mucho más la imagen personal. ¿También se han incorporado a este mercado de consumo los hombres?

Hace algunos años, se daba más importancia al pelo que a la piel. Hoy en día, la sociedad en general, incluidas las mujeres de Guadalajara, cuidan más de su imagen porque les gusta gustarse, quererse, verse bien al mirarse al espejo. Esta de moda cuidarse y nos importa mucho más la imagen que antes, entre otras cosas, porque encontrarnos bien nos hace sentirnos más seguras y esto pasa también con los hombres. 

No cabe duda de que, sobre todo con los tras tamientos faciales, el resultado suele ser inmediato y eso da una gran satisfacción. Con los corporales, el resultado es algo más lento, a más largo plazo. 

Antes, las mujeres más activas se hacían una limpieza de cutis o dos año. Solía ser por Navidad y en vacaciones. Ahora es raro conocer a alguna que no se haga o haya hecho nunca un tratamiento de higiene facial.  

En todo caso, parece claro que también a los hombres les gusta más gustar y cuidarse.

Empiezan a interesarse, pero aún son una minoría. Todavía hay cierto reparto por parte del varón a demostrar que le gusta ciudarse, algo que no entiendo. En la clínica donde yo trabajo vienen sobre todo para tratamientos capitales, que no es lo mismo que implantes, y tengo que asegurar que los resultados están siendo espectaculares. Les falta perder ese reparo, esa vergüenza que aún tienen la mayoría a reconocer que quieren cuidarse.    

¿Cuál es perfil más frecuente de clientela?

Hay muchas mujeres de mediana edad, pero también vienen cada vez más jóvencitas que empiezan a cuidarse muy pronto. Hay demanda para todo.  

Actualmente trabaja en un centro de medicina estética. Supongo que esto significa que la propia profesión ha dado un giro de 180 grados.

El mundo de la estética hoy no tiene nada que ver con lo que era cuando yo empecé. Mi limitación está donde empieza la medicina estética. Si alguien viene a la clínica a ponerse bótox, eso lo hace el médico. Sin embargo, hay quien lo que quiere es rejuvenecer sus propios tejidos y ahí en donde actúo yo. 

Los tratamientos que más me solicitan tienen que ver con el rejuvenecimiento facial y también con a remodelación corporal. Con los equipos actuales y los principios activos que hoy se aplican, los resultados son muy efectivos.   

¿Hacia dónde camina el mundo de la imagen física?

Camina hacia soluciones rápidas e inmediatas. No obstante, en mi caso, tengo muchas clientas desde hace más de treinta años que vienen al centro solo por el placer de recibir un buen masaje y activar la circulación.   

¿Qué cualidades ha detener una buena profesional de ese sector?

Hay que ser observadora y ver el origen del problema para poder erradicar la causa. Trabajamos con tejidos vivos y en esta profesión no siempre dos y dos son cuatro.  Antes de iniciar un tratamiento hay que hablarlo con la clienta o cliente. 

¿Hay mucha competencia desleal e intrusismo?

Muchísimo. En este campo no hay que mirar lo barato. Nadie da nada a cambio de nada. Si te realizan un tratamiento por menos de la mitad del coste real, cuidado, detrás podría estar una mala praxis, un mal producto o un mal equipo.  

¿Ha tenido experiencias complejas o desagradables a lo largo de su amplia trayectoria?

Soy humana y he podido hacer las cosas mejor o peor, pero no regalo el oído a nadie. Siempre cuento todo precisamente para evitar tener cualquier problema.