Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Un año de 'la espantá' que no fue

21/04/2025

Era miércoles, 24 de abril, cuando a las 7 de la tarde, a través de las redes sociales, Pedro Sánchez anunciaba que se tomaba cinco días de reflexión sobre su futuro. A su mujer, Begoña Gómez, le acababan de abrir un procedimiento judicial por la trastienda de su cátedra en la Complutense, y las informaciones periodísticas auguraban peores perspectivas para la esposa del presidente. Sánchez anuló su agenda y hasta el lunes siguiente se encerró en Moncloa sin atender apenas a llamadas telefónicas. El lunes, se dijo, anunciaría su decisión.

Esta semana se cumple un año de aquellos cinco días que paralizaron el mundo político español. Cinco días de cábalas e intercambio de informaciones que se basaban en rumores y no en datos contrastados; un sector de España se llenó de esperanza ante la posibilidad de que acabara el "reinado" Sánchez que había traído tanta tensión y tantos triunfos para los partidos y dirigentes de partidos abiertamente inconstitucionales y antiespañoles, decretos impensables en un gobierno democrático que perdió su identidad al coaligarse con comunistas y populistas dejando atrás los principios del PSOE para garantizarse los votos que permitían su supervivencia del gobierno.

Para consternación del sanchismo, se visualizó muy pronto que las lealtades al líder no eran tan sólidas como se suponía. Mientras los españoles hacían cábalas sobre cuál sería la decisión de Pedro Sánchez, se detectaron movimientos en el gobierno y en el partido que buscaban buena situación para cuando se abriera el proceso sucesorio. Que no llegó. Sánchez incluso pidió audiencia al Rey, lo que se interpretó, con lógica, que era para anunciarle su renuncia porque de continuar no tenía razón de ser aquella audiencia… pero al Rey le traslado su decisión de continuar. La perplejidad fue generalizada. En Moncloa y Ferraz se detectó miedo en varias de sus figuras relevantes: eran conscientes de que algunas maniobras ponían en riesgo su futuro.

El año transcurrido desde aquella "espantá" que no fue tal, ha sido un calvario para Pedro Sánchez, su familia y algunos de sus principales colaboradores. Mejor les habría ido a todos ellos si el presidente hubiera dimitido. Se desencadenaron nuevas informaciones periodísticas y las consiguientes investigaciones judiciales que han provocado la imputación de personas muy cercanas a Sánchez y que podrían incluso llevar a su propia imputación. Por no mencionar el descrédito del presidente dentro y fuera de España, aunque Sánchez se defiende con un victimismo que ya no convence a prácticamente nadie.

Su imagen se ha desmoronado, y si tiene posibilidades de futuro no será por méritos propios sino por los errores de un PP que no acaba de acertar como principal partido de la oposición.

Este jueves 24, a las siete de la tarde, se recordará aquella fecha que ha marcado un antes y después de la biografía política de Pedro Sánchez. Aquel amago de dimisión lo abordó sin la visión política con la que se ha apuntado éxitos en iniciativas más estudiadas.