Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


El Gasset de mi infancia

17/04/2025

He aprovechado estos días para ver cómo estaba el pantano de Gasset. Los de interior vemos el agua de una manera extraña, igual que si fuera un elemento inquietante. Pasear en torno a Fernán Caballero es recuperar mi infancia a pasos agigantados, la única patria, ya sabemos. Y contemplar el caudal hasta los máximos, los topes, el último escalón de la presa, algo sencillamente espectacular. Ando por la orilla sintiendo cómo sube el frescor del pantano entre los tobillos mientras el aire arrecia y mueve el agua en forma de olas… Un privilegio para los sentidos. De vez en cuando la vida nos trae estas cosas… Nos pone frente al espejo de lo que una vez fue, para que las heridas que llevas arrastradas en el alma se diluyan suavemente en forma de agua o lánguida playa. Porque lo que nos ha dado la primavera a los de la meseta ha sido eso… Un mar de fondo, áulico, que brilla en la tarde como si el sol muriera entre litorales y costas. Así parece mi pantano. El Gasset.
Es curioso que ahora que ha llovido nos demos cuenta de que faltan pantanos para contener el agua. Franco no hizo los suficientes y la democracia no ha dado con la tecla. Debe ser que nos parece antiguo, carpetovetónico, pero el agua se va a la mar, que es el morir, como dijo Manrique hace varios siglos. El pantano de Gasset abastece Ciudad Real capital y su entorno… Para quienes pasábamos los veranos en Fernán Caballero era nuestro lugar de retiro y ocio natural. Primero de niños, con las bicicletas que corrían en mitad de la carretera… Después, algo más mayores, con las luces de la tarde viendo las caídas y puestas de sol. Vinieron los primeros amores y buscábamos los refugios de una buena sombra o la noche distraída a la luz de la luna llena que todo iluminaba. Y llegó la madurez y fueron paseos los que ocuparon nuestra memoria y el tiempo, anclado en lo que fuimos para volverlo a pasar por el corazón las veces que haga falta.
La Mancha está preciosa, verde como nunca, abril atónito, añil en surcos y praderas. Hoy que es Jueves Santo, Día del Amor, el agua corre como un manantial de fuente viva en el centro de mi corazón. Son muchos los poetas y pocos quienes los recuerdan… El mar hondo y profundo de la Mancha son sus acuíferos y las Tablas que ya comenzarán a fluir. Montesinos y Ruidera guardan los secretos de un mar que no existe, sólo por debajo de la tierra, la tripa, el vientre. Ese mar oscuro de tus ojos a donde yo quiero bañarme siempre. El suelo está hinchado de agua y revienta por las costuras. El Gasset, en cambio, la abraza y hace suya para mecernos nuevamente en los paraísos de la infancia. Mi tierra es la más hermosa entre el horizonte y los besos.