Han tardado años y decenios, pero la venganza de las avutardas ha sido terrible en el aeropuerto de Ciudad Real. Los pollos gordos o gallinas que vuelan echaron su maldición desde el principio y la infraestructura no ha levantado el vuelo ni de casualidad. Recuerdo aquellos anuncios en las marquesinas que decían «despegan nuestros sueños». Al final, lo que han aterrizado son nuestras pesadillas y un centro Meloni, por el artículo treinta y tres y la sonrisa de Pedro Sánchez. Pretenden instalarnos lo que nadie quiere y no funcionará. Ni las ONGs más avezadas en el trato y cuidado al inmigrante ven claro una instalación de estas características. El aeropuerto sufrió los males de este siglo con varios años de antelación. El ecologismo de Ribera se adelantó en forma de avutarda o ella misma era la avutarda, todavía no lo sabemos. Ahora podremos aparcar nuestros coches eléctricos a las puertas de la miseria africana.
Ni los aviones despegan ni los trenes corren, porque se vuelcan. Esta socialdemocracia sobre la que cabalgamos retarda las llegadas y anticipa las vueltas. Vamos hacia el siglo XIX en forma de carruaje y Óscar Puente como Clark Gable en Lo que el viento se llevó, que tenía más orejas pero menos barba. Mientras el sur se quema y sólo restan las cenizas del Ave, el ministro únicamente escribe en twitter como Nerón tocaba el arpa cuando la vieja Roma ardía. Estos dirigentes nuestros del nuevo mañana no tienen precio. La clase woke nunca pensamos que llegara a tanto. Se han hecho ricos con el discurso del pobre y han aumentado la desigualdad con el relato de los iguales. Con la diferencia respecto al liberalismo, que lo han hecho por abajo. Es lo que tienen las malas copias.
Así las cosas, sin trenes ni aviones lo mejor es quedarse en un centro Meloni a ver la vida pasar. O, al menos, las avutardas volar. Dijeron que sería un aeropuerto de carga, pero jamás pensamos esto. Los dueños han hecho un comunicado que es tanto como decir «coge el dinero y corre». La ciudad no lo debe permitir si quiere pintar algo. Ahora que hay sitio y lo han ampliado, pueden abrir el Consejo de Radio Televisión Española como centro de acogida de inmigrantes. El Pardo o el Palacio Real. Cuelgamuros o Moncloa, que desde que se fue Barrabés, quedó un vacío muy grande. Lo que nadie quiere lo traen aquí. Es como para tomar nota, que diría Juncal. Hay una fórmula que ya empieza a funcionar y correr como la pólvora. Una regla de tres directa. Si Sánchez llega al 27, Page se acaba. Y viceversa. Bono ganó en el 95, pero Aznar ya estaba en el 96. Se entendió con él mucho mejor que los suyos. Emiliano conoce de sobra los retales del aeropuerto y el silencio de las avutardas. Por eso no debe callar.