Siete kilómetros de red de calor conectados

Beatriz Palancar Ruiz
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La actividad de la Red de calor comenzó en octubre de 2020 con ocho comunidades de vecinos, vivió su prueba de fuego con el temporal Filomena, y tienen como objetivo dejar de emitir 25.000 toneladas de CO2 a la atmósfera

Imágenes de las obras que se están acometiendo en este momento en el inicio de la calle La Carrera y la vía María Pacheco. - Foto: Javier Pozo

La central de la red de calor de Guadalajara está situada en el polígono de El Balconcillo. Desde allí, tiene que superar un desnivel de 50 metros de desnivel de cota hasta la ciudad y de 90 hasta la zona del Hospital.

La infraestructura necesita de dos tuberías, una de inyección y otra de retorno. Por ellas, circula agua caliente que, previamente, ha sido calentada con la energía de la combustión de biomasa. ¿De dónde llega esta materia prima? La madera procede del aprovechamiento del monte bajo de Alcolea del Pinar y Maranchón. 

«Lo más importante es que no esté demasiado lejos de la central para que no desvíe los costes de producción. Tratamos de ganarnos todas las licitaciones que hay en los montes de Guadalajara. Llegamos a acuerdos con ayuntamientos y compramos todo el desbroce que tienen en sus montes durante 20 o 25 años. Así, fijamos empleo local. Por ejemplo, en Alcolea hay una cuadrilla de cuatro personas y un capataz que tienen trabajo durante ocho meses al año», relata Eliseo Garcés que aclara que «no podemos echar ni huesos de aceituna ni cáscara de almendra, tenemos que utilizar leña muy seca para que la grasa no destroce los sistemas de filtros y combustión. Tenemos centros de acopio de material donde se hacen astillas de seis u ocho centímetros por dos de ancho. Una hectárea de monte produce cinco toneladas de desbroce». 

Imágenes de las obras que se están acometiendo en este momento en el inicio de la calle La Carrera y la vía María Pacheco.Imágenes de las obras que se están acometiendo en este momento en el inicio de la calle La Carrera y la vía María Pacheco. - Foto: Javier Pozo

Además del aprovechamiento de esta materia orgánica, con lo que se contribuye a la limpieza del monte y se previenen incendios, la planta donde se genera energía cuenta con un sistema de eliminación de partículas contaminantes a la atmósfera.

«El 40% de la inversión del coste de nuestra central está destinado a la eliminación de partículas nocivas a la atmósfera porque tenemos un control permanente en chimenea. Ahora mismo está en 50 partículas por millón y a partir de enero pasa a 25. Desde que llevamos dando servicio, desde octubre de 2020, no hemos emitido más de 10 partículas por millón», asegura el director comercial de la Red de calor de Guadalajara que estima que «con 3.000 viviendas, estamos quitando unas seis o siete mil toneladas de CO2 (dióxido de carbono), que será cuando tengamos todas las comunidades que tenemos contratadas. Y cuando lleguemos al objetivo de comercialización (9.000 viviendas y 40 edificios públicos) le estaremos quitando a la ciudad unas 25 mil toneladas. Uno de nuestros objetivos es que tratamos de mejorar la calidad de vida de la ciudad», valora Eliseo Garcés. 

Zonificación

Hasta el momento, la Red de calor se ha extendido por el barrio de Escritores, calles General Vives Camino, Alcalá de Henares y Alameda, avenida del Ejército, calles Constitución y Virgen del Amparo, avenida de Castilla, Paseo del doctor Fernández Iparraguirre, calle Sigüenza y está prevista la llegada inminente a la zona de Felipe Solano Antelo porque existe un compromiso de conexión rápido con varias comunidades de vecinos que han firmado contrato.

En el primer semestre del año, esperan continuar las obras por La Carrera hasta Bejanque para, de ahí, dirigirse primero a Ingeniero Mariño y zonas aledañas, y posteriormente al barrio de El Fuerte de San Francisco donde está prevista la implantación en unos dos años.

Desde Red de calor ya avanza que hay lugares del casco histórico por los que no se llevarán las conducciones por los túneles que existen en el subsuelo, que haría muy compleja la obra, y la tipología de vivienda que presenta calefacciones individuales y no centrales. 

El proyecto de la Red de calor de Guadalajara se implanta en la capital en el año 2017, procedente de Soria, aunque su actividad real se inicia en octubre de 2020 y vivió su prueba de fuego en enero de 2021 con el temporal Filomena, momento en el que ninguna vivienda, de las ocho comunidades conectadas, quedaron desabastecidos.

Y si hubiesen tenido problemas, hay alternativa: «Nosotros no quitamos el sistema que tienen las comunidades de gas o gasoleo, las dejamos en 'stand by', con sus revisiones, por si tenemos una avería para conectar automáticamente el combustible», mantiene Eliseo Garcés.