Cose tu sueño

Antonio Herraiz
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Hace un año, puso en marcha un taller de costura en el que crea productos artesanales hechos a mano. La Diputación Provincial de Guadalajara le ha reconocido con uno de los premios Mujer Emprendedora 2024

Cose tu sueño - Foto: Javier Pozo

Cuando entramos en el taller de Sandra Santamaría (Guadalajara, 1977) inmediatamente se vienen a la cabeza imágenes que hemos visto siempre en casa de nuestras madres y abuelas. Varias máquinas de coser, una bordadora, decenas de bobinas de hilo de todos los tamaños y colores y la cinta métrica de costurera colgada del cuello. Tijeras, botones, agujas, alfileres y varios dedales. Es un regreso al pasado del noble oficio de costurera que, en este caso, mira también al futuro con un moderno proyecto cargado de delicadeza y buen gusto. 

En tiempos en los que cada vez se trabaja menos con las manos, Sandra quiso dar un giro a su vida profesional. «Llevaba 25 años como administrativa. En la última empresa en la que estuve era la responsable de compras y de personal. Ni siquiera un buen sueldo me condicionó para dejarlo». Sabía lo que quería y estaba dispuesta a pelear por ello. «Desde niña me ha gustado coser y lo tenía como algo más que un simple entretenimiento. En los últimos años, se ha convertido en una pasión». Empezó a fabricar sus propias creaciones de forma artesanal para regalar a familiares y amigos, que con frecuencia le repetían: «¿Por qué no te dedicas a esto?».

Había que materializar un sueño y perfilar la tormenta de ideas que rondaba su cabeza. El mundo de la costura es tan amplio como inabarcable y para hacer viable cualquier proyecto dentro de este sector hay que concretar y acotar. «A la formación autodidacta, leyendo y viendo muchos vídeos en la red, sumé varios cursos. Perfeccioné las nociones que ya tenía sobre patronaje y confección, pero lo que yo quería era hacer mis propias creaciones». Y decidió centrarse en tres ámbitos de la costura en los que ya había evidenciado su destreza; tres posibles vías de negocio con críticas muy positivas de los que habían visto y probado sus productos. 

Se ha especializado en artesanía de cuerda, una disciplina poco desarrollada en nuestro territorio que permite elaborar bolsos, cestas, capazos, salvamanteles y maceteros con cuerda de yute o algodón. «En el caso del algodón, una fibra de origen vegetal, es un material fresco e hipoalergénico que además se puede lavar». Nos fijamos en un curioso reloj de grandes dimensiones colgado de la pared que ha sido elaborado con cuerda de yute. «Lo hice para colocarlo en mi taller y ha gustado tanto que ya he recibido varios encargos». También desarrolla una amplia línea de productos textiles, como canastillas, fundas de libros o pizarras portátiles. «Las telas que utilizo tienen certificado Oeko-tex, que garantizan estar libres de tóxicos, de sustancias nocivas y que se han producido respetando el medio ambiente en todas las fases del proceso de fabricación». Su tercera línea de negocio son los bordados para empresas y particulares. De hecho, cuando cruzamos la puerta de su taller la pillamos bordando bastidores con motivos navideños, con la imagen del Misterio de la Natividad. «Son creaciones exclusivas y todas van personalizadas». Es el elemento que distingue a la artesana frente a las grandes multinacionales, en cuyas cadenas de fabricación situadas, normalmente, en países extranjeros salen prendas todas iguales y sin ningún tipo de identidad propia. «Cualquiera de los productos que elaboro llevan muchas horas detrás. Jamás puedes llegar a repercutir el coste real, pero tampoco es mi intención competir en precio con un fabricante que ha importado de cualquiera de las superpotencias textiles como China o Bangladesh». 

No todas las buenas ideas se pueden trasladar a un proyecto viable. Es el gran desafío que ha tenido Sandra por delante y cualquier emprendedor que se atreva a dar el paso de constituirse en empresa. «La burocracia es siempre enrevesada y no es fácil tramitar por tu cuenta todo el papeleo necesario para dar el paso». Me cuenta que el camino lo inició de la mano del programa de la Diputación Impulsa Mujer, donde verificó con la ayuda de profesionales que su iniciativa era viable. «Puse sobre la mesa el proyecto y, gracias a su asesoramiento, me puse en marcha». Pero antes tenía que sortear un escalón más: los trámites definitivos. Y aquí también tuvo ayuda personalizada, como los productos que fabrica en su taller. «Estoy muy agradecida a las profesionales del servicio de autoempleo y emprendedores de la oficina de empleo que la Junta de Comunidades tiene en Guadalajara. Con su ayuda, todo fue mucho más fácil». 

A Sandra la encontramos exultante y con un optimismo que desborda. A punto de cumplir el primer año con el negocio en marcha ha recibido el carnet de artesano de Castilla-La Mancha, un elemento que permite acudir a las ferias más importantes del sector y acredita una cualificación profesional en el ámbito de la artesanía. Además, la Diputación Provincial de Guadalajara le ha galardonado con uno de los premios Mujer Emprendedora 2024 dentro del apartado de mejor actividad empresarial. «Son dos reconocimientos muy importantes que me animan aún más a seguir trabajando y a cumplir uno de los objetivos que me propuse cuando abrí Cose tu sueño: Porque si tú puedes soñarlo, yo puedo coserlo».