No hay duda de que Salmerón fue un pueblo próspero e importante. Grandes casonas, una magnífica Plaza Mayor, una iglesia parroquial de dimensiones monumentales... Son muchos los indicios que evidencian el rico pasado que esta villa disfrutó bajo la protección de los distintos señores feudales que, a lo largo de los siglos, ostentaron la propiedad de la Hoya del Infantado, la subcomarca alcarreña del entorno del Guadiela cuyos pueblos poseen un paisaje, una economía y una historia común.
Aunque llegó a tener 1.500 habitantes, en la actualidad, apenas 150 vecinos residen de continuo en esta agradable localidad guadalajareña enclavada en un alto sobre el margen izquierdo del río Valmediano, muy cerca del límite con la provincia de Cuenca.
Desde la plaza María Cristina, una agradable zona estancial ajardinada ideal para los momentos, se contempla la grandeza del emblema monumental por excelencia de Salmerón: la iglesia parroquial de Nuestra Señora la Asunción. Construido entre los siglos XIV y XV, este bello templo destaca en su exterior por sus tres portadas y, en especial, por la del muro occidental formada por un arco de medio punto con dos arquivoltas y los bustos de San Juan Bautista, San Pedro, San Bartolomé y San Pablo. Del interior, resaltan dos capillas, una gótica del XVI y otra barroca del XVII así como varias obras de orfebrería. El ábside de este impresionante edificio religioso asoma a otra de las maravillas que ofrece Salmerón. Es su espectacular Plaza Mayor, con trazado trapezoidal e imagen típicamente castellana realzada por grandes soportales. Es, sin duda, una de las plazas más bonitas y pintorescas de toda la provincia.
La visita a este interesante municipio alcarreño tiene otra parada imprescindible en la Casa de la Inquisición, una bella construcción de sillería ubicada en plena calle Mayor cuya planta principal albergó una gran sala destinada a la celebración de los juicios inquisitoriales. A lo largo de su historia, este edificio ha tenido numerosos usos, desde cárcel durante la Guerra hasta ayuntamiento, colegio o consulta médica. En la actualidad y tras un acertado proceso de rehabilitación, el inmueble acoge una sala de exposiciones en la planta inferior y un pequeño albergue para peregrinos con biblioteca incluida en la parte superior. Y es que, si algo marca el devenir de Salmerón es su emplazamiento en la conocida Ruta de la Lana, es decir, el Camino de Santiago que parte desde Valencia y Alicante, cruza las montañas levantinas, la comarca manchega, las Alcarrias conquense y guadalajareña y los páramos sorianos, hasta Burgos, para enlazar con el Camino Francés. Por ello, de vez en cuando, se dejan caer caminantes por la localidad.
Otra de las señas de identidad de Salmerón es su singular fiesta carnavalesca gracias a la presencia de las Mascaritas y el Tío Alhiguí, una antigua tradición que se perdió en 1936 y que gracias a las investigaciones y al empeño las asociaciones del pueblo, volvió a recuperarse hace más de una década. Así las cosas, cada sábado de Carnaval, hombres y mujeres ataviados con trajes adornados con campanillas y cencerros danzan por las calles del municipio acompañados de grandes y pequeños.