Doce años de Pontificado en imágenes

Agencias
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Convivió con un Papa emérito, clamó contra las guerras, viajó a lugares nunca antes visitados por sus predecesores y abrió debates incómodos en la Curia. Francisco se ganó el cariño y la admiración siendo el Santo Padre de todos

Doce años de Pontificado en imágenes - Foto: BIANCA DE MARCHI

Abrazo a la religión judía en el Muro de las Lamentaciones

Europa Press

El Papa rezó el 26 de mayo de 2014 ante el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén, donde depositó en una de sus pequeñas rendijas un sobre con el Padre Nuestro que escribió de su puño y letra en español. Previamente, el Santo Padre visitó la Explanada de las Mezquitas, uno de los principales lugares sagrados para los musulmanes.

Bergoglio se convierte en Francisco 

Reuters

El 13 de marzo de 2013, un sencillo jesuita argentino llamado Jorge Mario Bergoglio aceptó ser Sumo Pontífice, convirtiéndose en el Papa número 266 de la Iglesia, tras la renuncia de Benedicto XVI. Con sonrisa afable y gesto cordial se dirigió al público desde la Basílica de San Pedro la noche de su nombramiento.

La era de los dos Papas

Reuters

Escasas fueron las imágenes entre los dos Pontífices en el Vaticano, por expreso deseo de ambos, durante los 12 años que convivieron. Sin embargo, la sintonía entre ellos era absoluta y Ratzinger jamás intervino en el Gobierno de la Iglesia. En la imagen, el alemán es recibido por Francisco en junio de 2016. 

Cercanía con los jóvenes

Giorgi Onorati (EFE)

El Santo Padre siempre mantuvo un rostro de cercanía con los más jóvenes. Su mensaje de paz y fraternidad también estuvo dirigido hacia las nuevas generaciones, a las que intentó hacer llegar su dogma de ayudar a los más necesitados y no ponerse de perfil ante las injusticias. 

Llamamiento por  la paz

Vatican Media (EFE)

A lo largo de su período como líder de la Santa Sede, el Pontífice argentino clamó por la paz en conflictos como el de Gaza o Ucrania. Volodimir Zelenski, presidente del país europeo invadido por Rusia, llegó a reunirse con Francisco en varias ocasiones.

Preocupación por el drama migratorio

Ciro Fusco (EFE)

Francisco hizo su primer viaje como líder de la Iglesia Católica a la isla de Lampedusa, una de las zonas más afectadas por la crisis migratoria en los últimos años.

Lavado de pies a presos en Semana Santa 

Vatican Media

Fiel a su afán de acercarse a los más desfavorecidos, el Santo Padre convirtió en tradición cada Jueves Santo el lavado de pies a reclusos. En la imagen, el 18 de abril de 2019, lo hizo con 12 presos del Centro Correccional Velletri «para imitar el gesto de Jesús y ser más servidores», explicó en su homilía.

El último recibimiento de los fieles

S. Spaziani (E. Press)

El pasado Domingo de Resurrección, Bergoglio gastó sus últimas fuerzas para impartir la bendición Urbi et orbi desde el balcón principal de la basílica de San Pedro. Una gran congregación de fieles asistiría a la que acabaría siendo la última aparición pública del Papa Francisco antes de su fallecimiento. 

Siempre aclamado en la Plaza de San Pedro  

EFE

A los pocos meses de haber sido nombrado Papa, Francisco se acercó a los miles de fieles que le esperaban en la Plaza de San Pedro tras una audiencia general. La anécdota la protagonizó una paloma blanca que le había regalado un peregrino al Pontífice como símbolo del Espíritu Santo, pero el ave no quiso irse de su mano cuando Bergoglio la soltó. 

Con los reyes de España en el Vaticano 

EFE

En el primer viaje oficial tras su proclamación, los reyes de España, Felipe VI y Letizia, visitaron al Papa Francisco en el Vaticano, donde los recibió en una larga audiencia privada en junio de 2014. Tras la reunión con el Sumo Pontífice, los monarcas fueron recibidos por el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin. 

El camino pascual más íntimo 

S. Spaziani (E. Press)

Fue la Semana Santa más atípica. Pasión en medio del Covid-19. Aún así, el Pontífice presidió en 2020 los actos centrales, pero sin desplazarse ni al Coliseo para el Vía Crucis ni a la prisión para el lavatorio de pies. Todas las celebraciones tuvieron lugar en completo silencio y soledad desde la Basílica de San Pedro.