«El atletismo me ha hecho ver que el esfuerzo vale la pena»

Inmaculada López Martínez
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Tras anunciar su retirada de la alta competición, la atleta alcarreña vive en magnífico momento profesional como comunicadora científica y divulgadora en ámbitos relacionados con el deporte

La atleta, bióloga y comunicadora científica, Ana Lozano. - Foto: Javier Pozo

Han pasado tres meses desde que la atleta Ana Lozano (Guadalajara, 1991) anunciara su retirada de la alta competición. Deja tras de sí un magnífico palmarés de éxitos y reconocimientos públicos que la avalan como una de las mejores deportistas que ha dado la provincia (campeona de España de 5.000 metros, subcampeona de España de Cross, bronce en los Juegos del Mediterráneo en Tarragona, participación en Mundiales, Mejor Atleta y Medalla de Plata al Mérito Deportivo de Castilla-La Mancha 2017, etc.). En la nueva etapa vital y profesional que acaba de emprender, Ana está centrada de lleno en su trabajo como divulgadora científica (es bióloga de formación) y, además, siempre que puede ofrece charlas y ponencias relacionadas con sus vivencias en el mundo del deporte.

 ¿Fue muy difícil tomar la decisión de dejar la élite deportiva?
Quiero hacer un matiz. Llevaba ya dos años lejos de un estado de forma que me dejase competir en un alto nivel por problemas médicos, lo que realmente estaba intentando era regresar. Durante todo ese tiempo, me seguía sintiendo atleta de alto nivel y entrenaba para ello. Por eso, me gusta decir que lo que he hecho es dejar de intentarlo. Fue una decisión muy difícil porque querría seguir infinitamente en el atletismo. Lo he repetido hasta la saciedad: si fuésemos inmortales, lo seguiría intentando hasta el final porque me encanta ser atleta de alta competición. Pero vida sólo hay una, hay edades que no vuelven y llegó un momento en que el me pesaba demasiado no tener recompensa a todo el esfuerzo que estaba haciendo para regresar y veía que había muchas cosas que me quedaban por hacer en la vida.

¿Qué balance realiza de su trayectoria deportiva?
Es positivo porque, que en una vida normal y corriente tengas la oportunidad de dedicarte unos años a estar al más alto nivel deportivo, es algo muy especial. Cuando empecé y durante muchos años no pensaba que fuese algo que estuviera entre mis capacidades y, por tanto, el hecho de haber podido vivir de ello, de haber participado en competiciones importantes internacionales y de tener unos buenos resultados es algo que va a quedar siempre para mí. Obviamente, se me han quedado cosas en el tintero que podría haber hecho si hubiese tenido salud pero, al final, todo va de la mano y no me puedo despegar de mis condiciones genéticas o de las circunstancias que han hecho que no haya podido seguir rindiendo al nivel que quería.

La atleta, bióloga y comunicadora científica, Ana Lozano.La atleta, bióloga y comunicadora científica, Ana Lozano. - Foto: Javier Pozo

¿Se puede decir que las lesiones no se portaron bien con usted?
Pero eso no es algo externo. Las lesiones van asociadas a tus condiciones físicas, genéticas incluso a la parte más mental. Pero, obviamente, todo el mundo lo sabe que he tenido muchas más lesiones de las que han tenido otros atletas y, precisamente, eso es lo ha hecho que yo haya dicho «hasta aquí porque se me está poniendo muy complicado».

Afirma que deja de ser atleta de élite, pero nunca corredora…
Por supuesto, una cosa tiene que ver con la otra. Al final, mantener en mi vida el correr es mantener salud y mantener diversión. A mí me gusta correr y, aunque ahora lo haga de otra manera, no lo dejo.

Como persona, ¿qué le ha aportado dedicarse a la alta competición?
Supongo que lo que ha hecho es forjar mi carácter. He practicado atletismo durante toda mi etapa de formación y desarrollo y creo que si no lo hubiese hecho, en algunos aspectos, sería una persona diferente. El atletismo me ha dado seguridad, me ha hecho ver que el esfuerzo vale la pena para conseguir cosas importantes. Siempre he sido una persona trabajadora, pero cuando encima ves que el trabajo da resultados como fue mi caso durante un tiempo, eso te da más razones para ser una persona que trabaja, que se esfuerza, que tiene paciencia, que valora lo bueno incluso cuando pasan cosas malas… Gracias al atletismo también he podido socializar mucho, he ganado confianza y experiencias muy bonitas que también me han formado como persona.

¿Cuál fue el momento más especial de su carrera deportiva?
Son  muchos, pero destacaría el momento en el que me doy cuenta de que puedo llegar lejos. Llevaba 11 años haciendo atletismo antes de saltar al alto nivel y cuando, por fin, descubro que puedo estar en la élite, fue un momento muy importante. Acababa casi de empezar a entrenar con  Javier Cañadillas y llegó mi primera medalla nacional en un campeonato de España de pista cubierta. No había conseguido nunca una medalla nacional y hacerlo siendo ya absoluta, fue un bronce en 3.000 metros en Madrid, nos hizo darnos cuenta de que podía estar ahí y, a partir de ese momento, empezamos a soñar más grande.

En la actualidad, está centrada en su trabajo como comunicadora en el ámbito científico. ¿Cómo está viviendo este momento profesional?
Desde hace más de año y medio, hago comunicación para una empresa biotecnológica. Encontré un trabajo que se amoldaba a ser atleta y gracias a ello, a día de hoy, la transición de dejar de ser atleta ha sido más fácil. Quiero seguir desarrollándome por ese camino, seguir haciendo mis pinitos en la divulgación y en la comunicación de distintas maneras. He podido dar charlas enfocadas a la salud de las atletas en concentraciones de la Federación, ahora también estoy empezando a hacer algunas retransmisiones deportivas de carreras... Esa parte de la comunicación también me va a permitir mantener un vínculo con el atletismo, aunque ya no sea como deportista.

En esa faceta como comunicadora vinculada al deporte,  ¿qué mensaje acostumbra a transmitir?
Depende de la audiencia porque me dirijo a públicos de todo tipo. Cuando son charlas sobre la amenorrea hipotalámica, que es de lo que tratan las ponencias que suelo dar en el ámbito del atletismo, intento sensibilizar sobre cuestiones de salud en el deporte femenino que ya se conocen, pero que creo que desde la perspectiva de la experiencia personal pueden llegar de otra manera. No es igual que te lo cuente un médico, que es muy importante, que te lo cuente alguien que lo ha vivido, sobre todo, para las atletas que pueden estar pasando por lo mismo y que, quizá, pueden empatizar mejor con un igual. En otras charlas que tienen más que ver con la divulgación científica, me gusta mucho acercar ideas que pueden estar alejadas del público general, términos científicos o conceptos que, en el fondo, son muy interesantes. Es importante que todo el mundo tenga una ciertas nociones de ciencia porque es conocer el mundo que nos rodea y comprender cuestiones que nos afectan, desde el cambio climático hasta cuestiones de salud que nos repercuten como sociedad.

¿Todavía hay tabúes en el deporte femenino?
Quienes formamos parte del mundo del deporte es importante que hablemos de ello para normalizarlo. He empezado a no utilizar la palabra tabú pedagógicamente para que todo el mundo asuma que ya hemos pasado esa etapa, que se acabó la época en la que hablar de la regla daba vergüenza. Es algo absurdo porque es fisiología. Estamos en un momento en el que el deporte y, concretamente el atletismo, está mucho más tecnificado. La fisiología cobra un papel cada vez más importante y la menstruación es una función biológica más, son parámetros fisiológicos que se pueden medir y que afectan a una de las dos categorías, que somos la mitad del deporte. Considero que es muy importante que se hable de ello para normalizarlo, es importante, es salud, y hay que saber que ya existe esa información y que hay que aplicarla.

En sus intervenciones, también suele hacer referencia a la brecha de género que todavía existe en el deporte. ¿Cómo analiza la realidad actual del deporte femenino?
Cada deporte es un mundo y hay diferencias enormes. Ahora parece que la vara de medir es el fútbol y en el fútbol celebramos que, por fin, el deporte femenino se profesionalice y tenga grandes resultados. Pero en deportes como el atletismo, que todavía es muy precario y amateur, es muy difícil poder hacer comparaciones porque ni siquiera los atletas masculinos están profesionalizados. A simple vista, es uno de los deportes más igualitarios que existen porque hombres y mujeres competimos a la vez y en el mismo sitio aunque este separados por categorías. Ocurre lo mismo a nivel popular, en las carreras populares corremos  juntos los hombres y las mujeres y eso hace que se borren un poco esas brechas. Pero la realidad que hay de fondo es que sigue habiendo mucho trabajo por hacer. Para empezar, porque sigue habiendo muchas menos mujeres que hacen deporte, el abandono a partir de ciertas edades es mucho mayor en las chicas y eso se refleja también en la élite. Otra de las cosas que parecen asumidas es que a las chicas les gusta menos el deporte o que lo abandonan por razones biológicas. Y no es así. Está demostrado que todo es cultural, que es social y eso hay que cambiarlo. Donde también se ve una enorme brecha de género es en otros estamentos. Tendemos a hablar sólo de los deportistas, pero si nos fijamos en entrenadores, en presidentes de federaciones, en presidentes de clubes, etc., las mujeres están todavía muy poco presentes. Con lo cual, hace falta seguir impulsando ese acceso porque, como en todos los sectores, la presencia femenina es enriquecedora y es necesaria en el deporte. Y que no la haya es reflejo de que hay barreras, no de que las mujeres no quieran o no les interese, sino de que hay barreras que hay que romper.

¿Qué le dirías a una niña que quiere apuntarse a un deporte, tradicionalmente masculinizado, pero no se atreve a dar el paso?
Animo a que las niñas encuentren el deporte que les guste, sea el que sea, que lo elijan por la razón que quieran (porque allí tienen amigos, porque les pilla cerca de casa, porque lo han visto en la tele). Hay toda una vida para probar deportes y no siempre el primero tiene que ser el definitivo. Lo que está claro es que hay que practicar deporte, hay que moverse en la vida no con el objetivo de llegar a ser élite sino con un objetivo de disfrute, de relaciones sociales y de salud. Es simplemente probar.

 ¿Cómo comenzó a correr?
No tenía ninguna referencia en el atletismo. Había probado algún que otro deporte de pequeña (tenis, gimnasia rítmica, etc.) pero, sin más, tampoco destaqué mucho. Fue en primero de la ESO cuando mi madre me apuntó a atletismo porque le habían contado que había grupos de chicos y chicas, que estaba bien, que había buen ambiente, que era al aire libre y así es cómo lo descubrí, por casualidad, el atletismo me encontró a mí. Nunca fui una niña especialmente buena en los deportes ni que se soñase con ir a unos Juegos Olímpicos. Encontré el atletismo por casualidad y me quedé porque me gustó mucho.

 ¿Qué importancia tiene el cuidado de la salud mental en el deportista?
La salud mental es fundamental en todos los ámbitos de la vida porque, cuando no estamos bien, no nos salen bien las cosas ni en el trabajo, ni con la familia y, en el deporte, pasa lo mismo. La competición es tan exigente, te exprimes tanto, que la cabeza tiene que acompañar. No sabría darle porcentajes, pero probablemente sea un 50% físico y un 50% mental. Si hay cabeza, a la élite no llegas. Eso, seguro.

¿Algún proyecto próximo?
Hace un mes me comunicaron la concesión de una beca que solicité bastante importante del BBVA y del CSIC para hacer comunicación científica en distintos centros de investigación del CSIC por España a partir de septiembre. Es muy emocionante el año que se me viene.