La consejera de Desarrollo Sostenible, Mercedes Gómez, entró ayer en el detalle de los objetivos y líneas de actuación de la hoja de ruta del hidrógeno. Uno de los deberes que se pone es aumentar la potencia instalada de electrólisis (proceso para separar hidrógeno y oxígeno del agua), pues hoy Castilla-La Mancha cuenta con 20 megavatios y hace falta llegar a los 66. «Aspiramos a contar con 62 proyectos potenciales de desarrollo de aquí a 2030», apunta. De cara ya a 2050 se pone el reto de descarbonizar sectores industriales que son difíciles de electrificar como la siderúrgica, química, minería y el transporte pesado. También con ese horizonte busca «socializar la energía» y que llegue a los hogares.
Precisamente para estos procesos se necesita de primera mucha electricidad y si se busca descarbonizar, lo suyo es que provenga de renovables. Por eso la hoja de ruta del hidrógeno también tiene objetivos de producción fotovoltaica. Gómez señaló que en un plazo de cinco años se busca duplicar la potencia. Explicó que ahora hay 6,9 gigavatios de potencia y que la idea es llegar a 2030 con 17,5. Recordó que Castilla-La Mancha ya es la primera potencia fotovoltaica de España. Sumando el conjunto de energías renovables Castilla-La Mancha a veces es la segunda comunidad productora y a veces la tercera.
Emiliano García-Page recalcó que Castilla-La Mancha tiene voluntad para continuar con esta expansión de las energías limpias como la eólica o la fotovoltaica y todos los ingredientes necesarios. «Tenemos terreno, sol, sabemos escaparnos de la presión de las multiplataformista que van saliendo a modo de freno», comentó.