Los pueblos se blindan frente a los recolectores furtivos

David López
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Hernández: «Resulta vergonzoso ver cómo, todos los años, grupos de gente se organizan para acabar con una gran parte de la producción de níscalos en la provincia de Guadalajara»

Imagen de lo incautado hace unos días en Canales de Molina. - Foto: Guardia Civil

Cada vez son más los pueblos de la provincia de Guadalajara, sobre todo los de la Sierra Norte y el Alto Tajo, cuyos términos municipales son ricos en recursos micológicos, que se blindan ante los recolectores furtivos. Para ello po0nen en marcha unos permisos que, por lo general, permiten recoger máximo cinco kilos de setas por persona y día y solo para fines propios, nunca comerciales. 

«Resulta vergonzoso ver cómo todos los años, grupos de gente se organizan para acabar con una gran parte de la producción de níscalos en la provincia de Guadalajara», afirma el presidente de la Asociación Micológica Alcarreña 'La Senderuela', Miguel Ángel Hernández. «Estos grupos vienen equipados con furgonetas, cajas para guardar los níscalos, rastrillos que utilizan para destapar los níscalos (con el consecuente deterioro ecológico de la producción de los mismos) e incluso pasan las noches en medio de los bosques durante lo que dura la temporada, dejando toda la zona arrasada y llena de basura», denuncia.

Precisamente, hace solo una semana, agentes de la Guardia Civil de Seprona del puesto de Orea incautaron 250 kilogramos de níscalos recogidos ilegalmente en Canales de Molina. Fue una patrulla del Servicio de Seguridad Ciudadana de la localidad de Checa quien identificó a cuatro personas por recolección ilegal a quienes se les incautaron estas setas. 

«Desde la asociación hacemos un llamamiento a las autoridades para que pongan todos los medios que sean posibles, para que estás personas reciban castigos más eficientes», apunta Hernández.

Uno de los primeros municipios de la provincia que puso en marcha la regulación y unas tasas para la recogida de setas fue Orea. Lo hizo ante la necesidad de evitar a los recolectores furtivos que llegaban desde  Teruel, donde la recolección de setas estaba ya regulada. Por eso, la por aquel entonces alcaldesa, Marta Corella, decidió aprobar una ordenanza municipal para regular el aprovechamiento micológico. Una regulación que, posteriormente, fue llevada a cabo, con mucho atino, por otros municipios de la comarca del Alto Tajo y también del resto de la provincia, sobretodo de la Sierra Norte.

Para la recolección de setas se deberá estar en posesión de la autorización correspondiente. La autorización deberá portarse en toda la recolección junto a cualquier documento acreditativo que permita la identificación del sujeto y deberá ser exhibida cuando para ello se le requiera por el personal autorizado. Dichas autorizaciones quedarán sujetas al pago de la correspondiente tasa, conforme a la Ordenanza fiscal aplicable. Todas las autorizaciones a que se hace referencia en la presente Ordenanza tendrán carácter nominativo, personal e intransferible

Las sanciones

El personal de vigilancia realiza labores informativas de apoyo al recolector, además de controlar y vigilar el cumplimiento de la normativa reguladora del aprovechamiento micológico. Para garantizar la protección y conservación de sus recursos y sus hábitats y trabajando en colaboración con los Agentes Medioambientales, Seprona y Guardia Civil. El recolector responsable debe colaborar estrechamente con los agentes de la autoridad, facilitando su labor y ayudándoles en la identificación de recolectores que no realizan su actividad de forma responsable.

No obstante, en la provincia de Guadalajara se llevan a cabo trabajos de vigilancia en zonas especialmente susceptibles de estas prácticas ilegales, ya que está permitida la recogida de setas, regulado por cada municipio, con un máximo habitual de cinco kilos por persona y día siempre y cuando sean para el consumo propio y no para la comercialización. 

En Castilla-La Mancha, la recogida ilegal de setas puede acarrear multas significativas, ya que está regulada por la legislación medioambiental de la región. Las sanciones varían dependiendo de la gravedad de la infracción. Las setas recolectadas de manera fraudulenta podrán ser decomisadas, así como los medios utilizados.

Las infracciones leves pueden conllevar multas de hasta 300 euros. Suelen referirse a la recolección de setas sin los permisos necesarios o en cantidades que exceden los límites establecidos. En las infracciones graves las sanciones pueden ascender a 1.000 euros. Aquí hablamos de la recolección de especies protegidas o la recolección en áreas restringidas. Las infracciones muy graves son la recolección de setas en espacios naturales protegidos o la explotación comercial sin licencia, las multas pueden superar los 1.000 euros.