Los municipios ribereños están de enhorabuena. Frente a un verano de 2023 marcado por la sequía general en toda España, las últimas precipitaciones sitúan la comarca en un momento muy dulce teniendo en cuenta que su principal atractivo, los embalses de Entrepeñas y Buendía, se encuentran por encima del 45% de su capacidad.
El turismo de agua vuelve a ser un imán que tienen que aprovechar las localidades situadas en el entorno de los pantanos, donde en las últimas semanas ya se deja notar una mayor afluencia de turistas y curiosos, animados a visitar un entorno que vuelve a ofrecer su mejor cara tras más de una década sin ver los embalses tan llenos. Y esto se traduce en un incremento de las embarcaciones, de las reservas en restaurantes, casas rurales y hoteles y, por tanto, más movimiento económico en la comarca.
También los comercios, gasolineras incluidas, comienzan a hacer su agosto desde primavera.
El turismo de agua abre excelentes expectativas para el verano - Foto: Javier PozoNada tiene que ver la estampa actual de los pantanos de cabecera del Tajo con la que ofrecían el año pasado por estas fechas. Casi han doblado su capacidad, y es la primera vez tras doce años que las presas superan los 1000 hectómetros cúbicos, cantidad que en la última semana se sitúa en los 1.144 hectómetros y que se espera que se incremente hasta aproximadamente los 1300, según el presidente de los municipios ribereños y alcalde de Alcocer, Borja Castro.
Y si bien hasta finales del ciclo hidrológico y de acuerdo a la actual normativa se prevén desembalsar alrededor de 240 hectómetros cúbicos al Levante, al entrar más agua de la que sale, se respira cierto optimismo pero también incertidumbre. Muchos de los vecinos que viven en los municipios bañados por los embalses creen que es necesario que las nuevas reglas de explotación estabilicen la situación de los pantanos en una lámina de agua entre los 1000 y los 1200 hectómetros cúbicos ya que esto sería también una forma de estabilizar la economía de sus pueblos. Son cada vez más los que no quieren arriesgarse a ampliar sus negocios por miedo a los trasvases. No pueden supeditar las reservas en la práctica de deportes náuticos, de la pesca o en los restaurantes, hoteles y otros negocios a la salud de los embalses. Y el propio discurso de la asociación de los Municipios Ribereños sigue siendo el de reivindica su derecho a vivir de los pantanos. Su presidente exige que en las nuevas reglas de explotación que tiene que realizar el Gobierno de España se contemple una gestión del agua «generosa y no residual», en la que se de prioridad a la zona donde está el recurso. «Nuestros pueblos no se entienden sin el agua», subraya Castro.
Lo cierto es que, si se toma el pulso a las conversaciones de la gente de esta comarca y a las propias redes sociales, se aprecia una primavera optimista y un verano en el que se dispararán las reservas para visitar un entorno que parece estar volviendo a tomar la identidad de lo que fue en su día el Mar de Castilla.
Precisamente, hace unos días, técnicos operarios de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) estuvieron realizando una puesta a punto en las compuertas del sistema de conexión Entrepeñas-Buendía y revisando su funcionamiento, en previsión de que en unas semanas el nivel del embalse pudiera llegar hasta este punto. La última vez que se pusieron en marcha fue en el año 1998. Y mientras se toman estas medidas, en la zona, gracias a los 40 millones de euros recibidos por parte del Gobierno de España, se han podido poner en marcha algunos proyectos sostenibles relacionados con el turismo, pero, aunque gracias a los niveles de los embalses resurgen muchas ideas de negocio, la mayoría no se atreven por temor a lo que pasará en unos meses. Lo cierto es que en la actualidad se calcula una flota de más de 600 barcos preparándose o ya dispuestos a navegar. Una actividad de ocio que ofrece múltiples posibilidades de negocio, pero, ¿quién se pone a invertir hoy en un proyecto de desarrollo económico en la zona si dentro de doce meses la situación puede ser completamente a la inversa por falta de lluvias y por la continuidad de los trasvases? Eso es lo que se preguntan muchos de los emprendedores de la comarca.
A través de los fondos europeos de ayuda al emprendimiento en el medio rural también se han apoyado proyectos en la zona como la construcción de un hotel rural en Pareja, subvencionado a varias empresas industriales de cerrajería, construcción y servicios en Sacedón y a otras tantas de hostelería y restauración en Alcocer y de agroalimentaria en Illana.
Recamder
Según el presidente de la Red Castellano Manchega de Desarrollo Rural (Recamder), Jesús Ortega, en este momento predominan las iniciativas vinculadas con el turismo y quieren potenciar la captación de proyectos de náutica y servicios aprovechando la situación de los pantanos. Al igual, considera vital que la mujer emprenda para que el medio rural siga vivo.
Calcula que desde el año 2000 serán unos 60 los proyectos proyectos puestos en marcha en la zona, ayudas que desde que está en marcha la Ley frente a la Despoblación han podido llegar hasta el 65% de la inversión, en función de distintos parámetros.
También desde la Diputación ponen su granito de arena para potenciar la comarca. En colaboración con el Ayuntamiento de Alocén y el Club Deportivo Orillas de esta localidad, están acercando las actividades de la Escuela de Vela del municipio al alumnado de los últimos cursos de Primaria y Secundaria de la provincia. Según el diputado de Deportes, Marco Antonio Campos, con el apoyo económico de la Corporación que paga el transporte de los escolares. Acaba de finalizar el plazo para las peticiones de centros y «se han desbordado las expectativas», afirma satisfecho. Mientras, en Sacedón, uno de los municipios donde más se deja notar hoy el turismo de agua al estar completamente pegado al embalse de Entrepeñas, ya se constata la presencia de turistas y veraneantes que quieren disfrutar del paisaje y comer cerca de los embalses. Su alcalde, Francisco Pérez Torrecilla, asume que la situación actual es espectacular, pero ve fundamentalmente «un espejismo» que genera «incertidumbre y miedo» a la hora de pensar en el futuro. «Ahora están preciosos, pero es posible que mañana esto sea un desierto enorme», subraya con temor.
Pide más voluntad política para que las reglas del juego con respecto a los trasvases cambien ya que, si bien asegura que son muchos los que en su localidad tienen en mente algún tipo de actividad económica en torno al embalse, no se lanzan por la inseguridad que les generan las actuales normas de explotación. Tiene muy claro que hay que aprovechar estas crecidas de agua como «un regalo de la naturaleza», pero reivindica una reserva «en condiciones» y gestionar los embalses entre el 70 y el 90% de su capacidad en vez de hacerlo entre el 15 y el 30%. «Tenemos siete millones de ciudadanos esperando a que se les diga dónde tienen que ir cada fin de semana y para eso necesitamos el agua», abunda.
El retraso de la puesta en marcha de las obras de Morillejo son su calvario. Para Pérez Torrecilla el que aún no se hayan puesto en marcha es algo «inexplicable e incomprensible», declara, cuestionándose la «lentitud» con la que se está trabajando desde la Confederación Hidrográfica del Tajo. «Algo que tenía que ser el proyecto estrella y la envidia de muchas otras zonas y somos el hazmerreír de España», concluye muy crítico.