Las claves del laberinto democrática

Agencias
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Son muchas las voces que piden el reemplazo de Biden en la carrera presidencial tras su actuación en el debate contra Trump, un complejo proceso que el inquilino de la Casa Blanca trata de frenar a toda costa

Las claves del laberinto democrática

No parece que Joe Biden, de 81 años, esté dispuesto a soltar las riendas del poder. Y eso que las voces críticas, tanto fuera como dentro de sus filas, no han parado de sucederse tras la cuestionada actuación del presidente de Estados Unidos en el cara a cara de la semana pasada con su gran rival, Donald Trump, donde proyectó una imagen envejecida, con voz ronca y dificultades para concluir algunas de sus frases, aumentando las dudas sobre su capacidad para seguir gobernando.

La candidatura del actual inquilino de la Casa Blanca para las elecciones del próximo 5 noviembre se tambalea más que nunca, hasta el punto de que son varios los miembros del Partido Demócrata que piden su reemplazo, un complejo laberinto legal y político prácticamente infranqueable, a no ser que el propio mandatario decida hacerse a un lado voluntariamente, algo que, por el momento, no piensa hacer.

Ya lo dijo al día siguiente del polémico debate: «No me presentaría de nuevo si no creyera con todo mi corazón y mi alma que puedo hacer el trabajo. Hay demasiado en juego». Unas afirmaciones que sigue defendiendo a día de hoy mientras intenta calmar los nervios dentro de su propia formación.

¿Su plan para salir de la crisis? Aparentar normalidad y poner el foco en la amenaza de Trump, especialmente después de que el Tribunal Supremo decidiera concederle una inmunidad parcial por el asalto al Capitolio de 2021.

Además, el dirigente ha convocado varios actos públicos para recuperar la confianza de los suyos y de los electores, al tiempo que pidió disculpas por su comportamiento en el cara a cara, que achacó al cansancio tras sus últimos viajes internacionales.

Lo cierto es que Biden aún no ha sido nominado oficialmente candidato para las elecciones, pero las reglas de su partido hacen prácticamente inviable reemplazarle sin su consentimiento, teniendo en cuenta, además, que logró en las primarias más del 90 por ciento de apoyo.

Por eso, el escenario más viable -en caso de que no consiga transformar la imagen dada en los últimos días- es que el mandatario se retire voluntariamente antes de que voten por él los casi 4.000 delegados demócratas que logró entonces. Éstos suelen suelen jurar lealtad al aspirante por el que optaron en las primarias, aunque las normas de la formación no les obligan a ello. En teoría, pueden elegir a otros candidatos y, si Biden «libera» a sus delegados al retirarse, podría surgir una pugna interna para conseguir la nominación.

¿Hay precedentes?

La última vez que se habló de la posibilidad de sustituir a un candidato en plena convención fue en las elecciones de 2016, cuando un sector de los republicanos, disconforme con las ideas de Trump, se planteó sustituirlo, aunque finalmente el partido acabó uniéndose en torno a él.

Ahora bien, ¿qué ocurriría si el dirigente anunciara su renuncia tras ser proclamado como candidato oficial? En ese caso, se tendría que convocar una «reunión especial» del Comité Nacional Demócrata, compuesto por cerca de unos 500 miembros.

En teoría, la nueva opción solo necesitaría el voto mayoritario de los presentes. Sin embargo, no se trataría de una transición simple, no solo por la precipitada campaña de los posibles candidatos, sino también por los desafíos legales y prácticos que supondría un cambio de nombre a última hora en las papeletas -algunas ya impresas- de los 50 estados del país antes de la cita de noviembre.

Si Biden renunciara a la Presidencia, la vicepresidenta Kamala Harris se convertiría automáticamente en presidenta de Estados Unidos, pero no en la candidata demócrata, ya que los delegados del mandatario no se transferirían automáticamente a ella. Eso sí, contar con el apoyo de su actual jefe podría ayudarle a convertirse en la primera mujer en ganar las llaves de la Casa Blanca. 

No obstante, otros podrían disputarle a Harris la nominación, como los gobernadores de California, Gavin Newsom; Míchigan, Gretchen Whitmer; Illinois, J. B. Pritzker; Maryland, Wes Moore, o Pensilvania, Josh Shapiro.

Republicanos

Mientras el Partido Demócrata decide qué hacer, los republicanos y Donald Trump afrontan una campaña con menos escollos y aseguran estar listos para cualquier escenario.

Ahora, el magnate neoyorquino se sabe más favorito que nunca, no solo por mostrar en el debate una versión más comedida que de costumbre, sino por las últimas victorias judiciales que han permitido postergar los procesos en su  contra.