El centro de llamadas del terror

Agencias
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Tenían un chalet en Alicante como centro de operaciones y una red totalmente estructurada para estafar a miles de personas con los timos del sicario y del hijo en apuros

El centro de llamadas del terror

Un lucro de dos millones de euros y 73 detenidos. Es el balance que, recientemente, ha dejado una operación de la Policía Nacional contra una red criminal que, desde un chalet en la provincia de Alicante convertido en centro de llamadas, cometía sin descanso dos estafas telefónicas, las conocidas como la extorsión del sicario y el timo del hijo en apuros, con las que engañaron a al menos 2.000 personas y lograron un lucro de dos millones de euros.

La red desarticulada, «muy activa» y en la que los miembros tenían diferenciadas funciones, contactaba desde ese call center situado en Benisa con hombres que previamente habían visitado páginas web falsas de contactos sexuales, a los que extorsionaban y exigían dinero por haber hecho perder tiempo a las supuestas mujeres prostituidas.

La operación Prota, número uno en griego, se inició en marzo del año pasado tras la denuncia de un varón en Madrid que había sido presionado con este método y había pagado 6.000 euros.

A esta se sumaron solo en Madrid otras 13 y, con el avance de las pesquisas, se conoció que un total de 86 víctimas en España habían sucumbido a esta sextorsión, con la que la red se embolsó unos 255.000 euros, aunque los investigadores elevan a más de dos millones tras analizar el material incautado en una veintena de registros simultáneos en la Comunidad Valenciana y Cataluña.

Responsables de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), de Delincuencia Económica y Financiera (UDEF) y de la Unidad contra el Cibercrimen (UCC) dieron cuenta recientemente en una rueda de prensa de los detalles de la desarticulación completa de esta organización que actuaba de forma violenta para presionar a los perjudicados.

Javier Romero, inspector responsable de la sección de Secuestros y extorsiones, detalló que tal era la agresividad del chantaje por parte de los detenidos que en la mayoría de los casos la víctima, con miedo, pagaba la cantidad solicitada, ya que sabía que había entrado en esa web de contactos que la organización había creado con imágenes de mujeres extraídas de internet.

Tras acumular una gran cantidad de números, comenzaban las amenazas con intimidaciones extremas a través del envío de imágenes muy violentas -amputaciones- y con audios amenazantes de supuestos sicarios de países del Este para exigir el pago tanto por transferencia como por sistemas de pago instantáneo entre particulares.

Los teléfonos de los presuntos autores eran siempre de modalidad prepago, obtenidos de manera fraudulenta en locutorios a los que les entregaban un incentivo de entre cinco y 10 euros por tarjeta SIM, llegando a detectar más de 500 números distintos.

Mulas y extractores

En la organización criminal existían distintos actores con funciones diferenciadas. Por un lado, estaban las mulas, que conscientemente, y a cambio de unos 50 euros, abrían cuentas bancarias online para recibir los ingresos de las víctimas. En otras ocasiones, mediante anuncios de falsas ofertas de trabajo, obtenían los datos personales y el número de teléfono de terceras personas que utilizaban para la activación de más cuentas.

También existían los captadores, que se encargaban de buscar a las propias mulas las cuales, en muchas ocasiones, eran drogodependientes a los que aseaban y vestían con ropa de marca para que acudieran a las sucursales.

Los extractores, otro papel importante dentro de la organización, eran los que acudían rápidamente a las entidades para retirar el dinero una vez que los afectados hacían los pagos y los entregaban a los miembros de la cúpula de la organización.

Finalmente, las voces eran los que detrás de los teléfonos hablaban con las víctimas y las manipulaban, simulando ser supuestos sicarios para conseguir los pagos.

De las 73 detenciones practicadas el pasado febrero -64 en Valencia, siete en Benisa y dos en Tarrasa, han ingresado en prisión siete personas, entre ellos los cabecillas, uno de ellos Ismael Bousnina Obando, alias Salva, un viejo conocido de la Policía arrestado hace años por extorsiones similares y que había adiestrado a esta organización de la que también formaba parte.

El otro líder destacado tenía a su madre y abuela dentro de la organización para blanquear las ganancias a través de empresas ficticias agrícolas y de peluquerías ubicadas en Valencia, si bien el principal método para lavar los pagos de las víctimas era la inversión en criptomonedas.

Engaño

Además de la extorsión del sicario, desde el call center se cometía la estafa del hijo en apuros de forma masiva.

Con este método se hacían pasar por los vástagos de las víctimas, a través de mensajería, simulando que escribían desde el teléfono de un amigo para solicitar dinero al haber sufrido una emergencia ante la que estaban incomunicados.

En los 22 registros realizados de forma simultánea en Valencia, Alicante -Benisa- y Barcelona -Tarrasa- se intervinieron alrededor de 250.000 euros, armas de fuego, machetes y se consiguió el bloqueo de 129 cuentas bancarias, tres viviendas y más de 20 vehículos.