Esas campañas tan redondas...

Diego Izco
-

El que llega con una sonrisa a final suele mantenerla: los goles de Raúl García y Muniain en San Mamés, los de Güler para el Madrid... El 1-4 del Metropolitano: el cierre más acorde al irregular curso del Atlético

Esas campañas tan redondas... - Foto: Pablo Morano

Existen temporadas que terminan con tantas 'buenas vibraciones' que no paran de mejorar hasta el último partido. Un ejemplo nítido: en San Mamés, en el año en que volvió a mojarse la gabarra por la ría, ¿cuáles eran las posibilidades de que Raúl García e Íker Muniain (que se despedían de su afición) marcasen? Lo hicieron ambos. Un 2-0. Ni planificado por el guionista más 'happy' de una película americana. Con esa sensación de felicidad trabaja el Real Madrid en una Liga ganada con tanta suficiencia: de repente, Ancelotti miró hacia atrás y descubrió que tenía a Güler disponible y en forma. Y le dio un puñado de minutos para rodarlo. Y lleva seis goles en seis tiros a puerta. Y la afición merengue se mete en vena otro 'chute' de optimismo («Nos sale todo bien») a pesar de la locura final del 4-4 de La Cerámica. Hoy en día, la ilusión está tan desbordada que parece imposible, casi literalmente, que al Madrid se le escape la decimoquinta en Wembley.  

Mala despedida

No había 'mejor' forma de cerrar el año en casa del Atlético que encajando cuatro goles. Ante Osasuna, dirigido por Arrasate (que había perdido sus 11 partidos contra Simeone), en una tarde esperpéntica que sirvió para despedir a la afición de la manera más fidedigna a la 23/24: errores defensivos de bulto, Oblak minimizando los milagros y recibiendo mucho castigo al mínimo despiste. Probablemente no haya sido una temporada «desastrosa» como describían muchos, abatidos y otra vez incrédulos tras el 1-4 vivido el pasado domingo; y no, seguro que no ha sido una campaña «muy buena», como decía De Paul. Perder el tercer escalón del podio debe invitar a la reflexión, pero, sobre todo, ver por qué (aún a falta de un partido, en San Sebastián) es el cuadro rojiblanco más goleado en los 13 años de 'cholismo'. Detectarlo es la única manera de volver a ilusionar a una grada que había visto 16 victorias en 18 partidos de Liga en casa… y salió con el recuerdo de la mayor goleada del curso.