Jesús Ropero (Guadalajara, 1959) ha sido el fotógrafo municipal del Ayuntamiento de Guadalajara durante casi cuatro décadas. Sin duda, sus fotografías constituyen un testimonio único e impagable de la historia más reciente de la capital alcarreña. A punto de cumplir dos años de su merecida jubilación y con retraso por culpa de la pandemia, Ropero pone el broche de oro a su trayectoria profesional con la exposición que puede visitarse hasta el 21 de octubre en el Teatro Buero Vallejo. Fotoperiodismo Municipal ofrece una magnífica selección de 30 de los «instantes decisivos» que este artista inmortalizó con el objetivo de su cámara y, sobre todo, con su talento.
¿Cómo se inicia en la fotografía?
La fotografía me ha gustado desde siempre, era socio de la Agrupación Fotográfica, siempre he estado vinculado a ese mundo. A nivel profesional, empecé a trabajar cuando me contrataron en Guadalajara, diario de la mañana. Después de pasar por un par de redacciones, el periódico cerró y dos compañeras periodistas, Mari Cruz Crespo y Ana del Campo, empezaron a colaborar con el Ayuntamiento de Guadalajara y cuando necesitaban alguna foto, me llamaban. Así estuve trabajando una temporada hasta que el Ayuntamiento sacó la plaza de fotógrafo y la gané.
«El 'instante decisivo' es la base del fotoperiodismo» - Foto: Javier Pozo¿Qué balance realiza de estos casi 40 años como fotógrafo del Ayuntamiento de la capital?
El balance es muy positivo. Sobre todo, la primera época de trabajo fue muy cañera, muy potente porque también hacíamos grabaciones en vídeo de acontecimientos como las Ferias y las pasábamos en pantallas por diferentes puntos de la ciudad.
De todas las fotografías que ha realizado, ¿hay alguna que a la que tenga una estima especial?
«El 'instante decisivo' es la base del fotoperiodismo» - Foto: Javier PozoSí, está en la exposición. Es la foto de la primera corporación democrática que tuvo el Ayuntamiento de Guadalajara. Ya había cambiado algún concejal porque la hice al final de legislatura, pero es muy representativa. La tengo un cariño especial porque aparecen el alcalde y todos los concejales súper relajados y estamos hablando de políticos de Unión Nacional, Alianza Popular, PSOE y PC. Todos juntos, en el parque de San Roque, de manera distendida... Una imagen así, sin una pizca de tensión, creo que ahora sería imposible.
También cubrió multitud de acontecimientos noticiosos. ¿Hay alguno que recuerde especialmente?
Sí, claro. Cuando grabábamos las Ferias también en vídeo, hubo un año en que se estropearon dos de las cámaras y para cubrir todo el recorrido de los encierros tuvimos que hacer fotos. Hice unas fotos bestiales de uno de esos famosos tapones de corredores que se crearon en la entrada de la plaza de toros porque yo justo estaba encima de la puerta. Fue sobre al año 1984. La pena y la espinita que tengo clavada es que nos pidieron los negativos de esas fotos desde una productora de Madrid, pero los perdieron, nunca me los devolvieron. Conservo algunas de esas fotos, pero sólo en positivo.
¿Y personajes?
Sí, varios. Destacaría a Antonio Buero Vallejo y a José Luis Sampedro.
¿Puede compartir alguna anécdota que haya vivido en su trabajo?
Recuerdo, sobre todo al principio, la manera de hacer determinadas fotos que eran muy difíciles de conseguir con los poco medios que teníamos. Me acuerdo de hacer una foto junto con Manuel Única, otro compañero que colaboraba con nosotros, cuando ponían esas carpas grandes en las Ferias que estaban tan mal iluminadas. Para que saliera bien, pusimos la cámara en exposición y salimos corriendo disparando flashes para conseguir suficiente luz. Había que buscarse la vida.
¿Cuántas fotos de Jesús Ropero se quedan para el Archivo Municipal?
Habré dejado entre 170.000 y 180.000 fotos. Ha quedado pendiente escanear la década de los 90, sobre todo entre 1992 y 1999. Para poder catalogar y archivar adecuadamente todas las fotos que no son digitales, es necesario escanearlas. Me gustaría que eso quedara terminado y hay previsión de hacerlo, pero todo ha quedado ralentizado con el tema de la pandemia.
De todos los alcaldes y políticos que han pasado por el Ayuntamiento de Guadalajara, ¿hay alguno que fuera especialmente fotogénico?
Fotogénicos, pocos (risas). Quizá Alberto Rojo y Blanca Calvo. Irízar salía muy tenso en las fotos, a Román le pasaba lo mismo, Bris sí era algo más relajado y Alique incluso decía que no tenía contraste en la cara.
Acaba de inaugurar la exposición Fotoperiodismo Municipal. ¿Ha sido difícil la elección de las fotos?
Ha sido un selección muy difícil porque empecé buscando un tema, algo que diese cuerpo a toda le exposición y no fui capaz de encontrarlo ni de una forma temática, ni cronológica... Entonces, me puse a visionar miles de fotos y fui descartando y eligiendo. De esa forma llegué a unas fotos que, realmente, lo que dicen de Guadalajara es una forma de trabajar: el fotoperiodismo.
Dice que con esta exposición busca reivindicar el ‘instante decisivo’...
Es un hermoso concepto fotográfico que acuñó Henri Cartier-Bresson y trata de decir que la vida es una consecución de instantes, pero que siempre hay uno donde se juntan todos los componentes o variables que hacen que sea el decisivo, el que tú quieres contar. Es ese momento en el que confluyen una serie de características gráficas y a nivel de expresión. Para mí, el ‘Instante Decisivo’ es la base del fotoperiodismo.
Había participado en alguna muestra colectiva, pero ésta es su primera exposición individual. ¿Por qué?
Pues, francamente, porque es algo que nunca me ha llamado la atención. En general, cuando observo a la gente ver una exposición de cualquier disciplina, no me parece que le saquen mucho partido. Siempre vamos con prisas, dedicamos poco tiempo a las cosas y las exposiciones casi nunca se ven de manera reposada. Nunca me pareció un buen medio para mostrar mis fotos. Es una manía. Por eso, esta exposición no fue cosa mía. La idea partió del actual equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Guadalajara, pero tengo que reconocer que estoy contento con el resultado y que la experiencia ha sido muy bonita y gratificante.
¿Es usted de los que piensa que ‘una imagen vale más que mil palabras’?
No lo creo. Depende de la imagen, de lo conseguida que esté y depende de las palabras, de lo conseguidas que estén.
¿Cómo vivió la revolución experimentada por la fotografía a nivel técnico y tecnológico?
Me pilló de llenó, fui un poco como un conejillo de indias del paso de lo analógico a lo digital. Estuve como tres años disparando en los dos formatos, descubriendo cámaras que diesen el mejor resultado … Fue una locura, un reciclaje continuo y todavía lo sigue siendo. Y si hablamos de vídeo, todavía más. Sin duda, una de las grandes mejoras que para mí trajo la fotografía digital fue la posibilidad de catalogar y archivar las fotos de manera más rápida y sencilla.
¿Qué opina de Instagram?
Hay gente que sabe utilizarlo y que le saca rendimiento. Sin duda, Instagram ha revolucionado la fotografía. No estoy en contra de las redes sociales, todo lo contrario, pero creo que es algo muy personal y yo no soy de redes sociales.
¿Blanco y negro o color?
Los dos, pero siempre mirando y decidiendo desde el principio.
Instituciones como el Ayuntamiento de Guadalajara, ¿deberían contar con un fotógrafo profesional?
Deberían tener un gabinete de comunicación puramente institucional, al menos con un periodista y con un fotógrafo como estábamos mi compañera Ana del Campo y yo. Es fundamental. Al margen de los gabinetes de apoyo que tengan los diferentes equipos de Gobierno y que, para nada, son incompatibles.
Tras su jubilación, ¿pretende seguir vinculado al mundo de la fotografía con otros proyectos?
Lo primero que me planteé cuando me jubilé fue un parón, necesitaba resetear y, durante un tiempo, no me apeteció hacer fotos. Ahora, ya me he relajado y hay proyectos que tenía que quiero poner en marcha. El retrato me encanta y nunca me he atrevido con ello. Ahora que hay tantas posibilidades técnicas, me gustaría darle una vuelta de tuerca metiéndole sonido o movimiento. Estoy dándole vueltas al tema.