Agrestes y poco transitados paisajes en el mismo camino del destierro del Cid. Protegido entre las Sierras de Pela y del Bulejo, poco nombradas y desconocidas para la mayoría de los habitantes de la provincia. Allí se encuentra este pueblo, muy cerca del límite con Soria, a una altitud de casi 1.100 metros sobre el nivel del mar. En sus alrededores más cercanos se extienden campos llanos, con ciertas ondulaciones, dedicados al cultivo del cereal en su mayoría y que entre la falta de lluvias y el clima de asta comarca aún se encuentran en incipiente estado aunque el verde empieza a ganar terreno.

Suaves laderas en alguno de sus cerros,  la mayoría desprovistos de arboledas y bosques, aunque otros están densamente poblados de quejigos. Ahora, parte de la hoja permanece seca durante el invierno hasta que los vientos del norte las arranque definitivamente, a la espera de que el sol los caliente lo suficiente como para hacerles brotar. Pero esto no les resta belleza, y más sabiendo que son un buen refugio de fauna, corzos, jabalíes, zorros, tejones y otros pequeños carnívoros, además de las aves.

Monte bajo donde predominan los jarales cubriendo una buena parte de su término. También crecen otras muchas especies arbustivas como musgos, helechos y líquenes raros, propios de zonas montañosas. En ocasiones los veremos  cubriendo roquedales y cortados con diferentes formas y colores, sin apenas dejar al descubierto la roca. Entre la hojarasca, en las zonas más húmedas, afloran algunos de los más apreciados y buscados hongos y setas.

Miedes de AtienzaAl río Cañamares, que transcurre por este valle, aportan sus aguas múltiples arroyos como el de la Tima o del Canto, todos camino al Embalse de Pálmaces, que haciendo un paréntesis diremos que es un interesante lugar para observar algún ave poco común de las invernantes. Aunque este río cerca del pueblo aún tiene poco caudal, resulta un buen entorno para la nutria pues se ha visto una ligera recuperación. La presencia de chopos, olmos y otros árboles y arbustos atraen a muchas aves, formando rincones muy agradables para hacer un alto y descansar.

Son muchas las rutas posibles algunas hacia los pueblos cercanos y de poca dificultad aunque de varios kilómetros. También se pueden elegir senderos con mayor grado de inclinación para subir en busca de una panorámica más amplia de esta parte de la sierra. Sin duda merecera la pena cuando estemos arriba, al dominar tanto espacio en el que se pierde la vista.

En el apartado de las aves, sin duda, tienen protagonismo las rapaces, al ser las que más tiempo se dejaran ver. Suspendidas en alguna térmica dan tornos mientras se elevan, ofreciéndonos la oportunidad de observarlas,  incluso de fotografiar su silueta recortada en el aire. Ahora es un buen momento, pues en estas fechas suelen llegar desde el continente africano muchas estivales como el milano negro y el halcón abejero, que suelen viajar en grupo lo que llama más la atención. A veces son muy numerosos, con varias decenas de ellos, y otras  en solitario, como el águila culebrera, calzada, alimoche y alcotán.

Miedes de AtienzaPor los restos encontrados se ha comprobado que el origen de este pueblo es muy antiguo. Se remonta al Neolítico, cuando ya existía un asentamiento humano, como en la Edad del Bronce y después celtas y romanos. En él se conservan algunas casonas de piedra rojiza de sillar con escudos nobiliarios como la de los Beladíez. La iglesia, recientemente restaurada es del siglo XVIII aunque en sus comienzos fue románica. Está dedicada a la Natividad. En la plaza luce una fuente de piedra circular y cuenta con dos ermitas: la de Nuestra Señora del Puente y la de la Soledad.