Leía en cierta ocasión lo siguiente «Besar es un acto corporal único en nuestra especie –y está claro porque lo he observado multitud de veces; y seguía diciendo el artículo-, es un acto cargado de significado y simbolismo -y me traía a la mente, el beso al aire que el presidente Trump provocó con su esposa Melania el día del acto solemne de su toma de posesión-». Por eso, filosofar sobre el beso no me permite eso de que ha de servirme para reflexionar sobre el amor y no siempre es así. A veces, nos podemos preguntar eso de -¿qué amor?- cuando en ocasiones –cada vez más- simple y llanamente, puede llegar a ser un acto expresivo de 'postureo' o de 'jilipollez' y dejar de lado, ese amor que sería lo especialmente brillante.
Si atenemos a su ejecución, sincera y provocadora, podemos encontrarnos con ese beso visceral como preludio del acto carnal, lo que algunos llaman «la burocracia del acto sexual». Este me gusta y mucho, lo acepto y si pudiera, lo haría siempre as menudo; luego, está el beso metafórico, y aquí hay alguna rareza que no llego a detectar, porque corresponde con un beso que se desprende del alma y tiene carácter de iluminación (a lo mejor, ese fue el beso al aire, del presidente Trump). No sé, porque alma, alma, no sé si tendrá ese señor.
Me quedaría el llamado beso real o trascendental, cuando pierdes la noción de individualidad y experimentas una acción casi divina. A lo mejor este tipo es el que más se puede parecer a las Beguinas y su adecuación, o pudiera tener algo de coincidencia con el que Errejón dio en el ascensor a la modelo Elisa Mouliáa utilizando la lengua con efecto viperino y serpéntico al intentar llegar al gaznate –según afirma tal personaje-, algo que puede traer la muerte, ¿no?.
Decía Agostino Nifo en su obra 'De pulchro et de amore':que en el beso saboreamos una suerte de dulzura proveniente de labios, lengua y boca, llegándonos también a través del gusto, una imagen de lo bello (De pulchro XL; cfr. LXV). Bonita definición, sin duda.
Pero nada de nada; después de todo lo aquí expuesto, yo me quedo con el Beso al Aire, dado por Trump y Melania, maravilloso, transparente, inofensivo, inocuo, sensorial, limpio, saludable, incorrupto, inocente y anticovid, en todo su contenido, en toda su expresión, en todo su puesta en escena y sobre todo, en prueba del 'amor' que ambos cónyuges sienten desde su primer día de boda.