Carlos Rodrigo

Entre columnas

Carlos Rodrigo


6 libros 6

28/04/2025

El pasado viernes se encerró, porque el tiempo y la autoridad lo permitieron, en el castillo de San Servando, para presentar no uno, sino seis libros de distintas ganaderías, Santiago Sastre. Rodeado de amigos y gente apasionada e interesada en la escritura, lectura, magisterio, gastronomía y bonhomía del autor. 
Asistir a una presentación, charla, o simplemente a una conversación de Sastre es siempre algo didáctico y divertido que no me canso de recomendar a propios y extraños, incluidos no amantes de eso que muchos llaman rimbombantemente como La Cultura, convirtiéndola automáticamente en algo polvoriento y aburrido.
Casi siempre relacionamos un acto de este tipo con algo sesudo, plúmbeo y ombliguista en el que el protagonista, parapetado tras sus seis morlacos, nos ametralla inmisericordemente con bienintencionada sabiduría, esa que nosotros no tenemos y nos hace sentir mal por no haber cultivado al estar anestésicamente entregados a los playoffs de la NBA o series insustanciales de Neftlix.
Actos armados de datos que encapsulan trabajo e investigación de años en bombas racimo que nos estallan indiscriminadamente durante minutos que se hacen horas, que nos aturden, o directamente noquean en el mejor de los casos. Cuando no se ideologizan o entran en el campo del adoctrinamiento moral y sentimental que puede llegar a producir, como tanto medicamento fallido, desasosiego, irritabilidad y con fortuna apacible somnolencia.
Escoltado por dos escuderas de Benqueversos (hermosísimo proyecto que capitanea Sastre en el Polígono conformando un grupo activo y entregado a la Poesía en el que hay lista de espera) desgranó sus escritos. 
Una presentación amena, accesible y profunda que invitó a escuchar y aprender de un autor que admiramos y envidiamos insanamente por ser tan accesible y prolífico, los que nos cuesta tanto parir dignamente tres palabras seguidas. 
Destaco dos libros por mero gusto personal. 'Camatorio', primera novela breve del autor fuera de la novela negra de su castizo personaje Alpesto. Una reflexión sobre camas y colchones, lugares sonde pasamos gran parte de nuestra vida, y que me ha llevado a rememorar vida y obra de Onetti, Unamuno, Aleixandre, tres de los grandes camastrones de la Literatura. Un libro delicioso en el que me ha llamado especialmente el capítulo dedicado al colchón de la generosidad. 
Y como segundo libro, una preciosa y accesible reescritura, en verso de línea clara, sobre la Iliada y la Odisea, y que yo recomiendo a tanto lector que tiene lógicos reparos (en una sociedad que vive a golpe de tik tok y a la que un mail de cien caracteres se hace las obras completas de Goethe) para acercarse a Homero, y que tiene por título la inolvidable muletilla de 'El Hombre Tranquilo' de 'Homéricos'.
Una jornada que desembocó en 'El dólar' con Francisco Sánchez y una ración de espeluznaos y de oreja, no podía ser de otra manera, como corolario a una tarde taurina en la que el diestro no pisó la enfermería ni le cortaron el rabo, lo cual es una más que remarcable noticia para los tiempos que corren. Pasen y lean.