Lo más español del Caribe sufre la angustia de las torturas en las cárceles que creó Castro. El pueblo le apoyó con la revolución, financiada como siempre por el no-comunismo pensando en que viajaban a una vida mejor. Se equivocaron. Nadie nunca implantó el comunismo en este planeta, no sé si en alguna galaxia del espacio, donde quizá también haya vida como en la tierra, se pueda encontrar el contenido de esa palabra.
Se hizo la revolución rusa, pensando en que se quitaban un dictador de encima, pero no fue así. Ni el Zar fue tan dictador, viéndolo desde el prisma de la época, ni Lenin fue un liberador. Su segundo, Stalin generó antes de la segunda guerra mundial más muertos que nadie precisamente por la hambruna que generó su dictadura en Rusia. Casi 30 millones. Con el Zar esto no existió.
Después vino la segunda guerra mundial y volvió a generar pobreza en la Alemania oriental, que hoy es noticia porque han votado todos a lo que llaman extrema derecha. No hablemos del resto de los países ocupados por la Unión Soviética o los satélites, como Yugoeslavia o Rumanía. Los rumanos sufrieron de la dictadura que decía ser comunista, pero que simplemente era una serpiente del poder absoluto.
Pues Cuba, o Corea del Norte están en las mismas, y son los grandes olvidados de la prensa. En Cuba ya no queda ni jabón, la sanidad cubana no tiene ni gasas y mucho menos medicamentos para el pueblo, aunque los tenga para los actuales dictadores. Todos tienen un denominador común: las cárceles donde ingresan los que critican al poder absoluto. De comunismo no quedaron ni las vocales. Los gritos del silencio de los pasillos de las mazmorras ahogan a quien las sufren. Nada de repartir la riqueza, todo ha sido generar pobreza para un pueblo en cuyo nombre se mata y se tortura sin pensar en el pueblo. La caña de azúcar que tanta riqueza generó para los cubanos hoy sirve solo para pegar con la caña antes de que produzca el azúcar. Los cubanos no tienen hoy ni azúcar. Manda narices. La ruina económica no alcanza a los directores ni a los que conforman el régimen. No nos equivoquemos. No podemos llamar comunismo a un régimen que intenta pasar desapercibido sin aplicar ni una sola de sus teorías y que solo vive para que sus acólitos se aprovechen del pueblo mientras éste se muere de miseria. Y es que engañar al pueblo trae eso: ruina y miseria. Los nacionalsocialistas, llamados comúnmente nazis mataron y mataron hasta que la sangre tiñó de rojo el Rin. Los estalinistas inventaron unos campos de concentración no tan diferentes de los campos de concentración nazis, los gulag, un acrónimo de Dirección General de Campos y Colonias de Trabajo Correccional, un poco suave para lo que representaban. ¡Qué casualidad!, campos de concentración a los dos lados del telón. Solzhenitsyn lo denunció en sus libros y ni siquiera cuando le dieron el Premio Nobel influyó en lo más mínimo.
Hoy los cubanos y las cubanas se venden por un puñado de dólares para poder llevar algo a casa. Y para que no se nos olvide, y a modo de homenaje a los torturados cubanos, escribo con el corazón en la garganta este artículo. ¡Viva Cuba libre!, coca cola con ron cubano, que allí no hay.