Transcribo directamente de La Tribuna del martes, 1 de octubre de 2024: «Pedro Sánchez quiere enviar 700 millones de euros correspondientes a Castilla-la Mancha a los separatistas», dice Paco Núñez, líder del PP en Castilla-la Mancha, con el tono de un aparcero antiguo. La declaración, a simple vista, suena tosca, burda, rijosa. Pero el líder del PP regional continúa en su discurso: «el robo de 700 millones de euros que quieren llevar a Cataluña, con el aval del presidente de la región, Emiliano García Page». Se reafirma en el discurso, solo que ahora se produce una vuelta de tuerca más: aparece la palabra «robo». ¡España nos roba! proclamaban los independentistas catalanes para lanzar a sus partidarios hacia un callejón sin salida. Lo mismo repite Núñez, pero sin callejón y sin salida. Repetir un disparate no te hace líder de un partido, aunque esto lo tengo que revisar. Uno más uno no siempre suman dos.
Se han invertido los discursos: a Castilla-la Mancha le roban los catalanes, dicen los de aquí para seducir a los votantes. Algo que no es muy complicado en lugares pobres donde, desde hace años, se ha cultivado un anticatalanismo subterráneo que aflora como un geiser incontrolado al más mínimo arreón. Ya la había dicho alguna vez más, aunque como nadie le contestó en su momento, le debió parecer una idea genial. Lo malo que tienen los discursos hiperbólicos nacionales es que, cuando se trasladan a los territorios, y los cargos partidarios los repiten como si fuera una verdad revelada, lo que era una exageración demagógica se convierte en esperpento. Valle-Inclán, en su obra Luces de Bohemia, cuenta que el esperpentismo lo inventó Goya, cuando los héroes clásicos se paseaban por el Callejón del Gato. El Callejón del Gato, en Madrid, en la época de Valle- Inclán, tenía espejos cóncavos y convexos que deformaban la realidad. Es lo que sucede con la oposición del PP que deforma las cosas hasta hacerlas irreconocibles, como si sus responsables pasaran todos los días por el Callejón del Gato. ¿Tendrá la sede de Génova en su vestíbulo espejos cóncavos y convexos? Lo que faltaba para el absurdo es que el discurso de los independentistas catalanes fuera copiado por los nacionalistas castellano-manchegos. Uno más uno no siempre suman dos.
Las desventuras del Sr. Núñez en la región son comprensibles. Carece de espacio para sus mensajes porque se los ha quitado García-Page. Este ocupa el espacio de la izquierda y atiende con guiños cómplices a la derecha. Las gentes de derechas se sienten más gratificadas con Page que con Núñez, con la ventaja añadida de que, desde Castilla-la Mancha, se combate a Sánchez, la bestia negra de las derechas, con mayor eficacia que si lo hiciera el Sr. Núñez. Y también lo tiene complicado el Sr. Núñez porque no es ni la Sra. Ayuso ni está en Madrid, cuyas ocurrencias se reproducen en todos los medios de comunicación nacionales. Así que Núñez o se queda sin discurso o recurre a la repetición improcedente del vocabulario independentista catalán. La racionalidad política desparece y asistimos a las desventuras de un líder que ni es apreciado por los miembros influyentes de la región y tal vez no lo sea por sus propios correligionarios. De ahí sus declaraciones para hacerse notar. Y, más a más, para aumentar las desventuras ni siquiera puede combatir, aunque sea de boquilla, el Trasvase Tajo-Segura, que habitualmente se ha utilizado como pretexto para aparentar oposición contra el gobierno de la nación, aunque sea de tu propio partido. Uno más uno, en más ocasiones de lo que creemos, no siempre suman dos.