A lo largo del pasado 2023, se suicidaron en España un total de 4.116 personas (1.072 mujeres y 3.044 hombres), según los datos del Instituto Nacional de Estadística. En Castilla-La Mancha fueron 160 (22 mujeres y 138 hombres) lo que le convierte en la segunda causa de muerte por factores externos, por encima de los accidentes de tráfico. En ambos casos, al menos inicialmente, estos datos suponen un ligerísimo descenso respecto al año anterior, cuando se quitaron la vida 3.126 hombres y 1.101 mujeres, mientras que en la región fueron 24 personas fallecidas más.
Sin embargo, siguen siendo «cifras inadmisibles en un país como España», apunta el psicólogo toledano Francisco José Celada, doctor en Cuidados en Salud y especializado en la prevención del suicidio. Sigue habiendo once suicidios al día, casi uno cada dos horas. De ahí que los profesionales quieran más medios y, sobre todo, que por fin se ponga en marcha el Plan Nacional de Prevención del Suicidio.
Esta ligera reducción en el número puede, además, no ser tal, dado que la realidad puede superar las cifras oficiales en un veinte por ciento más, bien porque no se codifica bien la causa de la muerte, o los suicidios se tapan con accidentes, como las caídas, que este año han crecido más que nunca, y los ahogados. Pero las cifras no quedan ahí. A los 4.116 suicidios hay que sumar entre 41.000 y 82.000 intentos, 550.660 personas afectadas por estas circunstancias y hasta 102.900 profundamente impactadas (familiares o amigos de personas que se quitan la vida).
Ante esta circunstancia, Celada, como otros psicólogos, piden que no se baje la guardia, y que el Gobierno saque y dote de una vez el Plan Nacional de Prevención del Suicidio. Cierto es que se está haciendo, pero «está costando». Su petición para acabar con tan catastróficas cifras está clara, hay que hacer el Plan «y dotarlo de dinero y obligar a que las comunidades autónomas también inviertan dinero».
«No hay que bajar la guardia», insiste el especialista, «porque las mujeres ya llevan tres años por encima de mil muertes en España, cuando antes no llegaban nunca», explica. Y llegan incluso al 60 por cien mil a partir de los cincuenta años. Hay que cambiar esta tendencia.
Trabajo en la región. Hay que tener en cuenta que en Castilla-La Mancha sí hay un Plan Regional contra el Suicidio, publicado en la web del Sescam, que está promoviendo la formación de profesionales sanitarios, pero también de profesores, para que puedan detectar problemas y salvar así vidas.
Mientras tanto, continúa también la labor de los profesionales de Emergencias, que cuando detectan una verbalización de la intención de muerte trasladan a la persona al hospital, para que vean si tiene una patología médica (algún problema neurológico) y después lo pasan a psiquiatría. Estos valoran el riesgo y hacen el tratamiento. El 112 y el 024 son los teléfonos de ayuda. También hay entidades como Psicología en Acción, como profesionales como el propio Celada, que intenta difundir la cultura de prevención y el problema existente, al tiempo que desmontar mitos.
Pero los profesionales quieren que, más allá de las asociaciones, sean las administraciones, los gobiernos central y regional, quienes trabajen en serio contra el suicidio. El problema, apunta Celada, es en ocasiones la falta de personal, que puede alargar mucho una cita. De nuevo los que pueden acceder a las terapias privadas tienen más oportunidades de dar con el problema.
Problema entre los mayores. El suicido, sobre todo, es cosa de hombres mayores. El 74 por cierto de las personas que se quitan la vida son hombres y el 26 por ciento, mujeres. Llama la atención, además, la evolución por edades. Entre los menores de 15 años, se suicidan en España una persona y media cada millón de habitantes. Esta cifra va creciendo poco a poco y ya son 109 personas entre los 45 y 49 años, para llegara a las 128 entre 75 y 79.171 entre 85 y 89 y 175 entre los 90 y los 94 años.
Por sexos, no llega a un niño muerto menor de quince años por cada millón, pero hay algo más de dos niñas de la misma edad. Es el único tramo donde ellos superan a ellas. Entre los 45 a 49, por ejemplo, se suicidan 16 hombres por millón, frente a cinco mujeres. Y a medida que crece la edad también crece esta diferencia, hasta los 46 hombres por cuatro mujeres entre el tramo 90 a 94 años.
Celada reitera que «los números de la gente joven llama mucho, pero el problema está en los mayores». Por ejemplo, este año ha bajado el número de suicidio entre los menores de quince años. Y si sumamos los suicidios entre los mayores de cincuenta años, son más del sesenta por ciento, tanto entre los hombres, como entre las mujeres y en el total «y en determinadas edades, las tasas son horrorosas».