Una de las peculiaridades de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara es que cuenta con una catedral en la Ciudad de El Doncel y una concatedral en Guadalajara capital. Se trata de la iglesia de Santa María de la Fuente la Mayor. En estos días de Semana Santa, y en otros momentos de celebraciones religiosas importantes, se convierte en el lugar de culto de referencia en la ciudad.
El nombre, probablemente, es tan extenso, Santa María de la Fuente la Mayor porque se querría distinguir de la ermita de Santa María de Afuera que estaba situada en la zona de los Batanes y que también fue reconstruida por el cardenal Pedro González de Mendoza. Asimismo, el sobrenombre que alude a la fuente se refiere al ornamento que está en sus aledaños y que se conserva a mano izquierda de la fachada principal del templo que, por cierto, cuenta con la declaración de Monumento Artístico desde el año 1941.
El autor del libro Guadalajara Medieval. Arte y arqueología árabe y mudéjar, Basilio Pavón, señala que Santa María de la Fuente, como se recoge en algún escrito del siglo XVI, también fue conocida como Santa María la Blanca, y apunta que aunque hay una convicción popular de que fue mezquita antes que iglesia, lo cierto es que no hay ningún indicio que corrobore esta versión. Una apreciación con la que coincide el técnico municipal de Patrimonio, Pedro J. Pradillo. Tanto él como Pavón señalan que la mezquita de esta zona habría estado situada en la zona conocida como el almajil, en las inmediaciones del convento de las carmelitas de San José.
Durante la Semana Santa, los pórticos de la concatedral lucen los siete escudos de las cofradías y hermandades de la ciudad. - Foto: Javier PozoEso sí, la concatedral es una de las diez parroquias de arquitectura mudéjar que existieron, en su mayoría, dentro de los muros de la ciudad desde la Baja Edad Media. Y es que la construcción de la iglesia de Santa María corresponde 1340, habiendo sufrido importantes transformaciones que han cambiado su aspecto interior como si fuese un templo de estilo renacentista también con características propias del estilo barroco. En su exterior, se conserva el estilo mudéjar representado en elementos muy característicos como los arcos apuntados, la arquitectura de la torre original o las pilastras y el dintel adovelado. Precisamente, esta arquitectura de arcos se repetía en otros edificios de la ciudad como San Gil, San Nicolás o el Alcázar Real.
El exterior nos muestra tres magníficas puertas mudéjares de entrada al templo; una de ellas, la que daba acceso a su antigua sacristía, se encuentra hoy en día condenada. Destaca de su exterior la esbelta torre de ladrillo, sin duda alguna, uno de los símbolos plásticos y emblemáticos más destacados de Guadalajara.
En el siglo XV es ya la iglesia más importante de la ciudad, por lo que no es extraño que el cardenal González de Mendoza impulsara una serie de reformas en el templo porque pretendió elevar la categoría de la iglesia a la de colegiata, para lo que obtuvo del Papa Sixto IV la licencia correspondiente en diciembre de 1478. Eso sí, en el siglo XX, en 1959, Santa María adquirió el status de Concatedral.