La Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha es la encargada de garantizar la salvaguarda del lobo ibérico, como especie en peligro de extinción en España, incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. La Consejería de Desarrollo Sostenible sería la encargada de velar por su vida salvaje, mientras que la Consejería de Agricultura es la gestora de las ayudas preventivas y paliativas que están a disposición de los ganaderos para prevenir ataques al ganado, o bien, abonar indemnizaciones cuando estos siniestros se producen.
«El lobo sigue protegido a máxima protección a nivel europeo, español y también de comunidad autónoma. La fauna, en este caso el lobo, está en determinadas zonas de la provincia y tiene una especial protección para no hacer ningún tipo de control cinegético», aclara el delegado provincial de Desarrollo Sostenible, Rubén García, quien concreta que hay «entre cuatro y cinco manadas controladas en la provincia. Cada manada, suele tener entre cuatro o cinco miembros, y es verdad que hay manadas más pequeñas de dos, y otras más grandes de siete, y, además, compartimos una manada con Madrid, que entra y sale por la frontera. Estamos entorno a 20 o 25 lobos localizados y controlados y se desarrolla, sobre todo, en la Sierra Norte». Un número, que según el responsable de Desarrollo Sostenible en Guadalajara, se mantiene respecto al número que existía años anteriores y que aún es insuficiente comparado con otros territorios para pensar en rebajar los niveles de protección actuales. «La protección depende del Gobierno de España. Si el Parlamento Europeo decide una protección menor, se aplicaría, pero no estamos a la altura de las manadas que puede haber en Madrid, Castilla y León o Cantabria. Nuestro número es más reducido. No se puede rebajar el nivel de protección», corrobora el delegado.
Este control de ejemplares se lleva a cabo a través de cámaras instaladas en el bosque. «Hay parte de nuestro trabajo que tiene que ver con el fototrampeo y con las cámaras que ponemos para controlar al lobo. Algunas de nuestras cámaras pueden tener algún tipo de suspicacia a la hora de pensar que se ponen ahí para algo más pero es para control de la fauna», dice García.
Los agentes medioambientales tienen contabilizadas entre cuatro y cinco manadas de lobos ibéricos que habitan, principalmente, en la Sierra Norte. - Foto: Reyes MartínezRespecto a la caza, Desarrollo Rural se encarga de realizar un exhaustivo control de la actividad cinegética en esta comarca de la Sierra Norte. «Estamos dando más del 85% de las autorizaciones que nos están pidiendo», informa el delegado, quien detalla que se pide conocer la identidad de los cazadores y qué tipo de caza van a practicar o en qué días concretos.
En cuanto a la gandería, Desarrollo Sostenible y Agricultura, a través de la concesión de ayudas preventivas y paliativas, buscan la coexistencia del lobo y la ganadería extensiva propia de la comarca.
Son más de un centenar el número de ataques contabilizados solo en el año 2024. «Ha subido algo el número de siniestros comparado con 2022 y 2023 pero no sé si hay o no más lobos como dicen los ganaderos», señala el delegado provincial de Agricultura, Santos López, quien concreta que se han concedido ayudas paliativas por la muerte de reses por ataques de lobo a 123 solicitudes de 44 ganaderos, quedando otras 10 pendientes de pago, por valor de unos 9.000 euros, porque pertenecen al último trimestre de 2024 que se abonarán en este mes de marzo. En total, se ha subvencionado con 199.808 euros, la pérdida de 61 reses de bovino, 59 de ovino y 39 de caprino, que suman 159 animales que se van a indemnizar.
En los próximos días, está previsto que se celebre una reunión a nivel de toda la Consejería de Agricultura, como es habitual cada año, para actualizar el coste de la indemnización de los ejemplares de acuerdo con los precios que tienen en la lonja.
«Intentamos ser lo más ágiles a la hora de pagar», asegura Santos López, quien comenta que son los agentes medioambientales los encargados de certificar mediante un atestado si se ha producido un ataque de lobo, analizando pruebas concretas, mediante un informe que se envía a Desarrollo Sostenible y Agricultura simultáneamente para agilizar los trámites porque, además, «el ganadero tiene un mes de plazo desde el siniestro para hacer su solicitud de la ayuda. Donde hay conflicto, que tienen que dilucidar si ha sido un ataque de lobo, se tarda un poco más en pagar», dice el delegado de Agricultura.
Pero además de estas ayudas para lo inevitable, cuando ya se han producido las muertes; existen otras subvenciones, las paliativas, que están dirigidas a la adquisición de medios de protección como las teleras, un tipo de vallado móvil, o los cerramientos fijos que son las más demandadas, pero también para la instalación de pastores eléctricos o la compra y mantenimiento de perros mastines.
Esta última es la más novedosa, y muy efectiva según valora Santos López por la experiencia que le transmiten ganaderos de la provincia, porque se aprobó hace dos años. En su segunda convocatoria, han concurrido 24 solicitudes para 86 mastines por valor de 30.100 euros. «Esta ayuda, ojalá, se fuese aumentando porque piden muy pocas y algunos ganaderos ya tienen demostrado que es eficaz», desea el responsable de Agricultura.
Ambos delegados provinciales empatizan con estos profesionales de la ganadería por el daño moral y económico que suponen los ataques de lobo especialmente en la zona de la Sierra Norte y se muestran abiertos a buscar nuevas medidas, y sufragarlas, para que se protejan de la mejor manera posible para evitar ataques.