Álvaro Sarmiento (Mondéjar) realizó sus estudios de conservador-restaurador en la Universidad Complutense de Madrid. Al terminarlos trabajó en un taller de reproducciones de Madrid y en la restauración del retablo de la iglesia de Fuentelencina. Ya como autónomo, fue llamado por la Hermandad de Nuestra Señora de los Desamparados de Almonacid de Zorita para restaurar el retablo barroco que estaba en el convento de la Concepción, un edificio que está en ruinas. El proyecto consiste en sacarlo de allí, restaurarlo y montarlo en la iglesia parroquial.
¿Cómo afronta el proyecto en el que está ahora sumergido y cuándo tiene previsto finalizarlo?
La restauración la he planteado por piezas. No estamos haciendo procesos generales sino que cogemos individualmente cada una de estas piezas. Por decirlo para que se pueda entender, lo que se empieza se acaba. Ahora mismo, ya están acababas algunas de las piezas más importantes como la predela o el ático de arriba. Además, la hornacina está cerca de estar finalizada, por lo que ya solo quedan partes menores como las columnas y unos entablamentos. Se prevé que quede montado el retablo a mediados de abril.
Álvaro Sarmiento trabaja en la restauración de un retablo barroco en Almonacid. - Foto: Javier Pozo¿Puede explicarnos de forma más pormenorizada los trabajos que está haciendo en el retablo?
Lo que se está haciendo en cada pieza es un sentado de color. Hay muchas partes desprendidas del soporte y otras que están cerca de hacerlo. Lo primero que tenemos que hacer es fijarlas para que queden asentadas al soporte, que es la madera. Una vez realizado ese procedimiento se pasa a la consolidación de la madera, ya que hay zonas que están muy afectadas por insectos xilófagos. En este caso nos encontramos dos tipos, la carcoma común y la polilla. Hay zonas en las que ha actuado la carcoma que están muy debilitadas. En esas zonas hay que inyectar una resina. Una vez hecho eso, se puede pasar a la limpieza de los dorados. Una limpieza que está siendo muy compleja, ya es un retablo que viene de un lugar abandonado. En él han anidado pájaros, de hecho, cuando lo quitamos, recuerdo una escena de salir un murciélago que vivía en el propio retablo. Venia en unas condiciones pésimas. La limpieza es compleja, ya que los análisis de laboratorio nos dieron los resultados que tenía polímeros plásticos en forma de humo negro depositado de haber hecho hogueras. También nos encontramos costras de moho. A ello hay que sumarle que es un retablo muy intervenido en el pasado, se le fueron aplicando capas y capas de barniz. Por todo los expuesto, rescatar el dorado ha costado lo suyo.
Realizan una labor muy minuciosa, ¿dónde ha tenido que ir con más cuidado a la hora de afrontar esta restauración?
Álvaro Sarmiento trabaja en la restauración de un retablo barroco en Almonacid. - Foto: Javier PozoHay que tener mucho cuidado, sobretodo en dos operaciones. La primera es el sentado de color, ya que hay un riesgo de que se terminen de desprender, vamos a llamarlas, esas pequeñas esquirlas levantadas del aparejo con estrato de dorado, ya que hay algunas que están muy débiles. Además hay partes en este retablo, debido a la humedad que ha tenido, donde el yeso está muy disgregado, está en polvo, casi no tiene consistencia. Es un yeso que como nadie lo ha tocado se mantiene, pero hay que tener mucho cuidado al manipularlo con las manos, por lo que es cierto que no cabe error. Otro procedimiento que también hay que tener una precaución tremenda a la hora de intervenir las obras de arte es la limpieza. La limpieza es fundamental para recuperar los valores originales del retablo y la correcta lectura, pero es cierto que una limpieza tiene que ser muy cautelosa, ya que te puedes llevar los estratos pictóricos y los dorados.
¿Cómo surgió la oportunidad de poder trabajar en este proyecto?
La Hermandad contactó conmigo y ahí empezó la conversación sobre como se podría hacer. Lo primero que hicimos fue hacer un proyecto sólido donde se explicase que se iba a intervenir, así como hacer un estudio completo del bien a tratar. Ese proyecto se mandó en primer lugar a la Delegación de Patrimonio de la Diócesis, que dio su visto bueno, después pasó a la Delegación de Cultura, que también dio su consentimiento para que empezáramos a intervenir, y ya en octubre pudimos empezar el desmontaje del retablo. Quisiera agradecer a la Hermandad de Nuestra Señora de los Desamparados por liderar un proyecto que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento, de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, con el beneplácito de la Consejería de Cultura de la Junta, y la financiación de Adasur.
Álvaro Sarmiento trabaja en la restauración de un retablo barroco en Almonacid. - Foto: Javier Pozo¿Cómo valoraría la iniciativa llevada a cabo por la Hermandad?
Es loable lo que está haciendo la Hermandad. En los pueblos pequeños tienen que ser las propias asociaciones, hermandades o vecinos los que se impliquen en conservar su patrimonio. Son bienes que en su mayoría pertenecen a la Diócesis, pero es cierto que la Diócesis no puede dar a basto para intervenir todas estas obras, ya que hay otras prioridades.
¿Poco a poco nos vamos concienciado en recuperar ese patrimonio?
Creo que hay una concienciación cada vez mayor de conservar el patrimonio. Es que ese patrimonio nos identifica, nos define. Es el fruto de nuestros antepasados durante el paso de los siglos. Es lo que nos ha llegado de la historia. También creo que cada vez se está revalorizando más la figura del conservador-restaurador. La gente se va dando cuenta de que hay una persona formada exclusivamente para intervenir estos bienes. También es cierto, por suerte cada vez menos, que sigue habiendo ese criterio de rehacer. Se me cae el alma a los pies cuando sale en la tele que a una imagen del siglo XIV, con la mejor de las intenciones, una feligresa de esa parroquia le ha dado varias capas de pintura porque ella pensaba que luciría mejor. Desde aquí quiero dejar claro que a la hora de intervenir una pieza, para el restaurador es mucho más fácil hacerlo siempre que esté menos tocada, aunque esté en un deterioro terrible.
¿Las técnicas de restauración han cambiado en las últimas décadas?
La historia de la restauración es digna de estudiar. Comienza desde que el hombre genera arte. El concepto que hubo de restauración hasta el siglo XIX realmente era el de rehacer. En los últimos años, las técnicas siguen siendo las mismas pero se ha hecho una revisión de la metodología, hay nuevos materiales. Con el paso de los años los análisis científicos nos dicen que algunas técnicas o materiales dañaban la obra. Tenemos que tener en cuenta que lo que estamos haciendo ahora, a lo mejor, en el futuro se descubre que no es lo más idóneo. Para nosotros lo que es importante es que sea reversible, que lo que pongamos se pueda quitar. Yo no planteo esta restauración como algo que va a quedar para siempre. Es cierto que tiene que tener una durabilidad, sobretodo en la fijación de estratos, pero tiene que ser reversible y, sino puede serlo por el material, al menos que sea retratable. Es decir, que unos restauradores en el futuro puedan volver a tratar lo que yo he hecho, bien por un cambio de criterio, por nuevos materiales, tecnología mayor….
Volviendo a usted, ¿sobre que material te gusta más trabajar?
Siento una especial debilidad por la escultura policromada. Es cierto que cada pieza que te llega es un reto, la estudias, la mira, la requetemiras, haces pruebas…, pero la madera policromada me aporta mucho al intervenirla, disfruto mucho.
Una vez terminado su trabajo en Almonacid, ¿qué proyectos tiene?
Tengo muchos proyectos a la vista. Tengo que ir a ver una piezas para Padilla de Hita, también estoy trabajando para el Monasterio del Corpus Christi de Madrid, -más conocido como Las Carboneras-, estoy con un escultor imaginero contemporáneo Antonio José Martínez, del que algunas veces restauro su obra...
¿Trabajar en los pueblos de cerca de casa le hace sentir las obras más propias o con más cariño?
Cuando estás cerca de casa, las obras las hacemos más nuestras. Eso es algo inevitable, que forma parte de esa psicología humana. Entonces le pones ahí, si cabe, ya que con todas las piezas me implico mucho, un trocito más del corazón.
Usted es de Mondéjar, ¿ha podido hacer algún trabajo en su pueblo?
El pasado verano se intervinieron algunas de las Imágenes que procesionan en Semana Santa, que pertenecen a la Hermandad de Jesús Nazareno. Una de ellas, el Jesús de la Flagelación se intervino y quedaron muy contentos. Una de mis especialidades es el documento gráfico, por lo que para el museo parroquial hice la intervención de alguno de los libros de cuentas y de fábrica. También tengo un proyecto a futuro en la parroquia.