Un proyecto de investigación, liderado por el arqueólogo conquense Miguel Ángel Valero, intentará identificar, a través del ADN de los cuerpos hallados en el yacimiento arqueológico de Noheda, en la provincia de Cuenca, a los descendientes directos de los pobladores de la villa romana entre los habitantes de las comarcas conquenses de Alcarria y la Serranía.
En palabras de Valero, el objetivo es conseguir la recomposición filogenética de los orígenes de la gente de estas dos comarcas conquenses, por lo que, a partir del próximo mes de enero, se pretende recopilar muestras de ADN entre los ciudadanos de esta parte de la provincia. De ahí, que haya invitado a los vecinos a sumarse al proyecto en busca de sus orígenes.
El arqueólogo conquense ha anunciado esta semana esta investigación, coincidiendo con la presentación de los últimos y excepcionales hallazgos en el yacimiento de la villa romana de Noheda, fruto de las investigaciones y excavaciones promovidas por la Universidad regional, con el apoyo financiero del Gobierno regional y la colaboración de la Diputación y el Ayuntamiento de Villar de Domingo García.
descubrimientos. Una villa romana de gran relevancia que ocupa una superficie de diez hectáreas, aunque las excavaciones se estén desarrollando en una parcela municipal de 4,75 hectáreas y que describió como una «auténtica cápsula del tiempo» por la valiosa información que está aportando sobre la parte occidental del Imperio Romano.
Los nuevos hallazgos, con 576 fragmentos identificados, confirman que esta villa romana del siglo IV d.C. «tiene el conjunto escultórico más grande de toda Hispania», hasta el punto de que «si sumamos todas las esculturas tardoantiguas de Noheda, tenemos casi el doble de todas las que hay en Hispania y en la Galia», aseveraba el arqueólogo.
Una investigación y excavaciones que se han centrado en la parte del Baldeum (termas privadas) y en la zona del salón cruciforme de 960 metros cuadrados, situado junto al triclinium de la villa, donde se encuentra el espectacular mosaico figurativo, con más de 231 metros cuadrados conservados.
En la zona de las termas, Valero tildó de «absoluta excepcionalidad» el descubrimiento de la cloaca que servía de desagüe de las dos piscinas, a lo que hay que sumar el hallazgo de seis monedas en la canalización, que está en buen estado de conservación y que permite poner fecha de finalización del uso de este espacio.
Se trata, insistió, «de una absoluta novedad» a la que se suman otros objetos como un collar de pasta vítrea originaria de Egipto, «algo nada barato y que ofrece la magnitud del estatus social de los propietarios de la villa», y el epígrafe que permite fechar el momento inicial del uso balnear del Baldeum, tal y como puso de manifiesto el arqueólogo conquense.
En cuanto al salón cruciforme, el más grande documentado de todo el Imperio Romano y en el que apenas se ha excavado el 10%, Valero llamó la atención sobre su estratigrafía «que está prácticamente intacta», lo que está permitiendo identificar los procesos constructivos e, incluso, se han identificado la pisada de un poblador romano, donde se aprecian hasta las tachuelas de las sandalias.
Asimismo, en esta sala, también se ha localizado un fragmento de escultura de bronce correspondiente a un pie y una pequeña necrópolis, con cuatro tumbas y, al menos, ocho inhumaciones, lo que constata el reempleo de los ámbitos culturales.