Al Belén con figuras de Playmobil que Javier Gamo (Guadalajara, 1978) exhibe en el centro de la Fundación Ibercaja sólo le falta la música de villancicos: "La Virgen camina a Egipto, desde Egipto va a Belén. Como era el camino largo, el Niño tenía sed". De momento, a los clicks no les ha dado por tocar los instrumentos ni por cantar. Con la inteligencia artificial, todo se andará. Y eso que la caracterización de los muñecos que representan una típica ronda alcarreña está más que conseguida. Perfectamente podría ser la ronda del Alamín, la Calandria de Cifuentes, la de Horche, la de Lupiana o la de la Alegría de la capital. "Son figuras en las que empleo todo tipo de técnicas. Playmobil no tiene muñecos vestidos de alcarreños, con trajes de ronda o zambombas, así que lo ideal es adaptarlos, respetando siempre la estética. A veces se consigue mediante impresión en 3D y otras con resinas. Lo que intento es no aplicar masillas ni vestirles con telas".
Es un gran Belén con distintas escenas que representan el Misterio del Nacimiento con guiños a elementos de la tierra. En su particular recreación de la Navidad a principios del siglo XX, en la plaza Mayor de Guadalajara se pueden ver a militares de la Academia de Ingenieros, a
un joven vendiendo el periódico 'Flores y Abejas', a la castañera, los comercios típicos de la época y un autobús de la empresa Bernal. "Esto es un guiño a mi padre. La Bernal es la que hacía la ruta a su pueblo, Humanes". No falta la zambombada que recorre las calles de la ciudad, mientras los policías municipales de la ciudad desvían el tráfico a su paso. Tampoco la representación de las tareas propias de la época, como la recogida de la aceituna que después se convierte en oro líquido en el molino de aceite. Y están presentes todos y cada uno de los motivos que llevan a contemplar a Jesús recién nacido; escenas como la Anunciación - "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo"- o el momento en el que unos magos de Oriente se presentan en Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo". En total, más de 300 piezas, originales de Playmobil o adaptaciones, que se acercan a la línea más purista del belenismo clásico.
Este Belén con figuras de Playmobil es fruto de un trabajo de muchos años, coleccionando cientos de figuras y adaptándolas a lo que se pretende recrear. "Los clicks eran el juguete preferido de los niños que crecimos en los años 80. El que tenía el barco pirata o el fuerte era capitán general. Yo jugué mucho con ellos. Con el paso de los años, ya de adolescente, los sustituí por las consolas y los videojuegos". Hasta que hace 15 años los rescató como una afición adulta. Javier Gamo tenía mucha vinculación con la Semana Santa de Guadalajara -ha sido costalero en la Hermandad de la Esperanza Macarena y miembro del Nazareno- y comenzó a adaptar las figuras a su sentimiento cofrade. "También soy hermano de la Cofradía sevillana de la Amargura y uno de los primeros montajes que hice fue el paso de mi hermandad". A partir de ahí, comienza a perfeccionar técnicas y motivos, difunde sus trabajos a través de las redes sociales bajo el nombre de Playcapillita y, cuando ve que la demanda de figuras aumenta, abre una tienda online para vender estas piezas. "Dentro del mundo cofrade mis adaptaciones de Semana Santa con muñecos de Playmobil son cada vez más conocidas. He expuesto en Sevilla y en 2025 haré una recreación de la Semana Santa de Guadalajara con todas las cofradías y hermandades".
Javier Gamo empezó a vender sus figuras de Semana Santa para compensar la gran inversión que ha realizado durante todos estos años. "Es un negocio que funciona bien desde Reyes hasta las vísperas de la semana de Pasión". Lo compagina con la gestión de La Posada de Tamajón, un gran caserón del siglo XVI que su familia adquirió durante la desamortización de Mendizábal y que ha sido adaptada como alojamiento rural. También ha heredado la tradición panadera de la familia. "Mis abuelos y mis padres regentaron hasta el año 2001 la panificadora El Carmen, muy cerca de la Diputación. Yo pasaba más tiempo allí que en mi casa y, como estudiaba en el colegio Maristas, todos los amigos querían venir a comer bollos. Los cumpleaños eran espectaculares". Aprendió el oficio y, además de la gestión del establecimiento rural, comercializa productos de bollería casera bajo el mismo nombre con el que sus abuelos fundaron la panificadora.