Las aguas del Tajo bajan revueltas una vez más. El último embate al río viene con el recurso presentado por la Comunidad de Madrid al Plan del Tajo, quejándose de unas exigencias en depuración inasumibles, algo que desde la Confederación del Tajo ya han rebatido, argumentando que todavía hay plazo para cumplir los objetivos de depuración marcados para 2027 y que el gasto no es tan desproporcionado.
En medio de esta tensión entre el Canal de Isabel II y la Confederación del Tajo se ha metido también el Gobierno de Castilla-La Mancha, pues la depuración de las aguas de Madrid es algo que afecta mucho a la región, ya que acaban mayoritariamente en el Jarama, afluente del río Tajo.
«Madrid no puede en ningún caso reducir las exigencias respecto a la depuración para que los vertidos que lleguen al Tajo estén en las mejores condiciones y podamos tener un río vivo en la medida de lo posible», indicó esta mañana el vicepresidente segundo de la Junta, José Manuel Caballero. Insistió en la idea de que «Madrid no puede escatimar recursos ni puede dejar de cumplir obligaciones que todos los demás territorios que afectan al Tajo están cumpliendo».
Caballero expuso que solo Castilla-La Mancha coincidiría con Madrid si Isabel Díaz Ayuso se sumara a pedir «que no se trasvase más agua de la estrictamente imprescindible al Levante y, por tanto, que los pantanos de cabecera estén en condiciones para atender las necesidades del río y de las comunidades que nos abastecemos del mismo».
El vicepresidente segundo sospecha que detrás del recurso del Gobierno de Díaz Ayuso hay algo más que intereses hídricos. Más bien habla de una «estrategia de confrontación y conflicto interesado y fabricado». Avisa de que en ese juego Castilla-La Mancha no va a entrar.