Los agricultores han dicho basta a las pretensiones de la Unión Europea y se han echado a la calle, con la organización justa, pero desde la semana pasada día sí, día también, colapsan ciudades con sus tractoradas para protestar por el cambio de legislación constante cada vez más complicada de cumplir, controles sanitarios y de seguridad que restringen la producción a los agricultores y ganaderos europeos, mientras entran en el mercado comunitario productos sin esos controles de países africanos, americanos y asiáticos; un exceso de burocracia que asfixia al sector; prohibición de utilización de fitosanitarios y una Política Agraria Común (PAC) en la que prima el Medio Ambiente a la producción de alimentos para la subsistencia de los ciudadanos europeos.
Todo este cóctel ha sido el caldo de cultivo para que el sector se haya levantado en armas estos días que, si bien es verdad, no es el procedimiento más adecuado, parece que es el único que entienden las clases dirigentes, o sea, los políticos que rigen los designios del sector. Muchos aseguran que apoyan al sector, pero sus políticas -Agenda 2030 incluida- puestas en marcha no trabajan en ese sentido.
El sector comienza a dividirse y eso va en contra de agricultores y ganaderos. Mientras los más radicales, que dicen no sentirse representados por los sindicatos ni por las organizaciones agrarias, protagonizan desde la semana pasada tractoradas convocadas por las redes sociales, Asaja, UPA y COAG preparan una gran protesta para el próximo martes, día 14. Dicen que la unión hace la fuerza y parece que en estos momentos el sector agropecuario español va a dos velocidades.
Parece que Bruselas quiere que cada año la producción de alimentos dentro de la UE sea menor y nutrirse de otros países, muchos en vías de desarrollo, sin darse cuenta de que los Veintisiete deben ser autosuficientes para no pasar apuros como ya se demostró con la guerra de Ucrania, en el caso de los cereales o el girasol, o más recientemente con el conflicto abierto en el Canal de Suez. Poco a poco Europa pierde su papel estratégico en el panorama mundial en favor de otras potencias -EEUU, China, Rusia...-, mientras nuestros políticos están más preocupados en instaurar un sistema burocrático muy complejo en Bruselas que les asegure su futuro y cada vez se alejan más de los ciudadanos que sienten a las instituciones europeas como algo ajeno a sus vidas.
Los agricultores están en la calle, habrá que ver qué logros consiguen para el sector y si al final todos van unidos en un frente común para negociar con la UE y los gobiernos de cada Estado miembro.