El cónclave más internacional

Agencias
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Más del 80 por ciento de los 135 cardenales que elegirán al nuevo Papa han sido nombrados por Francisco y proceden de todos los rincones del mundo, siendo los asiáticos y los africanos los que más han crecido

La reunión de 2013 se inició el 12 de marzo y Francisco fue elegido al día siguiente tras la quinta votación - Foto: EFE

La muerte de Francisco deja el legado de una Iglesia católica más universal que nunca, con cardenales procedentes de todos los rincones del mundo, como quiso Jorge Mario Bergoglio. Tras el jesuita, el cónclave ya no está dominado solo por Europa, sino que los purpurados de países lejanos toman cada vez más importancia en la elección del nuevo Pontífice.

Después del último consistorio del Santo Padre argentino, el décimo de su Pontificado, el colegio cardenalicio quedó compuesto por 252 purpurados, 135 de ellos menores de 80 años y por tanto electores, con lo que se estableció un nuevo récord, y será el más concurrido de la historia. De hecho, de los 135 que podrán entrar en la Capilla Sixtina para elegir al sucesor de Pedro, el 80 por ciento han sido nombrados en este Papado.

Pero se trata solo de un indicador aritmético porque los 110 cardenales nombrados por Bergoglio no constituyen en modo alguno un cuerpo electoral homogéneo ni indican que el próximo pontífice seguirá siendo reformista.

Lo que sí muestran es una Iglesia con una mayor representación de países que hasta ahora no entraban en la Sixtina como Mongolia, Lesoto, Albania, Timor Oriental, Tonga, Irán y Argelia.

Habrá 24 cardenales latinoamericanos posibles electores, aún lejos de los 55 europeos, pero aunque los italianos siguen siendo el grupo más numeroso de un futuro cónclave, su peso relativo ha disminuido con el paso de los años: eran 28 sobre los 115 que en 2013 eligieron al argentino y hoy serían 18 sobre 141.

Durante su Pontificado, el jesuita ha rediseñado la geopolítica eclesial: los europeos reducen su presencia a favor del resto de continentes, como el asiático, con 25 purpurados y el 18 por ciento del total, pero también crece África con otros 18 electores.

El primer dato que salta a la vista es el considerable crecimiento del número de cardenales procedentes del continente asiático: habiendo permanecido prácticamente invariables en los 35 años que separan la elección del Papa Wojtyla de la de Francisco, actualmente se han más que duplicado para la próxima reunión en el Vaticano, pasando de nueve a 25.

Lo mismo sucede con el número de purpurados africanos, cuyo crecimiento es evidente, pero más contenido que el del lejano Oriente, pasando de 11 a 18.

España es el tercer país en número de miembros del Colegio Cardenalicio, con 13 cardenales, por detrás de Italia (48) y Estados Unidos (17), aunque, solo podrían participar y votar siete, por tener menos de 80 años.

Son Antonio Cañizares; el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella; el arzobispo emérito de Madrid Carlos Osoro; el arzobispo de Madrid, José Cobo; el rector de los salesianos y proprefecto del Dicasterio para la Vida Consagrada, Ángel Fernández Artime;el sacerdote español y arzobispo de la diócesis de Rabat, Cristóbal López; y el religioso hispano-francés, obispo de Córcega, Francisco Javier Bustillo.

Mientras que los cardenales latinoamericanos que entrarán en la Capilla Sixtina son los mexicanos Francisco Robles Ortega y Carlos Aguiar Reyes; el cubano Juan de la Caridad García Rodriguez, el guatemalteco Alvato Ramazzini Imeri y el nicaragüense Francisco Brenes.

Los argentinos serán cuatro: el prefecto del Dicasterio de la Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Tucho Fernández; el arzobispo de Córdoba, el jesuita Ángel Sixto Rossi; el de Santiago del Estero, Vicente Bokalic y Mario Poli, emérito de Buenos Aires.

Siete son los cardenales brasileños: João Braz de Aviz, Pedro Scherer, Orani João Tempesta, Leonardo Steiner, Sérgio da Rocha, Jaime Spengler y Paulo Zeza Costa.

Además de dos chilenos: Celestino Aos y Fernando Natalio Chomali, mientras que también se incluyen en la lista el ecuatoriano Luis Fernando Cabrera, el paraguayo Adalberto Martínez, el peruano y arzobispo de Lima, Carlos Castillo, y el uruguayo Daniel Fernando Sturla. 

Un proceso rápido

Tras el fallecimiento de Jorge Mario Bergoglio y su sepultura, tendrá lugar  la elección secreta de un nuevo Santo Padre que rija el futuro de la Iglesia católica en el mundo. 

El método mediante el cual se elige un nuevo Papa poco o nada ha cambiado desde hace más de 800 años con la creación de la constitución apostólica Universis Dominici Gregis y comienza con la intervención del camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel, que dirigirá el Vaticano de manera momentánea durante la sede vacante. Es este mismo quien, no solo anuncia la muerte de Pontífice, sino que también lleva a cabo la ceremonia privada y dirige el homenaje en la Basílica de San Pedro. 

Según el protocolo, la celebración del cónclave debe suceder de manera más o menos inmediata al sepelio. Así, se establece un plazo de entre 15 y 20 días tras la muerte del obispo de Roma para que los cardenales lleguen a la Ciudad del Vaticano desde los diferentes lugares del mundo donde llevan a cabo su labor apostólica. No obstante, si todos los purpurados están presentes se puede iniciar antes de este período estipulado. 

De seguir esa planificación, el cónclave se celebraría entre el 5 y el 10 de mayo, dependiendo del tiempo que tarden los cardenales del Colegio Cardenalicio en llegar a Roma. Cabe resaltar que es imposible establecer a ciencia cierta en qué momento se elegiría oficialmente a la nueva cabeza de la Iglesia, todo dependerá de la fecha en la que los prelados alcancen el consenso y se divise sobre el Vaticano la conocida como fumata blanca.