Los ases bajo la manga de China

EFE
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El gigante asiático cuenta con algunas cartas muy poderosas y codiciadas por EEUU que podrían decantar la partida del tenso juego arancelario a favor de Pekín

Los ases bajo la manga de China

Productos tan simples como las esferas de Navidad o tan complejos como piezas para aviones o tierras raras son algunos de los bienes que han estado llegando de China a Estados Unidos. Sin embargo, ahora pueden convertirse en muy buenas bazas para la potencia oriental a la hora de negociar una tregua en la batalla comercial desatada a principios de mes por el inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump.

El mercado de la tierras raras

Teléfonos, computadoras, turbinas eólicas, escáneres médicos, equipos de defensa... Cualquier cosa con un botón de encendido depende de las llamadas tierras raras para su fabricación, y el gigante asiático controla hasta el 60% de la producción global de estos recursos críticos y el 92% de su procesamiento, según datos de la Agencia Internacional de Energía.

En medio de la guerra arancelaria, China ha endurecido las normas para su exportación, lo que supone un problema para la nación norteamericana, que en los últimos años compró al país asiático en torno al 70% de las tierras raras que necesitan sus industrias.

Estilo de vida a la americana, pero 'Made in China'

Decorar el árbol de Navidad, disfrazarse de conejo de Pascua, lanzar fuegos artificiales el 4 de julio o desplegar las guirnaldas de calabazas y murciélagos en Halloween puede volverse una tarea complicada para los estadounidenses, porque la mayor parte de los adornos y luces que despliegan masivamente para celebrar estas y otras tradiciones viene de China.

También los juguetes y bicicletas, de los que alrededor del 80% provienen de Pekín, lo que significa que a Washington le urge alcanzar un acuerdo antes de final de año si no quiere poner en jaque la alegría navideña.

Además, en un país amante de los ambientes climatizados, el verano será un momento clave para experimentar las consecuencias prácticas de un frenazo del comercio con la nación oriental, donde se fabrica el 80% de todos los ventiladores mundiales y el 70% de los equipos de aire acondicionado.

La industria aeronáutica y un golpe a Boeing

China, con una aviación civil en constante crecimiento, ha sido hasta ahora uno de los principales clientes del gigante aeronáutico Boeing. No obstante, Pekín ordenó a sus aerolíneas que no acepten más entregas de esa firma estadounidense y suspendan «cualquier compra de equipos y piezas para aeronaves a empresas» procedentes de EEUU.

Si el Gobierno de Xi Jinping decide favorecer al gran rival de Boeing, la europea Airbus, la compañía con sede en Seattle podría convertirse en una de las grandes perjudicadas de la guerra comercial de Trump.

Suministro de medicamentos

El gigante asiático juega un papel clave en la cadena global de suministro de medicamentos y de los componentes necesarios para fabricarlos, una circunstancia a la que Washington no escapa: aunque su producción e importación de fármacos genéricos esenciales como los antibióticos o analgésicos se ha diversificado en los últimos años, aún obtiene de Pekín parte de estos elementos.

Según cifras del Consejo Empresarial EEUU-China, las importaciones directas o indirectas de ingredientes farmacéuticos activos producidos dentro del territorio oriental rondan el 18%, mientras que las importaciones totales de medicamentos suponen el 8%.

La deuda como arma

China es el segundo mayor poseedor de Bonos del Tesoro estadounidense, con 760.000 millones de dólares y solo por detrás de Japón. Esto da a la nación de Xi Jinping la capacidad de devaluar el dólar en caso de que decida vender parte de esa deuda a un precio por debajo de su valor.

Este paso sería quizá la medida más dura que Pekín podría tomar contra Washington, pues repercutiría con total seguridad en la economía global. Por ello, los expertos descartan este escenario, al menos por ahora.

La virtud de la paciencia... y la confianza

En medio de este complicado escenario, China puede permitirse ejercer la muy oriental virtud de la paciencia, ya que aún con las puertas del mercado estadounidense cerradas (que representa un 14% de sus exportaciones), a la fábrica del mundo no le faltan clientes en el resto del planeta.

Otra potente baza -aunque no tanto como ocurrió en la primera guerra comercial debido a que el consumo doméstico no ha despegado después de la pandemia del coronavirus- es su inabarcable mercado interno, al que a las empresas norteamericanas no les interesa perder el acceso, algo a lo que Pekín puede sacar provecho en caso de unas eventuales negociaciones con Washington.