Sus siluetas son fácilmente identificables. Quizá, mucho mejor a cierta distancia que en la cercanía. Los nombres por los que se conoce a estos cerros, situados en la Alcarria, son fruto de la sabiduría popular. Tal y como recoge el cronista provincial Antonio Herrera Casado, en uno de ellos, en La Muela concretamente, aparecieron restos evidentes de un fuerte castro ibérico, cuyos elementos arqueológicos fueron llevados al Museo Provincial de Guadalajara.
Se trata de dos cimas que forman parte de la historia de municipio de Alarilla, conocidas popularmente como La Muela y El Colmillo. Nombres que, sin duda alguna, les vienen dados por su gran parecido a esas dos piezas dentales.
La Muela empezó a despertar la curiosidad de las gentes de campo que tenían en las faldas de este cerro parcelas cultivables desde hacía muchos años, cuando comenzaron a observar en el cielo grandes pájaros voladores que luego resultaron ser aventureros con pasión por volar. Los habitantes de Alarilla y alrededores fueron, quizá, los primeros que comenzaron a percibir con cierta expectación y desconcierto ese cielo multicolor, fruto de la llegada de los apasionados del ala delta y el parapente.
Vista del cerro de La Muela, en Alarilla - Foto: Javier Pozo / ArchivoLos más aventureros, osados y amantes de las emociones y experiencias fuertes, vieron en este pequeño municipio alcarreño, situado a unos 80 kilómetros de Madrid y algo menos de 30 de Guadalajara, un buen destino para practicar estos deportes extremos. Desde hace varias décadas conforma un atractivo indiscutible para quienes disfrutan viendo el mundo desde el cielo, pero también para aquellos curiosos que prefieren ver el cielo desde esta ladera.
Así, al atractivo de su rollo o picota, situado en el centro de la Plaza Mayor de Alarilla, su iglesia parroquial, reconstruida tras la guerra y que imita el estilo románico; su fuente pública o su variado paisaje de barrancos y cárcavas, se une el ser un destino ideal para practicar este particular pasatiempo, que tiene en La Muela el punto de despegue de sus hombres pájaro.
El nombre de Alarilla parece proceder de 'Al-Harilla', denominación que en tiempos de la ocupación árabe recibía el conocido hoy como cerro de La Muela, fiel testigo del transcurrir de la localidad junto a su hermano, conocido como El Colmillo.
Desde ambos se puede disfrutar de unas vistas panorámicas bellísimas y de una magnífica puesta de sol, conformando por si mismos una estampa espectacular del paisaje del entorno.
Sus siluetas se divisan desde lejos. Son dos lomas completamente diferentes, que alcanzan altitudes de hasta 960 metros y que conforman la postal de entrada a una localidad que, sin duda, es bien conocida por quienes apuestan por aventuras que precisan de esa dosis de adrenalina que concede este deporte.
El propio escudo heráldico del municipio, aprobado de manera oficial en junio de 1992, contempla una alusión a La Muela, cerro donde las corrientes ascendentes del aire son esenciales para poder volar y mantenerse arriba. Para ello, es también muy recomendable llevar puesta una vestimenta cómoda y de abrigo, con independencia de la estación del año.
El vuelo en parapente se realiza en posición sentada mientras que hacerlo en ala delta requiere una posición horizontal, pero en ambos casos se garantiza una buena dosis de adrenalina, de la que hacen gala Sus Majestades de Oriente y sus pajes la noche de Reyes, el día 5 de enero.
Así, La Muela se convierte también, por una noche, en la cima que utilizan Melchor, Gaspar y Baltasar para llevar a los niños y niñas de la comarca juguetes en la noche más mágica del año. Se trata de la cabalgata aérea más curiosa seguramente de España, declarada fiesta declarada de Interés Turístico Regional, y un atractivo turístico que cada año congrega a cientos de curiosos y de familias.
La Muela es más que un cerro. Es parte de la historia de Alarilla. Un pequeño rincón de la Alcarria donde, en días despejados y con viento suficiente, el cielo se convierte en el marco de colores perfecto de esos 'locos' e intrépidos amantes de la aventura. Esos hombres pájaro que viven más intensamente cerca de las nuebes que en tierra firme.