Se supera a sí mismo. Siempre queda la esperanza de que Pedro Sánchez haya llegado al límite de lo inaceptable, del respeto a los demás e incluso del respeto a su propia persona, pero no cabe engañarse: no es hombre de palabra ni de honradez, no es hombre de fiar, ni de criterio: sin el menor pudor cambia de principios a conveniencia. Y va más lejos de lo que el peor pensado podía imaginar.
Hacen falta muchas agallas para presentarse ante el órgano más importante de su partido como un hombre de Estado alegando "el interés de España en defensa de la convivencia de los españoles", cuando va a emprender un ataque abierto y consentido contra la Constitución. Sabe perfectamente, porque así lo proclamó a los cuatro vientos, que la amnistía es inconstitucional, y además de inconstitucional e inaceptable que se conceda a quienes no quieren formar parte de España y fueron condenados por el Tribunal Supremo por sedición tras protagonizar una intentona golpista. Como sabe que no favorece a España ni a la convivencia, sino que es el camino elegido, camino de vergüenza, para mantenerse en el gobierno.
Si triste es que un presidente se someta a un chantaje, más duele todavía que en el comité federal solo se haya escuchado una voz crítica, la de García Page. Ya se había ocupado Sánchez de conformar un comité federal de incondicionales, pero siempre cabía la posibilidad de que ante decisiones ordenadas por políticos que se mueven al margen de la ley y pretenden independizarse de España, el federal no se dejase llevar por el aborregamiento y actuara con un mínimo de coherencia ante quienes exigen que el gobierno de España se ponga a sus órdenes. Que es exactamente lo que ha hecho Pedro Sánchez ante los independentistas, ponerse a sus órdenes. Mejor hubiera sido que Sánchez reconociera que no tomaba sus decisiones libremente, sino condicionado. Pero no, tiene la desfachatez de decir que lo hace en interés de España. Y le aplauden. Pues sí que el Psoe de Sánchez se hace respetar…
Madrid y Málaga se han echado a la calle para expresar su rechazo a la amnistía. Han sido multitudes. en las dos ciudades, las que se han sumado a las manifestaciones impulsadas por PP, Vox, restos de UPyD y Ciudadanos y organizaciones civiles. No servirá de nada, Pedro Sánchez está en otra cosa, en negociar lo que haga falta para seguir en La Moncloa. Lo que piensen los demás no importa. Ni siquiera lo que piensen los socialistas de reconocida trayectoria, que no ocultan su desafección actual hacia el secretario general del partido. Sánchez, mientras los que viven a sueldo del sanchismo le sean fieles, tira para adelante.
Para el jefe de gobierno no hay más socialismo que el suyo. Ni socios más fiables que los que van a apoyar su investidura. Aunque hagan profesión de fe de antiespañolidad, inconstitucionalidad y corte de mangas a la justicia española.