El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, comienza a dar pinceladas de lo que será el programa electoral del PP, aunque por el momento de trata de iniciativas que van en la línea de derogar el Sanchismo y algunas de sus leyes más polémicas y menos aceptables para sus votantes, aunque aún se desconocen las que tienen carácter propositivo excepto, cómo no, la reducción del IRPF. 

La primera en la lista de leyes para ser derogada es la Ley de Memoria Democrática, que volvería a, como hizo Mariano Rajoy, dejar sin presupuesto su aplicación. Pero el PP debe explicar porque su empeño en no desligarse del franquismo y no dar satisfacción a las víctimas que todavía se encuentran en las cunetas. ¿Dará Feijóo marcha atrás en la resignificación del Valle de Cuelgamuros y volverá a ser el Valle de los Caídos?

La ley Trans, la ley de Educación, la ley de Eutanasia y la reforma laboral están también en la cartera de reformas inmediatas, y de estas, la laboral está dispuesto a llevarla a cabo sin acuerdo con los sindicatos. Será interesante ver cómo el nuevo responsable del Ministerio de Trabajo hace suyas las cifras actuales de desempleados o si, como critican ahora, dan por bueno el número de fijos discontinuos, o si los cuentan como parados y el desempleo crece en el primer mes en varios cientos de miles de trabajadores. Además, la ley Celáa y la ley de Eutanasia acaban de recibir el aval del Tribunal Constitucional. Cambiar la ley Orgánica del Poder Judicial para que los jueces elijan a los jueces y la mayoría conservadora sea predominante siempre en el órgano de gobierno de los jueces es su promesa a la judicatura, pero para eso necesitará el apoyo del PSOE, que insiste en que primero se elijan por el procedimiento actual, como dice Bruselas, y luego se cambie la ley. No será fácil el acuerdo, aunque lo primero que hará el presidente del PP será desbloquear sus funciones, aunque siga sin renovarse.

Va de suyo que Feijóo se haya comprometido a reducir el número de ministerios, devolviendo algunos de los departamentos actuales a las estructuras de las que salieron para dar acomodo a los ministros de Podemos. Tiene su lógica en algunos casos y responde a cuestiones ideológicas en otros como en la presumible disolución del Ministerio de Igualdad. 

En la propuesta en la que Feijóo juega con ventaja es en retar a Sánchez a que acepte, como él, que solo gobernará si gana las elecciones. Una apuesta arriesgada, pero en la que apuesta sobre seguro, porque todas las previsiones apuntan a que ganará las elecciones, a lo que suele añadir que se deje gobernar a la lista más votada, ligada al principio de reciprocidad, precepto del que se olvida cuando le interesa, como se va a demostrar en muy breve espacio de tiempo.