Arte para lucir

Belén Monge Ranz
-

Hace más de un cuarto de siglo que Gustavo Delgado es artesano joyero. Tiene su taller en Sigüenza, donde realiza piezas en las que busca incansablemente «la emoción estética»

Gustavo Delgado Crespo, creador de arte para lucir - Foto: Javier Pozo

Gustavo Delgado Crespo es un artesano joyero que vive del oficio, fiel a sus principios desde hace más de un cuarto de siglo.  Realiza piezas de joyería de forma artesanal, con ese mimo y perfección que le caracteriza. Es un artista que busca en sus creaciones joyas únicas para disfrutar y lucir, resultado de un proceso de diseño y preparación individualizada donde cada pieza es un todo independiente.

Se licenció en Ciencias Químicas pero, de forma natural, se fue dando cuenta que tenía que dar salida a su pulsión artística. Dejó las derivadas y las fórmulas para recalar en el mundo de la joyería. Las joyas que tenía su madre siempre le llamaron la atención. Llegó el momento de decidir qué camino tomar y decidió dar rienda a su imaginación y crear belleza con metales preciosos como el oro y la plata.

Hoy, a sus 56 años, sigue disfrutando de su oficio como joyero artesano y creativo. Reconoce que entre el público más joven hay un menor interés hoy en día por las piezas de joyería, tal vez porque para muchos aún sigue siendo un artículo de lujo.

Gustavo Delgado Crespo, creador de arte para lucir Gustavo Delgado Crespo, creador de arte para lucir - Foto: Javier PozoUn artista que ya alcanzó un estilo definido. Reconoce que le ha llevado mucho tiempo pero que, por fin, lo tiene claro y ha llegado el momento de seguir perfeccionándolo. «Me voy por el lado orgánico, geométrico, y me está tirando mucho la abstracción. Nunca he sido figurativo», afirma. En sus obras busca incansablemente la «emoción estética», convencido de que la misma puede encontrarse en la pura abstracción geométrica.

«Aunque las adquieren mujeres, mis joyas son piezas artísticas que podría llevar cualquier persona» 

Desde hace casi dos años tiene un pequeño y coqueto taller con tienda en la Plaza Mayor de Sigüenza. Un lugar emblemático de una ciudad tranquila y turística a la par donde elabora sus joyas y las vende. Aquí encontró junto a su esposa el espacio perfecto para vivir y trabajar.

Recalaron en la Ciudad del Doncel tras la pandemia. Su mujer, Marta, podía permitirse teletrabajar y encontraron en la localidad seguntina el lugar ideal para dar continuidad a su proyecto de vida.

Gustavo Delgado Crespo, creador de arte para lucir Gustavo Delgado Crespo, creador de arte para lucir - Foto: Javier PozoGustavo Delgado es un maestro de la joyería que se dedica a fabricar pequeñas piezas artísticas de marcado carácte escultórico, basadas en la creatividad. Y si bien sus propuestas arrancan con el uso de metales como el oro o la plata, también incorpora otros materiales como la porcelana, maderas nobles, resinas, esmaltes o cualquier elemento que sirva para realzar su joyas, bien sean brazaletes, gargantillas, pendientes o anillos.  No se marca límites.

En su trabajo se observa «cierta rotundidad y fuerza en las formas», algo que quizá tenga que ver con su propio carácter. Sus piezas no se pasan de moda, entre otras cosas porque es un artista que no atiende a las modas.

Aprendió a dominar las técnicas básicas en una escuela de joyería en Madrid. Sin embargo, su proceso de formación es también fruto del quehacer diario en su taller y de su visión artística. La estética es esencial en sus creaciones, donde trata de sacar a la luz formas que imagina previamente y que transforma en ornamentos artísticos.  

Gustavo Delgado Crespo, creador de arte para lucir Gustavo Delgado Crespo, creador de arte para lucir - Foto: Javier PozoNo obstante, su trabajo registra dos vertientes diferenciadas. Una de ellas es la joyería artística, pero también se considera un obrero que atiende en su estudio cualquier petición que le pidan. Se siente capacitado para ello y su mayor preocupación sigue siendo conseguir que el trabajo esté bien acabado y el cliente se vaya satisfecho.

Desde que reside en la Ciudad del Doncel encuentra en el turista su principal público, aunque poco a poco va conectando también con la población seguntina.

Sus diseños son de fabricación artesanal. Es un artesano que reivindica el oficio. Eso es lo que a él le permite plasmar sus ideas en arte, reconociendo que acomoda cada vez más su estilo a cierto grado de comercialidad.

En cuanto a la faceta de los trabajos de encargo, recuerda uno de los más complejos fue realizar una  réplica en oro blanco de una gargantilla familiar de alpaca que tenía un diseño complejo a base de arabescos y curvas. El resultado fue satisfactorio. 

su sueño. En su estudio, delante de la mesa de joyero, es donde realiza la mayor parte de trabajos de corte, lijado y soldado de las piezas. Un espacio en el que dispone de una zona de laminado y para la confección por ordenador. Sus creaciones llevan un proceso que pasa por distintas etapas. Primero realiza el boceto y el diseño en 3D. El paso siguiente consiste en confeccionar un prototipo, y a partir de ahí elabora los moldes, los pasa al metal y lleva a cabo el conformado de los elementos de cada pieza. «Cada pieza tiene su despiece», apunta mientras muestra alguno de sus trabajos.

«Fabrico objetos inútiles en los que busco belleza para crear emociones» 

Su nuevo reto pasa ahora por realizar una colección en oro, en piezas más pequeñas, pero sin perder un ápice su creatividad, en la que combina técnicas tradicionales y modernas, sin cortapisas ni limitaciones. Eso es lo que distingue las joyas de este maestro artesano. 

En su cabeza siempre están pululando ideas. Si no fuera así, no podría crear, no podría fabricar arte. «Una pasión no se mantiene de otra manera», declara.

Lo más gratificante de su trabajo es ver puestas sus joyas y que gusten, que emocionen. Hasta ahora no firmaba sus piezas, pero cree que ya ha llegado el momento. Así, si alguien quiere identificarlas, será fácil a través de sus dos marcas: una mano que sostiene una piedra o dos arcos entrelazados. Su clientela se centra en personas de 30 años en adelante, y principalmente de más de 40. Sus joyas las adquieren fundamentalmente mujeres, aunque le gustaría que también las comprasen los hombres porque «son piezas artísticas que podría llevar cualquier persona». Sin embargo, admite que en España no hay cultura para ello.

El sueño de este artesano joyero pasa por poder seguir disfrutando y viviendo de confeccionar piezas «inútiles y bellas» por el puro placer de disfrutar de su estética. «Hago cosas inútiles que pretendo que sean bellas para crear emociones», concluye mientras nos muestra una preciosa gargantilla queera  adquirída poco después.

Todo aquel que sienta curiosidad por conocer los pequeños objetos de artes y las microesculturas que este maestro joyero ensaya en su taller y propone como ornamentos, puede hacerlo en su cuenta de instagram bajo el nombre:Gustavo Delgado Joyas.