El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), cumpliendo con una directiva europea sobre evaluación y gestión de riesgos de inundación, cuenta con una herramienta muy útil, el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables (SNCZI), para la consulta de zona inundables de cualquier territorio. Se puede consultar en el visor cartográfico de zonas inundables la situación de peligrosidad y de riesgo en función de parámetros como periodo de retorno de un fenómeno meteorológico como las lluvias torrenciales. Es un cálculo técnico para establecer la probabilidad de que se repita un fenómeno en 10, 50, 100 o 500 años.
Otra fuente en la que se pueden consultar las Áreas con Riesgo de Potencial Significativo de Inundación (ARPSI) son las confederaciones hidrográficas. En el caso de la provincia de Guadalajara, son tres las demarcaciones hidrográficas que tienen afección. Tajo, la más importante por kilómetros de extensión; Ebro, que afecta a la zona noreste de la provincia; y Duero, una pequeña extensión en el noroeste de Guadalajara que tan sólo circunscribe a tres municipios. Pues bien, es posible consultar las fichas técnicas de tramos concretos de ríos y arroyos para conocer la peligrosidad y el riesgo de inundación en cada caso.
Por último, la página web regional del servicio de emergencias 112 presenta la relación de municipios de la provincia, un total de 44, con un riesgo de inundación elevado, bien por considerarse que la población está afectada por un ARPSI, porque está situado en una zona inundable en un periodo de retorno de 50 años o porque estaría afectado en el caso de rotura de una presa en un tiempo inferior a dos horas. En este listado están las localidades de Albalate de Zorita, Almoguera, Azuqueca, Alovera, Alhóndiga, Almonacid de Zorita, Auñón, Algar de Mesa, Anquela del Ducado, Baides, Bujalaro, Brihuega, Cabanillas, Chiloeches, Chillarón del Rey, Cifuentes, El Casar, Durón, El Recuenco, Espinosa, Fuencemillán, Galve de Sorbe, Guadalajara, Hontoba, Huérmeces del Cerro, Humanes, Loranca de Tajuña, Masegoso de Tajuña, Matillas, Mazarete, Medranda, Molina de Aragón, Sacedón, Selas, Sigüenza, Tamajón, Trillo, Uceda, Zorita de los Canes, Yunquera, Yélamos de Abajo, Villanueva de la Torre, Valderrebollo y Viana de Jadraque.
La crecida del río Henares, como en el momento de desembalse de agua de Beleña, ocasiona la inundación de los paseos y miradores de su ribera. - Foto: Javier PozoDesde el servicio de emergencias 112, se alude a la obligación de elaborar un Plan de Actuación Municipal (PAM) frente al riesgo de inundaciones, que son un desarrollo más local del regional, Plan Especial de Protección Civil ante el riesgo por Inundaciones en Castilla-La Mancha (PRICAM). Precisamente, este plan sería el paraguas bajo el que todas las localidades podrían salvaguardarse.
«Desde la Junta, hay un protocolo y unas fases de emergencia ante los fenómenos meteorológicos adversos. No se puede decir que es imposible que no pase nada pero estos protocolos están hechos para actuar lo más rápidamente posible y evitar que haya víctimas», asegura Sonsoles Rico, delegada provincial de Hacienda, Administraciones Públicas y Transformación Digital, que es la Consejería responsable en caso de emergencia ante inundaciones.
El protocolo de actuación regional contempla una fase de alerta y, posteriormente, tres de emergencia. Sonsoles Rico informa que desde que ella es delegada provincial, tan sólo se ha activado el nivel 1 de emergencia una vez en la provincia. Concretamente, hace dos meses, en Molina de Aragón, por fuertes lluvias, a petición de los bomberos para solicitar maquinaria para frenar el agua que discurría por las calles molinesas.
Hay que señalar que por efecto de la última DANA, cuando se ha desbordado el río Mesa en Villel, se ha actuado bajo las directrices del Plan Específico por Fenómenos Meteorológicos Adversos (Meteocam) que estuvo activado en toda la región hasta este martes.
La también alcaldesa de Villanueva de la Torre, que ahora mismo está en proceso de redacción de su plan de inundaciones, considera vital que los municipios cuenten con su propio PAM ante el riesgo de inundaciones. «La Junta está preparada para todo lo que ocurra pero creo que es muy importante que cada municipio tenga su propio plan porque en el municipio se realiza la primera actuación», dice Sonsoles Rico, que recuerda que existe una subvención regional para sufragarlo. «Villanueva de la Torre se acoge a esta subvención porque cuando entré no existía. Es un plan en el que tienes que tener muy claro cómo es tu municipio y qué le hace inundable. En nuestro caso, tenemos cinco arroyos alrededor y uno bastante grande. Aquí, lo último que pasó fue en 1956 y nunca sabemos cuando va a ocurrir algo importante», reconoce.
LA CAPITAL. Guadalajara ciudad, según los mapas aludidos, contaría con tres zonas inundables en el barrio de La Chopera, la parte baja de Los Manantiales y los barrancos de La Olmeda y El Alamín. En todas ellas, en los últimos años, se han ido tomando medidas para ir minimizando este riesgo.
La construcción de La Mota y de un estanque de tormentas ha minimizado el número de inundaciones y sus consecuencias de la zona de La Chopera. Igualmente, en Manantiales, también La Mota y unos taludes situados junto al río impedirían que éste se desbordara, pero el concejal José Luis Alguacil, responsable de Medio Ambiente y Parques y Jardines, entre otras responsabilidades, estima que sería necesario acometer «una obra hidráulica importante» para evitar las inundaciones de garajes que aún se producen en ambos barrios colindantes.
Asimismo, según detalla Alguacil, se han acometido canalizaciones en los barrancos de El Alamín y La Olmeda, y existe un colector de gran capacidad bajo la lámina de agua que ahora mismo se está reparando a consecuencia de los efectos de una DANA en 2023.
El Ayuntamiento de Guadalajara, además, ha publicado recientemente un Plan de Infraestructura Verde y Biodiversidad que incluye una serie de recomendaciones para disminuir los efectos de las inundaciones producidas por el cambio climático. Entre otras actuaciones, «nos pide la realización de estudios hidrogeomorfológicos. Habría que hacer esos estudios que nos digan en caso de una lluvia muy extrema, como la que hemos tenido en Valencia, ver hacia dónde puede ir el agua», explica José Luis Alguacil.
Otra medida que se ha empezado a implementar es la construcción de SUDS, un desagüe preparado para la recogida de lluvias torrenciales, que ya está en servicio en el parque Nuevo Alamín y que está previsto que se instalen más «en todas las obras nuevas que se vayan haciendo».
«Al ver las consecuencias de lo que puede producir una DANA nos tiene que tener más alerta a todos», advierte Alguacil, que informa que la limpieza del cauce del río Henares es otra cuestión preocupante.
Por ello, hace un año, se solicitó permiso a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) para acometer con medios municipales la limpieza desde el puente árabe hasta Manantiales, trabajos que están autorizados, ya están en proceso de licitación y que comenzarán en un plazo máximo de dos semanas.
«Es la zona más sucia. Por las últimas tormentas, hay muchos árboles secos que han caído en el río y se ha producido alguna presa. La limpieza dependerá de cómo vaya el caudal porque se tiene que hacer una limpieza a mano», dice José Luis Alguacil, quien anuncia que se aprovechará para limpiar todo el curso de la presencia de toallitas higiénicas que llegan desde el colector del Alamín por desborde a consecuencia de fuertes lluvias.
Queda pendiente la limpieza también de la parte del puente árabe hacia Castillejos, cuya solicitud se presentó hace nueve meses, para la que todavía no se ha emitido una respuesta desde la CHT.