Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Lonely Planet

24/01/2025

El martes 21 de enero comparecía el  Alcalde de Toledo para hablar de turismo a propósito de Fitur, la gran feria del turismo en España. Durante unos días los asistentes, profesionales del turismo e invitados, podrán medir  y calcular los beneficios de viajar a unos lados u a otros.  La competencia es tan feroz y tan voraz, tan descarnada y despiadada que, quienes no estén a la altura de  la oferta modernizada, quedarán descolgados del flujo de dinero que supone el turismo. 
El alcalde ha anunciado que Toledo será la segunda  Ciudad Patrimonio de la Humanidad que contará con una guía exclusiva Lonely Planet. El anuncio nos retrotrae a tiempos desaparecidos en los que viajar por el mundo se hacía con las indicaciones y sugestiones de la guía citada.  Era habitual ver a los turistas con la guía en la mano, tratando de llegar a tal o cual destino, museos, palacios, obras de arte, iglesias, parajes naturales, hoteles o restaurantes. Los turistas buscaban la experiencia estandarizada  de lo que muchos años antes había sido las vivencias elitistas del Gran Tour. Viajar se había convertido en una forma de cosmopolitismo para burgueses de clase media. Nada de eso existe ya. 
 Tras la pandemia el turismo ha cambiado. Todo el mundo está en la calle y nadie sabe qué hacer. Todos estamos en todas partes y al mismo tiempo.  Viajar más parece un ejercicio de acumulación gregaria que una experiencia inmersiva en el lugar visitado. No es posible ver o contemplar nada con cierta tranquilidad. Se anuncia la inclusión de Toledo en esa guía y la idea, siendo buena, se nos antoja  obsoleta. Va dirigida a un turista  extinguido.  Nadie viaja con guías físicas. Son los teléfonos móviles quienes orientan o desorientan al visitante y es habitual ver por Toledo gentes perdidas, buscando un destino difuso que, en Toledo, se oculta celosamente. No existen indicaciones claras, ni rutas concretas, ni información en la calle que sitúe al turista en el lugar que busca. Y eso por no hablar de la falta de servicios e instalaciones públicas colocadas estratégicamente en las rutas prefijadas. Aquel proyecto fallido de recepción y orientación del turismo habría que recupéralo, modernizándolo y adaptándolo a puntos de información más agiles, menos masivos, más individualizados, más visuales, para facilitar el acercamiento de la ciudad y sus contenidos al visitante.