A unos 15 kilómetros de la capital alcarreña se sitúa el pequeño municipio de Aldeanueva de Guadalajara. Su nombre original fue Aldeanueva. Sin embargo, durante aproximadamente un siglo se le conoció como Santa Fe, sustituyéndose de nuevo esta nomenclatura por el nombre original añadiéndole 'de Guadalajara', con el fin de evitar problemas en la recepción del correo pues había muchas localidades llamadas igual.
Este coqueto municipio alcarreño con vistas únicas destaca por su iglesia románico-mudéjar, pero, sin duda, también por su grandioso y sencillo viacrucis en piedra. El historiador Pedro José Padrillo describe estas cruces de granito como elementos de una sola pieza que miden -en los casos en los que aún se conservan enteras- 1,70 metros de altura por 0,80 de ancho y 0,20 de fondo. En cada cruz aparece grabado el número romano de la estación correspondiente.
El Viernes Santo es habitual que los fieles devotos del municipio recorran las estaciones de la cruz que representan los diferentes momentos vividos por Jesús de Nazaret antes de ser crucificado, conformando una de las fechas del año en la que, bien por religiosidad o por tradición, y también por curiosidad, se congrega más población de todas las edades.
Aldeanueva de Guadalajara y su viacrucis XXL - Foto: Javier PozoAl fervor y religiosidad de este pueblo de apenas un centenar de habitantes se suma la singularidad de contar, seguramente, con el viacrucis de mayores dimensiones que hay en la provincia o uno de los más grandes. Dieciséis cruces que datan del siglo XVIII y cuyo tamaño no es nada habitual, aunque hay algún otro comparable en tamaño como es el que se aloja en la localidad cántabra de Liérganes.
Aunque el recorrido actual no tiene que ver con el itinerario original, lo que si se ha mantenido es el origen y destino del mismo. Un camino que parte de la iglesia parroquial de la Asunción hasta llegar a la ermita de la Soledad. El deterioro de algunas cruces durante la Guerra Civil, en unos casos, y por el paso del tiempo, en otros, y el crecimiento del pueblo con nuevas edificaciones motivó que algunas de las estaciones del viacrucis se retiraran y reubicaran en otros puntos. Hoy mismo se puede ver alguna de ellas prácticamente pegada a las viviendas.
Lo cierto es que, según recuerdan algunos de los más mayores del pueblo, cuando hubo que recolocar el camino de las estaciones, se produjo un baile de cruces. De ahí que hoy no sigan el orden lógico que tuvieron inicialmente y que fuese también necesaria la reconstrucción de otras. Es reseñable la participación de la parroquia del pueblo en la rehabilitación de estas cruces. Se calcula que el coste alcanzó las 65.000 pesetas pesetas de entonces.
Un recorrido de fervor pero también curioso para el turismo. El 20 de febrero de 1989, tras ser restauradas en el taller del marmolista de Taracena José del Sol, fueron colocadas entre el camino de la iglesia a la ermita. Un itinerario que se conduce por la conocida como calle de Las Cruces, gira hacia la calle de La Cebada hasta llegar a la Plaza de la Soledad, donde toma sendero al templo.
Sería a finales del año 2020 cuando, gracias al trabajo de investigación realizado por David Trijueque, escritor y vecino de Aldeanueva, se conseguiría datar la fecha exacta de este viacrucis. Con el permiso previo del Ayuntamiento, Trijueque descubrió la parte de la inscripción que aún permanecía oculta en la cruz más grande de las tres del Calvario, donde figura la fechada 1784. Hasta este momento todo hacía pensar que databa del XVIII pero se desconocía la fecha exacta. «Este vía crucis se hizo a costa de Miguel Vicente Vezino de Madrid y natural de esta villa», ponía en la inscripción descubierta en una de estas cruces de pieza XXL.