Tras la desaparición de la tradicional ganadería extensiva con caballos y vacas en la zona del Alto Tajo, Rewilding Spain, tras varias conversaciones con el Ayuntamiento de Villanueva de Alcorón, apostó, hace casi un año, por impulsar el pastoreo natural con la introducción de varios ejemplares de caballos de Przewalski. En la actualidad, hay 25 ejemplares de estos caballos salvajes, los cuales llegaron desde el Parque Natural de Hortobágy (Hungría) y de una zona de montaña de Francia.
«Tenemos derechos de pasto por 5.700 hectáreas. Ahora mismo hay un cercado eléctrico para delimitar la zona ya que están en periodo de adaptación al territorio, pero en septiembre, van a ser los primero caballos de Przewalski que van a estar sin cercado en Europa», reconoce el director de la iniciativa de renaturalización Sistema Ibérico Sur, Pablo Schapira.
El pastoreo natural de estos caballos salvajes cumple una misión esencial para la restauración de ecosistemas sanos, ya que contribuye a reducir el riesgo de incendios y favorece el aumento de la biodiversidad. Asimismo, su alimentación y sus movimientos aumenta la calidad del pasto para otros herbívoros que habitan esta área, como ciervos, corzos y gamos. Incluso el ganado ovino y caprino de la zona se beneficia también de esta mejora.
Imagen de los caballos pastando tranquilamente en el bosque de Villanueva de Alcorón. - Foto: Javier PozoDesde el primer momento, el alcalde de Villanueva de Alcorón mostró su interés por el proyecto de Rewilding Spain. «Nos dijo que el monte estaba muy matorralizado y las ovejas ya no podían entrar al bosque y que quería probar». Tras ello, se llevó a cabo una reunión con los ganaderos de la zona para explicarles que el proyecto también les beneficiaba a ellos. «La acogida fue muy buena», recuerda Pablo Schapira.
Y es que, además de la función ecológica que tienen estos animales, también conllevan un beneficio socio-económico asociado con la creación de puestos de trabajo y permiten asentar población en la comarca. «Para este proyecto tenemos contratadas a dos personas, uno encargado de los caballos y otro del cercado», señala Schapira, quien explica como Pablo Villa se volvió a su pueblo para cuidar de los caballos. «Él tuvo caballos hace 30 años y ahora ha podido volver con su familia para vivir aquí, por lo tanto es una oportunidad para poder fijar población».
Villa es el encargado de cuidar y mantener los caballos, arreglar fuentes y caminos, vigilar cómo va la vegetación.... «Al ofrecerme este trabajo pensé que estaba soñando. Yo estaba en Madrid y me vine un mes antes sin trabajo. Me llamaron y acepté, era mi sueño», apunta, añadiendo que gracias a la labor del pastoreo natural de estos caballos «estamos haciendo un cortafuegos natural impresionante, sin necesidad de máquinas».
Imagen de los caballos pastando tranquilamente en el bosque de Villanueva de Alcorón. - Foto: Javier PozoEl buen trabajo durante estos meses es más que palpable, por ese motivo ya se trabaja con el Ayuntamiento de Armallones para incluir otras 6.000 hectáreas de pasto. «Los caballos van a contribuir que este paisaje sea más heterogéneo y más rico en términos de biodiversidad, que es fundamental para reducir la vulnerabilidad ante los incendios forestales», indica el director de la iniciativa de renaturalización Sistema Ibérico Sur. «Es mucho más barato tener animales abriendo y limpiando montes que tener que hacerlo mecánicamente. Desde las instituciones se ponen millones y millones en limpieza, clareos, retirada de podas… mientras que nosotros planteamos una solución más natural y económica», añade.
Los caballos
Además de los beneficios ecológicos para el territorio, la renaturalización también constituye una oportunidad para el ecoturismo y el desarrollo de actividades basadas en la naturaleza. Asimismo, la presencia de los caballos de Przewalski es una destacada contribución del territorio a la conservación de la subespecie, de la que apenas quedan 2.000 ejemplares en todo el mundo.
Otra de las cosas que interesan en el proyecto es ver como se adaptan estos caballos a una nueva alimentación, ya que si bien en Francia era muy parecido el ambiente, en Hungría era muy diferente, vivían en un pastizal de 3.000 hectáreas donde no había ni un solo árbol, por lo tanto aquí se tuvieron que adaptar a un nuevo ambiente, con zonas de pastos abiertas y zonas más cerradas. «Es muy interesante ver como, poco a poco, van probando alimentación diferente, ambientes diferentes. Al principio era gracioso verlos, ya que no conocían el bosque, con lo cual veías que se quedaban solo en las zonas abiertas y lo de meterse en el bosque les daba reparo. Ahora les encanta», apunta Schapira.
Tal está siendo la adaptación de los caballos a los bosques de Villanueva de Alcorón que ya hay varias hembras embarazadas y se espera, que con algo de suerte, en estos meses se puedan tener las primeras crías nacidas aquí. «Tienen una gestación bastante larga de 11 meses y esperemos que todo vaya bien. En el momento que los animales empiezan a criar es una buena muestra de la adaptación al ambiente», explica Pablo.
El nacimiento de alguna cría en Villanueva de Alcorón sería una gran noticia, ya que la población de estos caballos salvajes está bastante estancada a nivel de números desde hace unos diez, ya que no tienen espacios donde reproducirse porque la mayoría de estos animales están en zoos o en reservas. «La población más grande de estos caballos se encuentra en el desierto del Gobi, pero el ambiente allí no es muy propicio para ellos. Se quedaron allí atrapados porque fue donde se les dejó vivir, pero el ambiente no es bueno, son temperaturas bajísimas en invierno y muy altas en verano. En estos ambientes se adaptan mucho mejor», puntualiza Schapira.
La Península Ibérica fue el hábitat de caballos salvajes con rasgos físicos muy similares a los caballos de Przewalski, como atestiguan grabados y pinturas rupestres como las de Altamira o en la cercana Cueva de los Casares.
En Villanueva de Alcorón los Caballos se agruparon en una gran manada, de unos 20 miembros en torno a dos machos. Luego hay tres machos que fueron expulsados del grupo y están dando vueltas alrededor del vallado. Cuando los machos se vean fuertes volverán y posiblemnete se crearán distntintas manadas. «Estos caballos son icónicos y hay mucha gente que quiere venir a verlos., otra forma de generar economía», termina Schapira.