El Gobierno de Castilla-La Mancha va a estar muy vigilante para que los proyectos de plantas de biometano cumplan las condiciones mínimas de salubridad para la ciudadanía y por ello se encuentra trabajando en el Plan de biometano en Castilla-La Mancha, tal y como ha aseverado el director general de Calidad Ambiental, Tomás Villarrubia.
En la presentación del Centro de Control de Calidad del Aire de Castilla-La Mancha este lunes, Villarubia ha remarcado este lunes que su departamento "lo tiene muy claro" y "no va a consentir que ningún proyecto no reúna estas condiciones mínimas de salubridad". "Las plantas de biometano ahora mismo tienen una tecnología puntera y con unos controles odoríferos muy restrictivos".
A preguntas de los medios, ha reaccionado de este modo, tras la publicación en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha de la declaración como proyectos prioritarios de dos plantas de biometano en Campo de Criptana y Socuéllamos, así como el trámite de información pública de la construcción de una planta de producción de biometano en Caracuel de Calatrava.
Desde la Consejería de Desarrollo Sostenible y la Dirección General de Calidad Ambiental analizan "todos y cada uno de los proyectos de biometanización", que "tienen que reunir unos mínimos para poder ser informados favorablemente fundamentalmente en lo que a materia de emisiones de gases se refiere".
En su opinión, los proyectos de biometanización son una solución al problema de gestión de residuos en Castilla-La Mancha, por lo que se trabaja en la elaboración de un plan regional dirigido "a establecer las reglas de juego", que todos los promotores pueden seguir a la hora de plantear estas iniciativas "con unas exigencias muy estrictas".
Así, se pretende acabar "con lo que ya ocurrió hace bastantes años", con "proyectos relativamente deficitarios o mediocres" que crearon "una mala imagen a un procedimiento de gestión de residuos que es necesario". Un planteamiento que, a juicio del director general de Calidad del Aire, contribuye con el tejido productivo e industrial de Castilla-La Mancha, genera también un impacto social positivo de generación de puestos de trabajo y "fundamentalmente de eliminación o valorización de esos residuos convirtiéndolos en biogas y combustible".
En cuanto a los residuos que se generan "depende de la dieta del proyecto" --desde lodos de depuradora, purines, vinazas, residuos agrarios-- ha afirmado Villarrubia, que ha insistido en que los gases son tratados de forma que la emisión a la atmósfera de gases nocivos es prácticamente cero".