Editorial

Vivienda, la falta de solución a un problema principal

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Que el precio de la vivienda sigue en una espiral de vértigo, es una realidad que se constata fácilmente con los datos. Si los de los portales inmobiliarios se han tildado en ocasiones de datos interesados, la última actualización de la Estadística Registral Inmobiliaria, que elabora el Colegio Oficial de Registradores, deja poco lugar a dudas sobre la evolución del mercado inmobiliario en España.

Según estos datos, el precio medio de la vivienda en España registró en el último trimestre de 2024 un nuevo máximo histórico, que certifica que se han sobrepasado los precios registrados durante los años de la burbuja inmobiliaria. El aumento con respecto al trimestre anterior es el del 2,4 por ciento, en venta, y del 1,6 por ciento en los precios del alquiler.

Con respecto al año anterior se advierte un salto en precios y en número de operaciones cerradas, especialmente en lo que se refiere a vivienda nueva, tan cara como escasa.

La falta de oferta en todos los campos, tanto para la venta como para el alquiler, y la imparable escalada de los precios han convertido a la vivienda en la principal preocupación de los españoles. Según el último Barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), el 28,3% de las personas encuestadas perciben la vivienda como la principal preocupación de la población española, que ha ido escalando en el ránking de problemas en los últimos meses.

El debate político puede haber contribuido también a esta percepción, a medida que se ha ido calentando, como casi todo en el crispado ambiente de confrontación que reina en la gran mayoría de los ámbitos.

La vivienda no ha esquivado el frenesí de la polarización, al que parece que no escape ningún asunto, por fundamental que sea. Todo ello a pesar de que aumenta el número de ciudadanos que se ven incapaces de acceder a este bien escaso, ya sea por esta escasez, o por los precios cada vez más inalcanzables.

Aunque a menudo el foco de atención apunta hacia los más jóvenes como sector de la población más perjudicado, no son, ni mucho menos, los únicos afectados. La vivienda está ensanchando la brecha de la vulnerabilidad social, haciendo que caigan de ese lado capas sociales que hasta ahora se encontraban lejanas y se aproximaban mucho más a las sufridas clases medias.

Las recetas que se han puesto hasta ahora sobre la mesa, también sobre la legislativa, para aliviar el que es hoy el principal problema de los españoles, han resultado desnortadas, cuando no directamente inútiles.

Mientras siga siendo un bien escaso, parece difícil que se pueda poner freno a un problema que empieza por exigir mucha más oferta.