Dos goles y un partido espléndido de Raúl García derribaron este domingo la fortaleza del Metropolitano y las esperanzas de ser tercero del Atlético de Madrid, doblegado por Osasuna, mejor casi siempre, resistente cuando el conjunto rojiblanco más lo exigió en algún tramo y ganador en un territorio inabordable para casi todos, donde completó un encuentro de mucha altura. A sus 23 años, en su trigésimo octavo con el conjunto navarro, con cuatro goles hasta ahora, el delantero de la cantera del Betis dominó el área del Atlético, autor tanto del 0-1, con una volea, como del 1-3, cuando remachó un centro de Areso, para frustrar ya definitivamente cualquier indicio de remontada del grupo de Diego Simeone, por debajo del podio por primera vez en cada una de las doce campañas completas que ha dirigido a los rojiblancos.
Mucho mérito de Osasuna, que cerró la goleada con el 1-4 de Lucas Torró, aunque todo empezó en Raúl. A nadie le extrañó cuando marcó el 0-1. Era una sensación insistente su dominio. Un desenlace predecible. Tal y como se desarrollaba el partido. Tal y como jugaba el Atlético, sin la intensidad de otras ocasiones, pero, sobre todo, sin la necesidad de anteriores jornadas, cuando sintió en riesgo una plaza en la nueva Champions.
Ya resuelta desde el pasado miércoles, once puntos por encima del Athletic Club, y liberado el Atlético de tal peso y responsabilidad, su puesta en escena fue relajada, contemplativa, como si todo estuviera hecho. No el tercer puesto, del que ya no tiene ninguna posibilidad. O como si por mera inercia fueran a ganar su partido ante Osasuna, que no tiene absolutamente nada en juego desde hace semanas, sin triunfos en la seis citas precedentes -cuatro derrotas y dos empates- al Metropolitano, donde se adelantó por 0-1. Desde el partido en Cádiz, Gabriel Paulista no había vuelto a jugar. Ningún minuto en ninguno de sus últimos diez encuentros disponible. Fuera por sanción Giménez y Witsel, los futbolistas del perfil que quiere Simeone para el medio de la defensa, recurrió al brasileño. Primero no despejó del todo bien y después perdió de vista a Raúl García, que marcó de volea dentro del área, ante Oblak, el gol de Osasuna en el minuto 26. Una seria advertencia.
La foto apunta al central, sustituido al descanso por Simeone. El rechace lo impactó Catena en la pugna con Llorente para encontrar completamente solo a Raúl García. Su quinto gol del curso. Al borde de la media hora, el Atlético ni siquiera había tirado a portería... Ni fuera. Su primera ocasión fue en el minuto 32. De Griezmann. Nada más hasta entonces.
El gol lo despertó un rato. Cambió su actitud, su intensidad y su ambición. Ya sí se pareció al equipo que apenas ha perdido dos partidos desde hace año y medio en su terreno, con 33 triunfos en 37 partidos antes de recibir a Osasuna. Correa remató alto, Samuel Lino exigió la primera parada a Sergio Herrera, el poste rechazó una rosca del brasileño... Y Griezmann falló un gol cantado, en una internada de Llorente. Suele ser gol casi siempre, esta vez no lo fue. Después respondió Aimar, con un derechazo al palo, para decirle directamente al Atlético que ni siquiera su reacción hasta el momento era suficiente para intimidarlo. Ni tampoco para empatarlo. Tampoco su inicio del segundo tiempo, cuando Jan Oblak aplazó el 0-2 de Osasuna con una parada formidable a Raúl García. No alcanzó a la siguiente, cuando el delantero visitante, entregó el gol a Aimar, con el portero esloveno ya batido en el suelo.
¿La sentencia? No. De momento. El Atlético resurgió con el 1-2 apenas dos minutos después, cuando Samuel Lino regaló el reencuentro con el gol de Morata. Suplente por quinto choque seguido, el internacional español atravesó once encuentros seguidos sin batir la portería contraria hasta el minuto 54 de este domingo, cuando remachó con la derecha.
Había partido. Griezmann visualizó el empate. Su zurdazo se fue fuera. Otro espejismo. Areso profundizó por la banda izquierda, desbordó con una facilidad impropia de este nivel a Riquelme, y centró al corazón del área donde estaba, otra vez, Raúl García. Su derechazo batió de nuevo a Oblak para transmitir que el triunfo era de Osasuna (1-3), derrotado en sus últimos once duelos contra el Atlético... hasta este domingo. Fue un ganador irrebatible, más aún cuando Lucas Torró conectó con el 1-4 con un buen chut. El Metropolitano despidió el curso con pitos.