Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Turismo

14/06/2024

Recientemente en Baleares, contra la industria turística que les da de comer. Protestaban contra lo que conocen por experiencia diaria y anticipa escenarios no malos, peores. Lo que ahora proporciona pan a algunos provoca disfunciones graves en el día a día y anuncia un deterioro incalculable en el futuro. El turismo no es un invento nuevo. En la segunda mitad del siglo XIX el fenómeno turístico se impuso sobre el fenómeno del viajero. El viajero era un individuo, hombre o mujer, que se permitía viajar, obviando el miedo a lo desconocido. Primaba el descubrimiento de culturas diversas, de costumbres ignoradas, de lenguajes variados. No era de sol y playa, (eso vendría más tarde), se trataba de conocer y admirar el arte, la religiosidad antigua los templos, los palacios, los castillos, los mercados, sus ríos, sus montañas. Otras formas de estar en el mundo. Distante, desde luego, del actual turismo que todo lo llena, todo lo ocupa, consume deprisa y se marcha a invadir otros espacios. No les interesa la cultura o la historia, simplemente van donde todo el mundo va, saturan los templos, colapsan los museos, los restaurantes, las obras de arte no se pueden contemplar porque otros empujan, cuando no son los mismos empleados, como sucede en los museos del Vaticano. El de ahora no es el turismo que en España descubrió libertades colectivas e individuales secuestradas por la dictadura. El turismo actual no enseña, pasa dejando tras de sí un paisaje de desolación. 
Como en Canarias o en Baleares, el turismo en Toledo es una industria importante, pero al contrario que allí se aplaude la masificación, la gentrificación y el colapso circulatorio. Como en los lugares en los que se han manifestado, el temor debiera ser el paisaje que quedará tras las batallas de gentes saturando calles, contaminado el ambiente, encareciendo los productos de consumo y las viviendas. En los lugares más invadidos se están tomando medidas para que, lo que proporciona riqueza a unos cuantos, no engendre destrucción y pobreza a la gran mayoría. Así, como ha mandado el mesías de la derecha española, ya ultraderecha, en su lenguaje evangélico "el que pueda hacer que haga."