La capital pasa de puntillas al recordar el Día de Castilla

Beatriz Palancar Ruiz
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La ciudad fue una de las primeras en sumarse al levantamiento de las comunidades de Castilla en el siglo XVI, un movimiento comunero que defendía ideas liberales que, siglos después, inspiraron los textos constitucionales

Bajo relieve que preside la fachada principal del Edificio Arriaca de la Plaza del Concejo desde el año 2022. - Foto: Javier Pozo

Este miércoles, 23 de abril, además de celebrar el Día del Libro, en las ciudades castellanas es el momento de conmemorar el Día de Castilla. Una efeméride que está relacionada con un acontecimiento histórico de la Historia de España en el que Guadalajara jugó un papel importante a pesar de que, por razones diversas, esta relevancia se puede decir que casi ha quedado en el olvido, tanto por la escasez de actos, ninguno de ellos oficial o institucional, que lo recuerdan como por su permanencia en la memoria colectiva de los guadalajareños.

«La importancia que tiene para Guadalajara es la misma que para el resto de ciudades de Castilla. Es la primera revolución de la Historia de Europa que podemos considerar como moderna, al estilo de la Revolución francesa o de la Guerra de la Independencia americana», describe el doctor en Historia y profesor en la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia), Javier Plaza, quien, por encargo del Grupo Municipal Aike ofreció una conferencia sobre la insurrección comunera este miércoles. Y es que esta formación política es la única que ha convocado actos, esta charla y un encuentro festivo para el domingo, para conmemorar el Día de Castilla en la ciudad. Una circunstancia que apena al historiador.

«Es la primera vez que la gente intenta cambiar el sistema político por otro bastante democrático. Lo que hicieron los americanos o los franceses que se han hecho famosos por su revolución, en Castilla, en Guadalajara, se hizo un par de siglos antes. Es la primera vez que en España se levanta el pueblo pidiendo democracia y pidiendo cosas que están hoy recogidas en nuestra Constitución actual», declara Javier Plaza, quien reconoce que existe un gran desconocimiento por parte la población. 
«Es una pena, parece que Castilla se ha difuminado. Sólo se celebra en Castilla y León, parece que en Castilla-La Mancha somos otra cosa y somos igual de castellanos que ellos. La división de Castilla en varias comunidades autónomas ha difuminado el legado comunero. Desde el siglo XIX, los comuneros fueron un referente en España. Todo eso, con la dictadura franquista se perdió, y ese legado comunero se ha quedado un poquito escondido y restringido a la comunidad autónoma de Castilla y León cuando realmente es una herencia que aplica para toda España y, por supuesto, para una ciudad para Guadalajara que estuvimos ahí en la vanguardia», argumenta Plaza.

Conferencia del historiador Javier Plaza organizada por Aike en el Día de Castilla.Conferencia del historiador Javier Plaza organizada por Aike en el Día de Castilla. - Foto: Javier Pozo

Guadalajara, después de Toledo, fue una de las primeras ciudades castellanas que se levantó contra el emperador Carlos de Gante, conocido como Carlos I de España y V de Alemania, heredero de todo un imperio que, por sus intereses expansionistas en tierras germanas,  empezó a subir los impuestos al pueblo de Castilla, lo que motivó el inicio de las revueltas populares.

«Se reúne la gente en la Plaza del Concejo, allí toman posesión de los cargos municipales, se los arrebatan y se los dan a la gente del pueblo. En Guadalajara, había una situación un tanto extraña porque aquí estaba el duque del Infantado, que no era dueño de Guadalajara, pero como si lo fuera. Los comuneros fueron a pedir su apoyo, quien les intentó convencer de que estuviesen tranquilos. No le hicieron caso y el duque reaccionó y desactivó la rebelión en Guadalajara», relata el historiador Javier Plaza, quien pone sobre la mesa el doble juego empleado por la familia Mendoza, ya que se da la circunstancia de que el hijo del mismo duque, el conde de Saldaña, fue uno de los que instigó la insurrección comunera en la ciudad.

«Las Comunidades castellanas y las Germanías aragonesas fueron estallidos protagonizados por las gentes más humildes, por los pecheros que cargaban con toda la presión fiscal de sus gobernantes, ya cansados de aportar todo y de ceder en todo; aunque también se sumaron miembros de la nobleza que pretendían ascender en el escalafón enfrentándose a la voluntad del rey, como era de costumbre. Aquí en la ciudad fue el doctor Francisco de Medina el que congregó a las gentes de Guadalajara», añade el también doctor en Historia Pedro José Pradillo, que relata como «en días sucesivos Pedro de Coca, Diego de Medina y Gigante tomaron el Alcázar» para dirigirse después al Infantado buscando la complicidad del duque, quien «cursaría la pertinente denuncia ante la justicia por bellaquería y desacatamiento y llevaría al patíbulo al carpintero Pedro de Coca, con lo que la rebelión quedó aplastada en Guadalajara», concreta Pradillo.

Escudo imperial que el rey Carlos I de España y V de Alemania regaló a la ciudad tras la revuelta comunera para situarlo en una de las puertas de la muralla medieval.Escudo imperial que el rey Carlos I de España y V de Alemania regaló a la ciudad tras la revuelta comunera para situarlo en una de las puertas de la muralla medieval. - Foto: Javier Pozo

V Centenario

En 2022, con motivo del quinto centenario de la revolución comunera, el Ayuntamiento de Guadalajara llevó a cabo distintas acciones para recordar lo que supuso el levantamiento de las Comunidades de Castilla. Dando cumplimiento a un acuerdo de pleno de 31 de enero de 2020, se encargó un relieve escultórico al artista local Sergio del Amo, una obra de arte que se inauguró en abril de 2022; el mismo año en el que se editó, también bajo el patrocinio del área de Cultura del Consistorio, el libro Guadalajara comunera, escrito por José María Sanz Malo, quien está relacionado con el mundo cultural de la ciudad al pertenecer a la asociación Gentes de Guadalajara. 

«Debería ser un día conmemorado, festejado y recordado. Lo que se hizo en la Plaza del Concejo con ese friso me parece muy bonito pero echo de menos que el Ayuntamiento recuerde lo que pasó. Una ciudad como Guadalajara, que se enfrenta a todo un imperio, es para acordarse de ello. Es algo que demuestra lo avanzada que estaba Castilla y Guadalajara en aquella época, en el siglo XVI. Es algo de lo que sentirse orgulloso», reitera el historiador Javier Plaza, que destaca que «aunque los comuneros perdieron la guerra, sus ideas acabaron ganando. Es lo verdaderamente importante» porque «las ideas que dejaron están perfectamente vigentes. Si hubiera ganado, todos los colegios del mundo estarían estudiando a los comuneros de Castilla como el referente democrático de la Historia», asegura Plaza.

La plaza del Concejo fue el escenario del inicio de la insurrección comunera en Guadalajara.La plaza del Concejo fue el escenario del inicio de la insurrección comunera en Guadalajara. - Foto: Javier Pozo

Vestigios comuneros 

Los acontecimientos históricos suelen dejar huellas en las ciudades a través de las cuales se da a conocer lo sucedido en distintas épocas. Sobre la revolución comunera, también conocida como Guerra de las Comunidades que se desarrolló entre 1520 y 1522, se conservan algunos vestigios en la ciudad de Guadalajara, que fue una de las primeras en levantarse.

Sin lugar a dudas, el elemento más destacado que queda de aquella revuelta en la ciudad es el escudo imperial de Carlos V labrado en piedra que hoy en día puede contemplarse empotrado en uno de los muros del patio central del edificio del instituto Liceo Caracense. No siempre estuvo allí. Es lo que queda de una de las puertas de la muralla medieval. Otro escudo gemelo, podríamos decir, y encargado por el rey por el mismo motivo, puede contemplarse en la denominada puerta de bisagra de la ciudad de Toledo, que lideró la insurrección comunera en Castilla.

Los comuneros tomaron el Alcázar Real en busca de los procuradores a Cortes de Guadalajara y ocasionaron graves desperfectos en su estructura.Los comuneros tomaron el Alcázar Real en busca de los procuradores a Cortes de Guadalajara y ocasionaron graves desperfectos en su estructura. - Foto: Javier Pozo

Precisamente allí, en Toledo, estuvo la alcarreña María Pacheco dirigió una heroica resistencia en los últimos momentos de la guerra contra el emperador. Ella, que era noble de cuna, de la familia Mendoza, siendo hija del marqués de Mondéjar y conde de Tendilla, así como sobrina del duque del Infantado, estuvo al frente de los comuneros junto a su esposo Juan de Padilla, Francisco Maldonado y Juan Bravo. Y es que la segunda ciudad que mantuvo viva la llama de la revolución comunera fue Segovia, capitaneada por Juan Bravo, nacido en la localidad de Atienza y vinculado a esta población por, al menos, dos o tres generaciones anteriores a él.

Tras la rebelión comunera, el emperador Carlos I de España y V de Alemania envió a las ciudades que habían tenido importantes revueltas en Castilla un escudo de piedra de grandes dimensiones de su reinado que estuvo colocado en la puerta del Mercado de la muralla, situada en la que hoy es la Plaza de Santo Domingo, para recordar a la ciudadanía quién mandaba en el reino. 

La plaza del Concejo fue el escenario principal de los comienzos de la revuelta comunera. Según cuenta la tradición, a las puertas de la iglesia de San Gil, de la que se puede ver su ábside en la imagen superior, el doctor Francisco Medina, acompañado por el conde de Saldaña, hijo del duque del Infantado de la época, pronunció un discurso que supuso el inicio de la insurrección en la ciudad.

María Pacheco fue una de las líderes del movimiento comunero y desde el verano de 2021 una calle de la capital lleva su nombre para recordarla. María Pacheco fue una de las líderes del movimiento comunero y desde el verano de 2021 una calle de la capital lleva su nombre para recordarla. - Foto: Ayto Guadalajara

Después de despojar a los alcaldes y alguaciles de sus cargos, y tras una discusión con el duque del Infantado, los comuneros tomaron el Alcázar Real en busca de los procuradores en Cortes que representaban a la ciudad de Guadalajara que habían traicionado los intereses del pueblo dando su apoyo a los intereses del rey Carlos V para conseguir mayores tributos e impuestos.

De los líderes o capitanes comuneros de Castilla más conocidos, hay que destacar los orígenes de dos de ellos relacionados con la provincia, la guadalajareña María López de Mendoza, conocida como María Pacheco, hija del marqués de Mondéjar y conde de Tendilla y, a su vez, esposa del también rebelde Juan de Padilla; así como a Juan Bravo, nacido en Atienza. Desde el verano de 2021, una calle de la capital lleva el nombre de la alcarreña para recordarla.