Resulta sorprendente que, junto al río Henares, a escasos metros de la A-2 y de un corredor industrial y poblacional, se sitúe un humedal que es refugio y lugar de paso de miles de animales, fundamentalmente aves. Lo que hasta el 2003 era una depuradora, se ha convertido en una reserva ornitológica de diez hectáreas, con cuatro lagunas artificiales, que recibe al año miles de visitas de colegios, asociaciones y particulares. La reconversión experimentada evidencia que, con trabajo y tesón, es posible tener un oasis de naturaleza cambiante cerca de las ciudades, y eso es lo que han conseguido en Azuqueca de Henares.
En pleno corazón del Corredor del Henares, a la altura del kilómetro 42 de la autovía, se esconde este rincón singular, donde cada hora, cada día y cada estación son únicas, y donde se ha ido creando un bosque de ribera con un paisaje ingente de biodiversidad, propiciado por una migración escalonada que encuentra en este lugar un microclima donde cobijarse.
Un humedal que es lugar de paso y descanso de al menos 200 especies de aves a lo largo del año. Una reserva municipal donde la luz es el reloj biológico que marca los cambios de estación y donde la naturaleza nunca es igual. Si hace apenas un par de semanas era el pinzón vulgar la especie protagonista, ahora lo es el ruiseñor común, a quien pronto retirará el privilegio la llegada de África de la oropéndola, y muy posiblemente el vencejo cerrará el ciclo.
En este bello paraje natural se pueden ver desde cuatro especies de pájaros carpinteros hasta jilgueros, búhos reales o incluso el porrón pardo, catalogado en peligro de extinción en Castilla-La Mancha y que en Guadalajara solo se puede contemplar durante todo el año en esta reserva.
Y si bien en este corredor biológico migratorio se avistan aves procedentes del Norte de Europa solo en invierno; con la llegada de la primavera se divisan otras que provienen de África y que se marcharán de nuevo a partir de septiembre. Es el caso de la golondrina, el ruiseñor, el cuco, el autillo o el torcecuello, y acaba de arribar el carricero común.
En esta especie de selva tropical también se divisan con frecuencia rapaces como el milano negro, el águila calzada o el aguilucho lagunero, y se llegan a escuchar a la vez una decena de sonidos de especies diferentes. Es, además, un refugio de jinetas, gatos monteses, nutrias, tejones y comadrejas, así como de media docena de especies de murciélagos y de culebras, reptiles o galápagos, y un paraíso para los erizos. Al igual, es cobijo de especies exóticas invasoras como el mapache y la tortuga de Florida.
La excelente ubicación de esta reserva lo convierte en un lugar de referencia que visitan de lunes a viernes colegios, institutos y todo tipo de asociaciones y grupos, de forma gratuita, tanto de la provincia como de otras comunidades.
Además, el último sábado de cada mes se abre al público en general. Las personas interesadas solo tienen que enviar un correo electrónico a equipamientosambientales@azuqueca.net, y de forma excepcional se abre algún otro sábado, coincidiendo con fechas clave. Las visitas son también gratuitas y guiadas y conducidas por el director del centro, Jesús Puebla. Es fácil que este oasis sea visitado anualmente por cerca de 7000 personas.
Y si bien el cambio climático se evidencia en gran parte de los parajes, gracias a los proyectos experimentales que se ponen en marcha desde el Ayuntamiento, el suelo de esta reservas natural sigue renovando su vegetación y la biodiversidad está aumentando tanto en variedad de especies como en cantidad.
Este humedal es Refugio de Fauna y Zona Sensible de Protección Concertada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, forma parte del Inventario Español de Zonas Húmedas y está incluido, además, en la Red Natura 2000.