La villa de Almonacid de Zorita ha celebrado, de manera sencilla, pero entrañable, la festividad de Santa Águeda, que ha llegado a su vigésimo sexta edición desde su recuperación a finales de los años 90.
La devoción a Santa Águeda en Almonacid se remonta a tiempos inmemoriales. Era costumbre, cada vez que un nuevo almorcileño venía al mundo, invocar la protección de la Santa acercando al recién nacido hasta su imagen o incluso llevando la imagen a casa de su familia.
Rosa Ruíz, miembro del coro parroquial de Almonacid, antigua miembro del grupo de baile que recuperó la tradición de las águedas y actual componente de la rondalla de Almonacid, recuerda que "en 1998 se formó este grupo de baile y, tras una actuación de la monitora del mismo en Mazuecos, surgió la idea de las águedas de Almonacid, por lo que se decidió retomar la celebración".
Este grupo no solo rescató la vieja costumbre sino que, además, confeccionó las vestimentas características de la fiesta así como otros aspectos relacionados con este día.
Ahora, los actos comienzan siempre en el viernes del fin de semana de Santa Águeda, que este año ha correspondido al día 2 de febrero.
A partir de las 18:30 horas las mujeres del pueblo se reunían con los miembros de la corporación municipal, encabezada por el alcalde, José Miguel López, para elegir a la alcaldesa de honor de las águedas. Este año, el cargo ha recaído en una hermana de Rosa, María del Mar Ruiz. El regidor almorcileño cedía entonces el bastón de mando y con él, de un modo simbólico, sus poderes a la alcaldesa elegida para el día de Santa Águeda. María del Mar recogía así el testigo de la que fuera alcaldesa en 2023, Soledad Huerta.
Como testigos y garantes del acto estuvieron presentes los concejales Jesús Muñoz y María Caruana. La ceremonia concluía con la invitación de las Águedas a bollos y vino dulce a todos los asistentes.
Este domingo, los actos de las Águedas comenzaban con la visita a la residencia de mayores Virgen de la Luz. "Todas las fiestas de Almonacid, comienzan por la Residencia de Mayores Virgen de la Luz. Consideramos importante hacer partícipes a nuestros mayores de la vida municipal, y especialmente a aquellos que por su edad, ya no pueden desplazarse para vivirlas como antaño", señala José Miguel López, alcalde de Almonacid.
Así, la música de las dulzainas se desplazaba hasta la residencia, donde también se había elegido a la "alcaldesa por un día", cargo otorgado a una de las residentes del centro, en este caso, Rafaela Castuera, quien también es camarera de honor de la Hermandad de la Virgen de la Luz, patrona de Almonacid.
Finalizada la visita a la residencia, la corporación municipal, acompañada por los músicos y los vecinos que ya se iban sumando a la comitiva, se acercaron hasta a la casa de la alcaldesa de las águedas, en la almorcileña calle del Trinquete, para desde allí encaminarse en alegre recorrido hasta la Ermita de la Virgen de la Luz.
La misa de Santa Águeda la ofició el párroco local, don Justino. Como viene siendo habitual, el acto litúrgico fue amenizado musicalmente por la Rondalla Villa de Almonacid. Dirigida por Manuel Fuentes, de nuevo sobresalían las dos voces, de Eva Parra y Manuel Toledano, cuyas interpretaciones fueron incluso aplaudidas por los feligreses.
Para terminar la misa, Amelia Serrano leyó una poesía dedicada a Santa Águeda.
Una vez realizada la misa, y de nuevo al ritmo de las dulzainas, la alcaldesa de honor de 2024 encabezó un pasacalles por las principales vías de de la localidad, que concluiría en un aperitivo ofrecido en el Casón Cultural Conde de Saceda.
La comida de hermandad que tradicionalmente se celebra con motivo de la festividad de Santa Águeda tuvo lugar en el Restaurante La Torre, en un animado encuentro de confraternización al que siguió la celebración de un "bingo" benéfico que repartió bonitos y divertidos regalos.
Una santa siciliana con gran arraigo en nuestra provincia
Tal y como relata la tradición cristiana, Águeda de Catania vivió en aquella ciudad siciliana en el siglo III, y sufrió la persecución a decretada por el emperador Decio a raíz de la denuncia del procónsul de Sicilia, Quintilianus, al verse rechazado este por la joven ella en sus pretensiones hacia ella.
Como castigo, Águeda fue cruelmente torturada y encarcelada y, aunque la intercesión de San Pedro sanó sus heridas, finalmente fue arrojada sobre carbones al rojo vivo y revolcada por las calles de su ciudad.
Con los siglos, su historia se extendería por tierras cristianas originando así una enorme devoción que daría lugar a muchísimas manifestaciones de carácter tanto lúdico como litúrgico, algunas de las cuales siguen vigentes en la actualidad.