rijueque ostenta con orgullo merecido ser 'El Balcón de la Alcarria'. De hecho, este apelativo se queda corto a la hora de describir las impresionantes vistas que regala este municipio enclavado al límite de la meseta alcarreña, justo en el borde de la planicie que desciende abruptamente hacia la cuenca del Badiel. La muela de Alarilla, el cerro de Hita, las sierras de Guadalajara y Madrid y hasta 16 pueblos del valle del Henares pintan el lienzo del que es, sin duda, un auténtico espectáculo para los sentidos.
Sin embargo, el atractivo de Trijueque no termina aquí. Este mediano municipio alcarreño, ubicado en el margen de la A-2, tiene muchísimo más que ofrecer. No hay más que echar un vistazo a la Plaza Mayor para corroborar su importante pasado histórico. Esta amplia ágora acoge el ayuntamiento, un edificio del siglo XVI con reformas posteriores coronado por dos escudos heráldicos, el de armas de los Mendoza y el del municipio. También llaman la atención algunas casonas nobiliarias y un lindo rincón de viviendas con soportales.
Sin embargo, la construcción más destacada del corazón trijuequeño es el antiguo Parador Real de Carruajes, casa de postas y parada obligada del antiguo camino que unía Madrid con Zaragoza donde se dice que paró a repostar el mismo Felipe II. Tras acoger las antiguas escuelas y casas de maestros, este bonito edificio de piedra pasó a ser la sede centro social en la planta baja y la biblioteca municipal en el piso superior. Trijueque fue fortificada en el siglo XV por los Mendoza. De su muralla, que presentaba tres entradas, tan sólo se mantiene algún lienzo disperso y tres torreones en distinto estado de conservación. El único que ha sido restaurado se encuentra en las confluencia de la calle Consumo y la Placetuela y cuenta con ocho metros de altura y 14 de anchura. Este torreón, declarado Bien de Interés Cultural, es otra terraza excepcional para divisar los confines de la comarca. No es de extrañar, por tanto, que en la Guerra Civil fuera utilizado como observatorio por parte de las tropas republicanas.
Precisamente, la antigua iglesia de la Virgen de la Asunción, construida entre los siglos XVI y XVI sobre el que fuera palacio de los Mendoza y anteriormente un hospital, fue uno de los edificios que padeció sobremanera los efectos de la contienda civil española. Asomada sobre el extremo norte de la localidad, unos metros más adelante del Mirador de la Alcarria, esta iglesia tan sólo conserva en pie parte de la estructura principal que, no obstante, deja adivinar su enorme belleza e interés artístico. Fue techada y reconstruida parcialmente entre 1944 y 1961, lo que permitió utilizarla como lugar de culto hasta que, definitivamente, se trasladó en 1964 a un edificio de nueva construcción ubicado en la avenida la Callejuela.
En la actualidad, la parte del templo que corresponde con el antiguo patio del palacio mendocino hace las veces de cementerio junto a otros terrenos aledaños que fueron acondicionados por el ayuntamiento ante la necesidad de espacio para nuevas sepulturas. En el ámbito religioso, otro de los puntos de interés de la localidad es el conjunto que forman la ermita de la Soledad, y el calvario tallado en piedra, ubicados al otro lado de la autovía A-2.