Broadway es sinónimo de teatro. El famoso distrito de Nueva York está considerado como el lugar de referencia de las artes escénicas. Sin embargo, un nuevo horizonte se dibuja a nivel cultural y no es en la Gran Manzana, sino a miles de kilómetros de allí. Los ojos ahora miran hacia Londres y, en concreto, al área urbana del West End, convertida en los últimos años en el epicentro global del espectáculo. Así lo atestiguan los datos, que recogen que la capital británica es la ciudad con mayor número de espectadores, tras superar con creces a la industria norteamericana, y con números de asistencia mayores que antes de la pandemia.
«Nueva York es también un lugar maravilloso para ver el teatro, hay obras increíbles representándose allí. Pero Londres ha tomado el liderazgo en los últimos 10 o 15 años y se recuperó mucho más rápido de la pandemia que Broadway», afirma la codirectora de la SOLT Hannah Essex.
Aunque sea inevitable la comparación, la dirigente asegura que no existe una rivalidad real entre el propio Broadway y el West End, sino una «conexión realmente fuerte» entre ambos distritos y una simbiosis histórica de sus industrias teatrales.
Condiciones favorables
«La ambición de la mayoría de la gente es que su obra funcione tanto en Broadway como en el West End. Pero ahora la sensación es que hay más producciones que empiezan aquí (en Londres)», explica Essex, que apunta a que, en la actualidad, las condiciones económicas en el Reino Unido son más favorables que las que ofrece EEUU para establecerse.
Una de las razones principales es el «alivio fiscal» que ampara a la industria teatral británica y que les permite desgravarse hasta el 40 por ciento -o un 45 si es una producción en gira- de las pérdidas. Se inició como un mecanismo de recuperación tras la pandemia en 2021, pero el Gobierno británico lo ha mantenido como una ayuda permanente.
«El alivio fiscal implica grandes beneficios a la hora de iniciar producciones en Londres y, a grandes rasgos, nuestros costes son considerablemente menores a los de Broadway. Es más viable financieramente y los espectáculos tienden a programarse más tiempo también, así que se genera más», argumenta la codirectora.
De acuerdo con un informe de la Sociedad de Teatro de Londres (SOLT, en inglés), los grandes escenarios de este barrio recibieron 17,1 millones de asistentes en 2024, igualando su máximo histórico del año anterior y superando por un 11 por ciento los niveles previos al COVID-19.
Estas estadísticas revelan, además, que el conglomerado teatral del centro de Londres, que incluye unos 40 escenarios, tuvo casi cinco millones más que el total registrado en las producciones neoyorquinas (12,2 millones, según Broadway League) el año pasado.
La Ratonera, de Agatha Christie, no solo es la obra más longeva del West End, sino la que más tiempo ha permanecido en cartel a nivel mundial, con 73 años y más de 30.000 funciones a sus espaldas.
«Existen producciones a lo largo del país que merecería la pena tenerlas aquí, pero necesitan esperar a que haya un teatro disponible», relata.
Hace unos meses, el español Álvaro Morte (La Casa de Papel) debutó en el barrio británico junto a Lily Collins (Emily in Paris) en la obra Barcelona. En este momento, están en cartelera producciones protagonizadas por Jonathan Bailey o Tom Hiddleston y próximamente pasarán por sus escenarios Ewan McGregor con My Master Builder o Rachel Zegler con Evita, entre otros.
Estos grandes nombres son asimismo un atractivo para los turistas de la capital británica, pues uno de cada cuatro visitantes internacionales que acudieron a Londres en 2024 asistió a un espectáculo del West End, según los datos de la SOLT.
Este año, en cambio, el Reino Unido ha endurecido sus requisitos de entrada, con la implementación de una autorización electrónica de viaje (ETA, en inglés) similar a la que existe en Estados Unidos y desde el sector temen que esto impacte negativamente en las cifras de asistencia y en sus ingresos.
La industria teatral del Reino Unido factura anualmente 4.400 millones de libras (5.173 millones de euros) y emplea a unas 230.000 personas en todo el país. Además, la buena salud del sector es, cada vez más, un reclamo para los actores de fama internacional.
Essex asegura que mientras los teatros londinenses afrontan el aumento de los costes y las facturas de energía se han disparado un 120 por ciento en comparación con los niveles prepandemia, el precio de las entradas se ha mantenido apenas sin cambios para proteger al espectador, pero este modelo empieza a ser «insostenible».
Asimismo, critica los recortes que los anteriores Gobiernos hicieron en educación creativa y advierte de sus consecuencias: «A menos que la gente joven tenga una experiencia teatral y entienda lo que el teatro puede ofrecer, la gente no va a elegir venir a nuestro sector y nos dañará a largo plazo».