'Alimentación Margarita' es uno de los comercios de proximidad más conocidos de Los Manantiales. Desde hace casi cuatro décadas, este pequeño ultramarinos, ubicado en la calle La Isabela, da servicio a los vecinos de este popular barrio de la capital ofreciendo pan del día procedente de distintos puntos de la provincia, fruta y verdura fresca, bebidas, comestibles variados y artículos de droguería. No obstante, sus dos productos estrella son, sin ninguna duda, las mandarinas y las naranjas que su gerente, Raúl Bermejo, trae directamente desde Valencia cuando arranca la temporada de ambos cítricos y cuyo exquisito sabor y calidad atraen tanto a clientes habituales como a residentes de otras zonas de ciudad y de diferentes localidades de la provincia. «Tienen muy buena acogida, de hecho, viene gente de toda la provincia aposta a comprar: de Armuña de Tajuña, de Humanes, de Trijueque, etc. Incluso hay gente que suele llevarse varias bolsas a la vez para repartir con sus familiares y amigos», confirma. «Sin ir más lejos, esta mañana ha venido una chica que es maestra y se ha llevado cinco bolsas de cuatro kilos para dar a sus compañeros», apunta.
Fue hace 10 años, dos después de hacerse cargo de 'Alimentación Margarita', cuando Raúl Bermejo comenzó a desplazarse con su furgoneta hasta la plantación de mandarinos y naranjos que Armando Soler, un primo de su mujer, tiene en Masalfasar, localidad emplazada en la comarca de la Huerta Norte de Valencia. «Hablé con él para ver la posibilidad que había de comprarle directamente el género, le pareció buena idea y no he fallado ningún un año», comenta.
Desde finales de octubre o principios de noviembre, que es cuando empieza la época de las mandarinas, hasta aproximadamente el inicio de la primavera, que termina la de las naranjas, este pequeño comerciante realiza unos 14 viajes a Masalfasar para cargar tan demandada fruta. «Voy más o menos cada quince días los sábados o los domingos, que es cuando la tienda está cerrada. Salgo a las cuatro de la mañana, llego allí sobre las ocho, llenamos la furgoneta, desayunamos y vuelta para Guadalajara».
Raúl Bermejo vende en su tienda mandarinas y naranjas que él mismo adquiere y trae de Masalfasar (Valencia). - Foto: Javier PozoEn total, 840 kilómetros para brindar a sus parroquianos el mejor género posible. «Es una manera de atraer clientes pero, sobre todo, de prestar servicio porque la gente sabe que es fruta muy buena, recién cogida y que no pasa por ningún intermediario. Esa garantía es lo que la gente aprecia y lo hace que todo el mundo repita cuando las prueba», sostiene. Aparte de la calidad, el precio es otro aliciente que explica el éxito de ambos productos. Las mandarinas tienen un coste de 1,75 euros por kilogramo, pero Raúl las rebaja a 1,50 por una compra de cuatro kilos o superior. Lo mismo ocurre con las naranjas, cuyo precio, por determinar hasta que comience la temporada, estuvo la última vez en 1,30 euros.
Hasta aquí, ésta sería simplemente la crónica de un tendero trabajador y resuelto que trata de mantener su negocio a flote frente a la competencia de los grandes supermercados brindado la calidad y la cercanía que caracteriza al pequeño comercio de barrio. Sin embargo, la historia de Raúl Bermejo trasciende de la curiosidad para alcanzar el lado humano ya que ha decidido que el 10 por ciento de toda la recaudación que esta temporada consiga por la venta de las mandarinas y las naranjas irá destinada a las víctimas de la DANA. «Lo tuve clarísimo desde el principio. Traigo esta fruta de Valencia y cuando he pasado por la zona afectada, he visto el desastre de lo que hay allí y siento la necesidad de ayudar de alguna manera», declara sobrecogido. Será la segunda vez que este guadalajareño donará una parte de las ganancias obtenidas en la campaña de estas dos frutas a quienes más lo necesitan. «La idea se me ocurrió el año pasado viendo las dificultades que tiene mucha gente. Los Manantiales es un barrio humilde y sé de primera mano que hay personas y familias a las que les cuesta más llegar a fin de mes cada vez más», afirma.
Cáritas
Raúl Bermejo vende en su tienda mandarinas y naranjas que él mismo adquiere y trae de Masalfasar (Valencia). - Foto: Javier PozoAsí las cosas, los 700 euros recaudados de esta manera, Raúl los entregó hace apenas unas semanas a la parroquia de San José Artesano con el fin de destinarlos a los más pobres del barrio. Una vez finalizada la venta de esta temporada, la cuantía económica recogida irá a parar a la cuenta que Cáritas Valencia tiene abierta para prestar atención a los damnificados por el fatídico temporal del 29 de octubre. «Esta vez, espero poder llegar a los 2.000 euros», vaticina optimista. Por el momento y si la meteorología sigue acompañando, se augura una larga y buena cosecha de cítricos en la zona que frecuenta este trabajador autónomo, también oriundo y vecino de Los Manantiales. «Los años que más he vendido han sido unos 8.000 kilos de mandarinas y entre 8.000 y 10.000 de naranjas. A ver si se puede superar», anhela.
Y aunque todavía es pronto para saber si conseguirá llegar a la cantidad deseada, sí podemos asegurar que este simpático tendero continuará deleitando el paladar de sus clientes con el jugo abundante y exquisito de los cítricos valencianos más naturales. Y, por supuesto, los valencianos seguirán recibiendo el cariño y generosidad de guadalajareños como Rául Bermejo que, una vez más, demuestran que en los pequeños gestos se conoce la grandeza de las personas.